domingo, 30 de marzo de 2008

REPORTAJE A GUILLERMO ROJAS, ORGANIZADOR DE LA RED PATRIOTICA ARGENTINA (1era. PARTE)


Guillermo Rojas es un periodista y escritor nacionalista. Es autor del conocido libro “Años de Terror y Pólvora, el proyecto cubano en Argentina” y de “30.000 Desaparecidos, Realidad, Mito y Dogma” ambos referentes al episodio de guerra revolucionaria acaecido en nuestro país, y a sus consecuencias que se extienden, en un ejercicio de total tergiversación histórica, hasta el presente. Su ultima obra “De Patagones a Cromagnón. Progresismo y sub cultura rock”, a propósito de los conocidos y luctuosos hechos de diciembre de 2004, analiza el fenómeno del rock como un derivado del progresismo, desnudando los orígenes comunes de ambos y la instrumentación que se hace hoy en día de dicho fenómeno, empleándolo para anular a la juventud e introducirla en la masificación global generalmente como fácil clientela de la trata de narcóticos y de una falsa contestación social.

Actualmente, es columnista permanente del mensuario “Patria Argentina”, y dirigió hasta hace poco tiempo el periódico nacionalista de La Plata llamado “El Objetivo, rescatar la Patria”. En base a ese medio de prensa junto con un núcleo de militantes de distintas partes del país ensambló la Red Patriótica Argentina, colectivo de grupos cuya finalidad es principalmente predicar el mensaje nacionalista a quienes no lo conocen, en lo posible unificar al nacionalismo y al mismo tiempo convertirlo en una opción de poder alternativo a este sistema vigente que desde hace más de siglo y medio oprime de mil maneras a la Argentina y a su pueblo.


Agrupación Patriótica AURORA (A.P.A.): Guillermo, ¿podría comentarnos un poco su historia personal?

Guillermo Rojas (G.R.): Nací en Buenos Aires, pocos años después de promediar el siglo XX, fui el primer hijo de una familia donde mi padre era militar y mi madre maestra primaria, digamos “un clásico” de la época. Me eduqué entre escuelas públicas, algunas de ellas de frontera, y colegios religiosos católicos. Lo mismo que mi hermana tres años menor que yo. En mi familia regían principios muy arraigados de defensa de la religión, las tradiciones, la familia, la autoridad y la Patria. Pero a este marco lo acompañaba una absoluta libertad con respecto a las ideas que se barajaban para defender estos principios rectores. Al mismo tiempo se vivían esas ideas con alegría, no exenta de sentido del humor. La amargura y el pesimismo no eran cosas nuestras.

Dios, Patria y Familia fueron los principios que mamé en la cuna, los que mis abuelos legaron a mis papás y ellos a mí y a mi hermana y en esos principios voy a continuar hasta el final de mi vida, Dios mediante con la misma alegría que me los inculcaron.


Como se imaginarán, por la carrera de mi padre estuvimos en distintos lugares del país, tocándonos vivir diferentes vicisitudes históricas y políticas de una época convulsa. Hacia mediados de la década de los 70 nos establecimos definitivamente en Buenos Aires, donde estudié la carrera de abogado y donde actualmente trabajo como consultor y asesor empresario. Aquí formé una familia. Tengo tres hijos que cursan hoy la universidad.

Es destacable que pertenezco a una generación identificada por la historia del sistema como la generación de “los desaparecidos”. Una generación, que, a contrapelo de esa historia oficial, se dedicó a trabajar y a estudiar, a sacrificarse y “pelar el lomo” esquivando los bombazos marxistas y tratando de sobrevivir al desastre económico y político demoliberal. Esa fue la divisa de mi generación, el sacrificio, en una época por demás peligrosa y confusa. Solo un grupúsculo insignificante de inadaptados, delincuentes y asesinos se abocaron a la guerrilla y la violencia ideológica castrista y hoy son mostrados como “referentes”, como “lo mejor de toda una generación”. La historia políticamente correcta es un canto al fracaso, el crimen y la muerte: eso es “lo mejor” para ella. Es indignante la basura que se enseña hoy como historia de lo que fue “mi” generación. Es bueno empezar a reivindicarla desde la verdad, no desde la chatarra ideológica disfrazada de memoria colectiva.

Tengo que decir que fui bendecido por Dios al haber nacido en la familia donde nací y me eduqué. Cuando veo hoy las familias destruidas, convertidas desde el Estado mismo en engendros contranatura y a la juventud entregada a la degradación espiritual, moral y física, a la droga, al alcohol, a la estupidización que esparce por el orbe entero la propaganda imperialista y la cultura demencial del progresismo, me doy cuenta de la tremenda responsabilidad que tengo por el legado que recibí y debo transmitir. La bendición mencionada implica esa responsabilidad.


A.P.A.: ¿Desde cuándo milita Ud. en el nacionalismo y qué figuras del mismo lo han influenciado más, tanto del pasado como de la actualidad?

G.R.: Podemos decir que en realidad el primer encuentro que tuve con la Patria fue en mi infancia en el sur. Los actos patrióticos, por ejemplo, allí revestían una solemnidad especial, la atmósfera diáfana, el frío, a veces el paisaje solitario o desolado, la cercanía y el contacto con la tierra, hacían sentir más cerca de aquello que representaba la bandera que se estaba izando.

A los 6 o 7 años ya leía trabajosamente libros de la biblioteca de mi abuelo paterno. Libros que hablaban justamente de gauchos e indios de la Argentina vieja. El Martín Fierro casi lo aprendí de memoria, esto me derivó finalmente al personaje que podríamos llamar el Primer Gaucho Argentino, Don Juan Manuel de Rosas. La admiración por él fue grande, tanto que me dura idéntica hasta hoy. Aun guardo en mi biblioteca casi desintegrado el libro de Gálvez sobre la vida del prócer, que leía y releía una y otra vez. Con estas cosas fui haciendo carne el hábito de la lectura que con tanto afán me inculcara mi madre y al mismo tiempo ejercitando el espíritu de indagar en los hechos históricos y políticos, aun sin comprenderlos con precisión. Pensaba que si Rosas, un gigante, había amado y defendido estas tierras, no podíamos hacer otra cosa que imitarlo. Un día no sé cómo, alguien me llevó a una charla de las que daba el P. Julio Meinvielle. Para esa época tenía ya 14 años y a pesar que sentía una atracción visceral hacia la política, había miles de cosas que no comprendía o entendía mal, por mi extrema juventud y falta de formación. Recuerdo que después de ir a un par de conferencias comencé a leer sus libros. Me decía: “este cura dice lo mismo que yo pienso y no puedo expresar”: que podía expresar yo con precisión a los 14 o 15 años...

Así continué leyendo y formándome siempre siguiendo la línea del nacionalismo clásico, el P. Castellani influyó mucho en mí, sobretodo por su forma alegre y desenfadada de escribir, su humor para decir hasta las cosas más profundas e importantes. También influyeron en mi forma de ver la historia los clásicos del revisionismo, así como la crítica al liberalismo y al colonialismo económico vigente, realizada por los Irazusta o por Scalabrini Ortiz.

Lógicamente marcó en forma definitiva mi adhesión al nacionalismo, la figura universal y legendaria de José Antonio Primo de Rivera, de su forma de ver la política, de la dimensión social que le daba al nacionalismo, de su idea de una nación como unidad de destino, de una Patria para todos y especialmente su entrega heroica a los designios que para él, había reservado la Providencia Divina. Es el arquetipo del patriota que da todo, hasta la vida misma sin pedir nada. Es el arquetipo del héroe joven y su ejemplo es imperecedero. Pero no solo me influenció ese personaje sin par, sino también el de la verdadera pléyade que le acompañó en la Falange, sin duda lo mejor de la España de entonces.

Volviendo a lo nuestro les diré que a partir de 1973 fui asiduo lector de la revista Cabildo. Una publicación sin duda extraordinaria no solo dentro del nacionalismo, sino en lo que hace al periodismo argentino en general, a pesar que sobre ella pesaba un espeso silencio. De esa forma me fui familiarizando más con un nacionalismo militante justamente en momentos graves para la Patria como lo fueron los años de la guerra revolucionaria. Compartía especialmente con esa revista la idea de combatir hasta su definitiva derrota al castrismo, tanto en el plano militar como cultural (esto último justamente, lo que los militares no hicieron por su adscripción al liberalismo), así como después apoyé las criticas y el repudio a la entrega de nuestra Patria al Imperialismo Internacional del Dinero (que dura incólume hasta hoy) iniciada por el gobierno del Proceso mediante la gestión Videla-Martínez de Hoz y las que le siguieron en dicha crapulosa actividad hasta el presente. Cabildo, en aquella época, en medio de dificultades y clausuras, era una voz solitaria que defendía el interés nacional de manera inclaudicable.

Justamente por esa prédica a fines de la década de los 70 principios del 80 comencé a militar en el Movimiento Nacionalista de Restauración.

La inolvidable gesta malvinera sería la oportunidad de afianzar mis convicciones y al mismo tiempo de confirmar quién era nuestro real enemigo. Quedaba plasmada en los hechos la identidad del mismo. Como también algo que jamás pude apartar de mi mente: la idea de que el sistema impuesto en Argentina después del Proceso, y gracias en parte al mismo, la dichosa democracia eficiente, moderna y estable, era hija de la derrota del 14 de junio, como ya lo han sostenido personas mucho más doctas que yo. Variados argumentos han confirmado en sus peores extremos este acierto. El régimen nacido en octubre de 1983 salió de las sentinas de la task force, ese enemigo mortal de nuestra Patria. La destrucción que ha causado habla por sí sola.

Finalizada en la segunda mitad de los 80 la experiencia del MN de R, un tanto desilusionado y en medio de variados problemas personales, me refugié en la vida privada y me dediqué a preparar durante la década de los 90 mis dos primeros libros.


A.P.A.: ¿Por qué se crea la Red Patriótica Argentina que Ud. dirige?

G.R.: Primeramente quiero decirle que la Red Patriótica Argentina no es dirigida por mí. Tiene una mesa nacional provisoria integrada por los dirigentes de las distintas agrupaciones que la componen y yo realizo tareas de coordinación simplemente, hasta que un congreso que tenemos planificado hacer este año designe autoridades definitivas.

Para contestar su pregunta de fondo, la misma nace como una necesidad de tratar de aglutinar, de unir a los diferentes grupos nacionalistas y a los militantes dispersos y desmovilizados, bajo una serie de principios comunes, principios que a todos los nacionalistas les son conocidos y en los que están plenamente de acuerdo. Existe un anhelo real de llevar al nacionalismo nuevamente a ganar la calle. De renovar su mensaje y fundamentalmente de ganar nuevos adherentes. Eso sólo se logra difundiendo sus principios y teniendo una organización donde esos nuevos nacionalistas puedan formarse acabadamente y militar a favor de la Argentina. Una organización donde se formen cuadros que serán justamente en el futuro la generación de recambio que el nacionalismo necesita. El nacionalismo necesita tener una política de poder, construir su propio poder y al mismo tiempo mostrar mediante propuestas serias y creíbles para la gente en general, que puede ser una opción de recambio a este régimen corrompido. Para esa tarea debe poder reunir un número crítico de gente tanto para la etapa agonal de la política, para la lucha tal como se plantea actualmente, como para después, en caso de tener éxito, para la etapa arquitectónica, para gobernar.

Debemos continuar con esta empresa contra viento y marea. La idea de continuidad es muy importante, pues dentro del nacionalismo se han armado y desarmado grupos con demasiada frecuencia, lo cual no inspira confianza en la gente y abre paso a la desmoralización de los militantes.


A.P.A.: Justamente, es notable la desmoralización de muchos camaradas. ¿A qué creé que se debe eso?

G.R.: Me adelanto a decirles que esto no es más que una opinión mía, puede haber otras mejores y más certeras, tampoco quiero que se tome esto como una crítica que ofenda la susceptibilidad de nadie. Es sólo una apreciación personal que surge de una observación. Nada más.

Creo que la primera y principal causa es justamente de orden externo al nacionalismo y está dada por la enorme difusión que ha tenido, especialmente después de la caída del muro de Berlín y el fin de la bipolaridad, la ideología del mundialismo, que proclama el fin de las nacionalidades y el denominado mundo uno bajo la férula de la ONU para algunos como el supragobierno o de una sola potencia hegemónica como gendarme global, para otros. Lógicamente la forma política que propone este mundialismo es la democracia de masas a escala global como forma política, el capitalismo liberal rapiñero conducido por el Poder Internacional del Dinero con sus bancos y multinacionales, como forma económica, y el izquierdismo aguachento, amoral, demagógico y permisivista llamado progresismo como molde cultural. Debemos tener en cuenta que esto se nos impone a nosotros antes de la caída del comunismo, justamente como medicina para evitar otro episodio como el de Malvinas, pero se reafirma aun más y a escala planetaria, después de 1989. Esta tendencia, presentada por los medios de comunicación como algo imparable que signará a la humanidad en el futuro, dotado a su vez de enormes medios tecnológicos, la ausencia de una oposición a ese enemigo, que no sean más que variantes del mismo, el discurso de la jerarquía de la Iglesia, en infinidad de casos, favorable a ese estado de cosas y la exhibición de la violencia brutal de la maquinaria militar que apoya al mismo y disciplina a las naciones díscolas a fuerza de matanzas terribles, presentadas como nobles y necesarias “cruzadas”, produce la sensación de derrotismo, de que nada se puede hacer contra tan terrible poder o impele a una suerte de mesianismo del fracaso: “está todo perdido pero debemos militar y hacer igual”. Lo que tampoco impulsa a la lucha y el compromiso. Con referencia a esta frase que se menciona frecuentemente en nuestro ambiente, debo puntualizar que ignoro cuándo será el fin del mundo pero lo que si sé, porque así lo enseña la Iglesia, es que puede retrasarse ese final si se reza y se hace el bien y una forma de hacer el bien es combatir políticamente por el bien común, por la Patria.

Si a lo reseñado unimos la propaganda judía y sionista permanente contra el nacionalismo, tendremos un cóctel perfecto para la desmoralización y la deserción.

Otra cuestión está dada por lo interno del movimiento nacionalista en sí, aquí en Argentina, y su derrotero histórico desde hace medio siglo. A partir del surgimiento y caída del primer peronismo, el nacionalismo se vio dividido entre quienes seguían una corriente pro justicialista y quienes se inclinaron, desde una vertiente estrechamente ligada a la Iglesia, en influir políticamente entre los militares, entre los cuadros de las FF.AA., siendo en aquellos momentos éstos un importante factor de poder.

Hoy, a tenor de lo ocurrido, debemos reconocer que ambas modalidades fueron equivocadas.

Los primeros terminaron nadando en las nauseabundas aguas partidocráticas, como muchos personajes que conocemos, presentes en este gobierno y otros anteriores, de similar calaña. Desgraciadamente en dicho derrotero han arrastrado a gente que podría haber sido útil a un nacionalismo renovado. Algunos utilizaron al nacionalismo como coto de caza de militantes para después llevarlos al peronismo.

La desaparición de los militares como factor de poder, su tendencia oficialmente liberal, su actual existencia meramente formal y su adscripción institucional a la Doctrina de los Derechos Humanos, marca también la debacle de la segunda vertiente, con el agravante para ella, que la gran mayoría de la jerarquía de la Iglesia repudia de la forma más radical al nacionalismo y se alinea, como surge del último compendio de Doctrina Social de la Iglesia, al mundialismo, la globalización, o en puntuales casos con el progresismo pro marxista conocido como liberacionismo.

Desgraciadamente, este derrotero que termina en la adscripción al Sistema de unos, y la práctica desaparición o aislamiento de los otros, ha tenido como corolario que los nacionalistas no nos organizáramos políticamente, perdiendo tiempo valiosísimo. Pues la critica que los grandes autores nacionalistas hacían al Régimen, en ciertos casos francamente proféticas, y las consecuentes soluciones que proponían, hoy se ven corroboradas en los hechos las primeras, y no capitalizadas en nuestro favor las segundas justamente por la falta de un elemento como es la organización.

Por ello recalcamos el tema de organizarnos, de formar algo absolutamente nuestro que nos identifique claramente. Nacionalista puede ser cualquier argentino de buena voluntad esclarecido sobre la razón de nuestro combate y sobre la identidad del enemigo a batir, que ame a la Patria, a su familia, que siga el orden natural y las iniciativas de sentido común, repudie las patrañas en que se basa este Régimen, que reconozca que el alma de nuestra Nación es católica y defienda la impronta cristiana marcada en su cultura. El nacionalismo es para todos los argentinos de bien y debe ser, como dice un camarada: “una Iglesia de puertas abiertas”.

Debemos terminar con la imagen que ha forjado el Régimen del nacionalista tipo, como un sujeto peinado con gomina como en la década de los 30, un energúmeno, un disfrazado de Hitler, o la de un miembro de alguna pandilla que desfoga su frustración contra inmigrantes o que se dedica a patear la basura que produce el Sistema con varios litros de “birra” en el cuerpo. Esa es la imagen que ha forjado el sionismo y que sirve a los sionistas, la caricatura bizarra del nacionalismo. ¿Díganme si esa eterna marginalización y ridiculización que esparce la prensa establecida y es sobreactuada en muchos casos por los mismos que se dicen nacionalistas, unido a lo ya mencionado anteriormente, no sume en la desesperanza y la desmoralización a los camaradas y espanta a potenciales adherentes o militantes, que honesta y racionalmente tienen la idea de defender a la Argentina?


A.P.A.: ¿Qué hace falta para que exista una genuina cohesión de los militantes que hoy por hoy están dispersos o actuando aisladamente en el territorio nacional?

G.R.: Tendría que decir que lo que se necesita primeramente es claridad de objetivos, una finalidad palpable y posible, clara y adecuadamente explicitada. Un mensaje y un curso de acción acorde al momento en que se vive y a los problemas y peligros que la Patria enfrenta hoy y la existencia de una política detrás como para llevarla a la práctica. La imagen, como decía, de una organización que se prolonga en el tiempo y que esta sólidamente fundada para servir a la Argentina. No la de algo que se hace por impulso de las circunstancias, improvisadamente para satisfacer cuestiones meramente circunstanciales o necesidades sectoriales o personales. Justamente mediante la organización pretendemos superar personalismos y aspiramos a que la misma se prolongue en el tiempo, más allá de naturales contingencias biológicas humanas.

En segundo lugar y existiendo esto, hace falta la predisposición de los militantes de salir de la desidia o de las conductas burguesas o anárquicas para ganar nuevamente la calle. La calle es un importante sitio simbólico que desde hace décadas está en manos del enemigo. Uno puede difundir sus ideales hoy en día mas fácilmente – en especial por la existencia de Internet- pero no se puede militar por ese medio. Hay que ocupar espacios en la calle, ganarle la calle al enemigo, o en principio, tener importante presencia en la misma.

Hablo de predisposición de los militantes por que muchos, tal vez influidos por el ambiente o por las modas vigentes no se avienen a militar orgánicamente respetando una autoridad que los dirija. Así que la deserción puede verse desde distintos puntos, uno de ellos es el de la conducta individual y personal, la disciplina propia de cada camarada, la forma que en él ha influido la cultura del sistema en lo que hace a la destrucción de la autoridad. Son muchos años de martillazos del Régimen para pensar que haya gente que no ha sido tocada por ello.

Nada se va a lograr si actuamos como franco tiradores, muchas veces bajo consignas absolutamente inadecuadas que nos exponen a las réplicas del enemigo u otras veces inorgánicamente, realizando reclamos o protestas contra los efectos que produce el Régimen desentendiéndonos de las causas o divorciados de un contexto estratégico adecuadamente antisistémico.

Además se debe tener en cuenta que para evitar la desmoralización y el descreimiento de la militancia, la organización debe hacer lo que dice. No debe haber en ningún caso un divorcio entre el discurso y los hechos. Lo contrario desacredita, siembra la desconfianza y la zozobra. Da una pésima imagen de falta de seriedad hacia adentro y hacia fuera. Esa es la mejor forma de combatir el desánimo, dando el ejemplo. Lo contrario es hacer lo mismo que hace cualquier banda partidocrática del Régimen.


A.P.A.: ¿Cuales han sido los mayores logros de la Red Patriótica Argentina y cuales son los planes para el futuro?

G.R.: Creo que uno de los mayores logros, a pesar de ser algo que aun se encuentra en pañales, ha sido hilvanar las voluntades de un grupo de gente que tiene la intención de formar un movimiento nacionalista coherente, renovado en su mensaje y orientado a dar a conocer masivamente ese mensaje que con el correr del tiempo impregnó a diversas expresiones de la política local, pero que no pudo llevarse a la práctica integralmente más que nada por falencias organizativas y disensos internos en algunos casos francamente increíbles.

Gente que desea sacar a nuestra Patria de la postración en que se encuentra y en el estado de servidumbre hacia los poderes mundiales en la que vive inmersa. Gente que desea servir al bien común desinteresadamente terminando con el engaño y la explotación en que este sistema venal ha llevado a la Argentina y a los argentinos. El mayor logro en sí mismo es el consenso, la confluencia de voluntades. La concordancia con todo lo que esta palabra significa etimológicamente. Especialmente se manifiesta esto ultimo en la voluntad unívoca de extender el nacionalismo entre los compatriotas que no lo conocen y especialmente entre los jóvenes y los sectores más castigados por la pobreza (más aún que en la unificación de todos los nacionalistas), retomando un sesgo social que el nacionalismo tanto aquí como universalmente siempre tuvo.

Los planes con vistas al futuro son variados especialmente se va a poner énfasis en la capacitación política de los cuadros y en seguir creciendo. Hay más de 300 municipios en el país y nuestro objetivo es que cada uno sea un nudo de la Red, que en cada uno de ellos haya presencia de nacionalistas trabajando por el bien común de los argentinos, trabajando y militando por la Patria.

Por eso nuestro énfasis en tener base municipal, por que el municipio es el primer escalón entre el ciudadano y sus representantes reales. Es el lugar donde más puramente se da esa representación y esa inmediatez que hace a la representación real. Justamente por eso la partidocracia ha pervertido de mil maneras al municipio hasta hacerlo un sinónimo de corrupción, de coimas y venalidad. La representación real es enemiga de la partidocracia que se basa en el anonimato y el desconocimiento y la conveniente (para ellos) distancia entre representado y representante. De allí la necesidad de crecer municipio a municipio.


A.P.A.: La Red Patriótica está presente en diferentes provincias del país y distintas localidades ¿Cómo se puede coordinar, por ejemplo, una acción militante en común con connacionales de la provincia de La Pampa con otros de Formosa, a su entender?

G.R.: Primeramente, y esa es la particularidad de nuestro movimiento, partimos de la base de la centralización estratégica y la descentralización táctica, forma esta de ejercer un sano federalismo.

Los principios generales son comunes a todos pero la forma de llevarlos a la práctica será diferente en cada lugar. Cada uno conoce su pueblo, su municipio o su provincia como para determinar que formas son las más adecuadas de llevar adelante los postulados del nacionalismo.

En cuanto a la coordinación de las acciones militantes, en tanto sean necesarias, con los métodos de comunicación existentes hoy en día no es nada difícil implementar esa coordinación.


A.P.A.: ¿Qué vislumbra para la Argentina de la administración de Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner? ¿Cómo se debe situar en su opinión, el movimiento nacionalista argentino ante un gobierno que, por un lado, no rompe con la plutocracia liberal mundial y, por el otro, posee fuertes vínculos con Hugo Chávez Frías, el indigenismo socialista de un Evo Morales y con remanentes de la subversión setentista?

G.R.: Para ser claro no vislumbro nada distinto de lo que ya se vio desde 1983 en adelante. Este sistema que padecemos es la culminación de más de 150 años de entrega. La mujer de Kirchner o su marido, Menem o Alfonsín son la misma cosa. Vislumbro sí, mas de lo mismo, más progresismo desquiciante, más capitalismo de rapiña, más pleitesía al sionismo, más corrupción de las conductas como de las ideas, mayor delincuencia, más embrutecimiento de la población, nuevas y ampliadas villas miserias. Más narcotráfico y degradación de la juventud en base a basura cultural, vehiculizada por la payasería mediático- farandulezca, más explotación de la gente y sangría de nuestros recursos en base al pago de la Deuda Externa, más fraude democrático y demagogia, más lavaje de cerebro con el tema de los desaparecidos, a pesar que sólo a los idiotas o a los que usufructúan económicamente de ello, lucradores de la necrofilia (Madres, Abuelas, Hijos, CELS, medios de comunicación, etc.) les preocupa la llamada temática de los Derechos Humanos, que ha “salvado”, dicho sea de paso, a muchos inútiles para todo servicio. Hasta la grotesca gorda Bonafini, no conforme con lo que se chorea del Estado, hace negocitos con el sumo cajero De Vido asesorada por Miceli, la dama de la “bolsita”.

Por lo demás el día que explote la burbuja de la soja vamos a estar “igual que cuando vinimos de España” porque este sistema es la perpetuación de una situación de dependencia y no ha tocado en lo mas mínimo los resortes que sostienen esa dependencia, pese a la fraseología zurda de estos Montoneros que seguro estudiaron marxismo de un resumen “Lerú” extractando de allí lo más importante. Porque esa dependencia es entre otras cosas la que facilita los negocios de la corrupción desaforada y el enriquecimiento de las bandas partidocráticas que periódicamente asaltan el Estado.

Continuando con su pregunta, la verdad carecen de importancia esas alianzas internacionales que tienen los que detentan el poder aquí. Las empresas multinacionales que operan en Venezuela y los Bancos son las mismas que operan en Argentina o en la bolsa de gatos que es Bolivia y ellos son los detentadores del poder real. Las FARC son un cartel de la droga disfrazado de guerrillero. Si Chávez las apoya es únicamente por que querrá quedarse con el negocio, con la clientela cautiva que representan los millones de adictos especialmente en las putrefactas sociedades de los países centrales. La Guerra Fría terminó hace dos décadas. Seguir hablando del “enemigo comunista” es vivir en el túnel del tiempo, hay que sacudir las telarañas mentales y actualizarse sobre el contexto estratégico real estudiándolo en detalle, para vislumbra hacia donde “saltara la liebre”. Por que en definitiva y periódicamente el régimen entra en crisis y conociendo que esto ocurre podemos actuar en consecuencia.

Para eso debemos estar preparados y organizados. La respuesta nacionalista al sistema debe ser la organización, para ser opción de recambio, la alternativa política a este desastre a este sistema hediondo que hoy encabeza la mujer de Kirchner pero que da igual quien lo conduzca. Debemos construir otro Estado que trabaje en beneficio de la Nación no como este que funciona en contra. Francamente no creo en nada que de este régimen provenga. Me repugnan profundamente él y sus personeros tanto nacionales como internacionales.

jueves, 20 de marzo de 2008

CELEBRACIONES Y COSTUMBRES DE LA SEMANA SANTA DE ANTAÑO


La celebración de Semana Santa en mucho ha cambiado desde los tiempos de la colonia al presente. Mientras que en aquella etapa era tomada en su sana y genuina esencia como la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, hoy, en cambio, es interpretada como "un momento para descansar o tomarse vacaciones" en algún sitio tranquilo y lejos del ruido urbano.

También contribuyó -y contribuye- el histórico ensañamiento contra la Iglesia Católica por parte de sus enemigos declarados, tales como la doctrina masónica y, desde luego, el ateísmo hábilmente maniobrado por las usinas que responden a los elementos más recalcitrantes y fanatizados del autoproclamado pueblo elegido.

Pero como todo esto lo venimos comentando en diferentes posteos y noticias que enviamos a través de nuestra casilla de correos, ahora queremos que usted, lector, conozca que en tiempos lejanos de nuestra Patria, la devoción por el catolicismo fue grandiosa, y aún mayor se proyectó ante cada nueva llegada de Semana Santa, según lo consignaron relatos de viajeros y crónicas de aquel entonces. Dice así:


LO QUE VIO "UN INGLES"

Un curioso testimonio lo brinda un desconocido viajero inglés que anduvo por Buenos Aires entre 1820 y 1825, de cuya vivencia escribió un libro titulado "Cinco Años en Buenos Aires". Respecto del Jueves Santo decía que "una muchedumbre de personas de ambos sexos se amontona en las puertas, especialmente en la catedral obstruyendo la entrada. Están arrodilladas -prosigue el curioso visitante- y rezan el rosario en profundo recogimiento". Hacia 1821, y para la misma fecha sagrada, refiere haber visto imágenes y otros objetos religiosos en las esquinas de las calles principales, lo mismo que prisioneros engrillados pidiendo limosna. Otro tanto ocurría con la exposición pública de estatuas con la figura de la Vírgen, de Jesús y de cruces.

Tres años más tarde, anotará el autor de "Cinco Años en Buenos Aires" lo que sucedía en otro Jueves Santo criollo: “En 1824 cerca de la iglesia de San Juan, vi un hermosa estatuita de la virgen, y envidié los besos que recibía de las encantadoras muchachas. Esa noche los componentes de la Banda Militar lucían sus uniformes de gala y los tambores estaban de luto. Atravesaron la Plaza y las calles con paso solemne, tocando una música más melancólica que la marcha de la muerte de ‘Saúl’…”.


DOS O TRES MATES, PERO BIEN CEBADOS…

El ayuno era respetado. Un cronista, Juan Cruz Ocampo, dejaba entrever que hacia las décadas de 1870 y 1880 el ayuno del Jueves y Viernes Santo era cumplido con total rigor. Afirma Ocampo que la mayoría de las señoras pasaban el ayuno “con dos o tres mates, pero bien cebados, única compensación a lo exiguo del alimento”. Otro cronista de la misma época fue Carlos Alberto Carranza, quien afirmaba que ni el Jueves ni el Viernes Santo se carneaba animal alguno, añadiendo que algunos fieles exageraban la abstinencia puesto que no comían carne desde el lunes de Semana Santa, y, que en cuanto al pescado, era relativamente permitido, debiendo conformarse con legumbres, en especial porotos y garbanzos, pero eso sí, “nada de vino”.

El acostumbramiento de regalar huevos de pascua el Domingo de Cuasimodo parece que ya entonces se practicaba, comenta el propio Carranza. Éstos consistían “en huevos comunes, pero pintados de diversos colores y, a veces, con simbolitos religiosos”, advierte.


UN RELATO DE CUARESMA EN TIEMPOS DEL RESTAURADOR DE LAS LEYES

El comerciante inglés William Mac Cann escribió en 1853 un libro titulado “Viaje a Caballo por las Provincias Argentinas” en donde dejó sentadas sus experiencias cuando el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas. Muy presumiblemente este comerciante inglés haya permanecido en el país hasta después de la injustísima Batalla de Caseros, en febrero de 1852. Mac Cann relata su experiencia personal al momento de ingresar al templo de la Merced, en Buenos Aires, en la última semana de Cuaresma:

“Entré al templo y me fue dado contemplar tres imágenes, casi de tamaño natural, colocadas sobre sendas plataformas y cubiertas por baldaquines adornados con oropeles y flores artificiales. Una de las imágenes, la más próxima a la puerta, representaba a la Virgen, vestida de blanco, teniendo en una de sus manos un cáliz y en la otra un libro. En el centro de la nave veíase la imagen de Cristo azotado, y cerca del altar se levantaba la figura de una Santa. A ambos lados de la nave estaban muchas mujeres –pobres en su mayoría- sentadas o arrodilladas sobre trozos de alfombras; unas tenían en las manos libros de oraciones, otras rosarios, y todas denotaban una gran devoción. La imagen que atraía la mayor atención era la del Cristo”. Y prosigue en su relato el comerciante inglés: “Un buen número de monjes, religiosas, novicias y monaguillos, andaban de aquí para allá, muy atareados. De una puerta, junto a un altar, salieron unos cuantos músicos, con violines y otros instrumentos; les seguían varios monjes y otros eclesiásticos revestidos de ricos ornamentos. Algunas personas del público levantaron las imágenes en hombros, rompieron a tocar los violines y la procesión avanzó hacia la puerta del oeste. Al salir a la calle, se le unió una guardia de honor y todo el conjunto se puso en marcha con dos bandas de música que tocaban alternativamente. Rodeaban las imágenes hombres y niños provistos de velas encendidas y faroles suspendidos de largas pértigas”. Este fantástico relato concluye con la siguiente vivencia: “Por momentos, la música cesaba y cantaban los monjes con voces muy altas pero armoniosas. Dos o más monaguillos, llevando, cada uno, un crucifijo, recibían las ofrendas de los fieles. Estas consistían, principalmente, en monedas de cobre de escaso valor. Como empezaron a caer algunas gotas, amenazando lluvia, la procesión no cumplió ese día todo su recorrido y volvió a la iglesia”.

Afirma en un trabajo el escritor Félix Luna lo que sigue: “La Semana Santa era observada antes con gran recogimiento, devoción y ayuno o abstinencia. Hoy, en cambio, para mucha gente no constituye sino la oportunidad para salir de holgorio o pasar unos días de descanso en lugares de turismo”. Una lastimosa gran verdad, desde luego.

lunes, 10 de marzo de 2008

UN EPISODIO DE ENTEREZA RECORDANDO EL DIA DE LA MUJER


Nadie puede desdeñar lo que es la mujer para la humanidad, la importancia que tiene. De ellas -las mujeres- venimos, de ellas necesitamos, con ellas soñamos los hombres en conformar una familia, en jurarnos amor eterno ante Dios.

Parece mentira pero cuestiones geopolíticas han tratado en estos últimos tiempos de "reinventar" el sublime papel de la mujer en el mundo, hasta convertirla, según vemos, en meros objetos para dar rienda suelta a la perversión de los hombres y, en el caso de las propias mujeres, para desacreditarlas y humillarlas muy bajamente.

Las virtudes que una mujer puede tener son misteriosas y atrayentes. Compañera, madre, amiga, soldadera, paisana, confidente, nunca deben merecer el terrible destino que la hora actual les tocó en suerte donde, volvemos a decirlo, se las utiliza como 'objetos sexuales' indignos de su extraordinaria belleza, condición y rol social.

¿Cómo ilustrar a la mujer argentina en un simple posteo informático? La elección fue arbitraria porque, hay que reconocerlo en su justa medida, existen en la Patria numerosos ejemplos de mujeres argentinas que merecen ser mencionadas por valientes, por altruistas, por brillantes.

Lo que sigue, pues, fue extraído de la publicación "Todo es Historia" Nº23 de Marzo de 1969, y resalta la sublime entereza de doña Victoria Romero de Peñaloza, esposa del caudillo federal Ángel Vicente "chacho" Peñaloza:

"Yo he visto descuartizar el cadáver de mi marido..."


El ensañamiento con el cadáver del general Ángel Vicente Peñaloza es uno de los episodios más penosos y reprobables de la historia argentina, tanto como matar al caudillo entregado e indefenso. La comisión que fue a pactar la paz con "El Chacho" reconoció el patriotismo de éste, entendiendo, luego de años de persecución, que era "el único elemento de orden" que existía en La Rioja, y que no solamente no había que echarlo, sino "pedirle por favor que no se vaya", todo lo cual ha documentado en un interesante estudio Isaac Castro.


Verdaderamente terrible, por el directo testimonio que implica y por la humillación que se ve pretendió imponerse a la esposa del Chacho, es la carta que la misma dirigió a Urquiza, que alude a las estremecedoras circunstancias en que el caudillo fue muerto, decapitado, cortadas sus orejas y descuartizado, con bárbara crueldad.

Dice la carta de Victoria Romero, mujer de Peñaloza:

“Rioja, Agosto 12 de 1864

Excmo. Capitán General D. Justo José de Urquiza

De mi singular respeto:

Confiado en su reconocida prudencia, y carácter benévolo, me tomo la libertad de recomendar a la atención de V.E. con la esperanza de que aliviará en algún tanto mis padecimientos en que la desgracia de la suerte me ha colocado, con la dolorosa pérdida de mi marido desgraciado, que la intriga, el perjurio y la traición, ha hecho que desaparezca del modo más afrentoso, y sin piedad, dándole una muerte a usanza de turco, de hombres sin civilización, sin religión; para castigo la muerte, era lo bastante, pero no despedazar a un hombre como lo hace un león; el pulso tiembla, señor general: haber presenciado y visto por mis propios ojos descuartizar a mi marido dejando en la orfandad a mi familia, y a mí en la última miseria, siendo yo la befa y ludibrio de los que antes recibieron de mi marido y de mí, todas las consideraciones y servicios que estaban a nuestros alcances. Me han quitado derechos de estancia, hacienda, menaje y todo cuanto hemos poseído; los últimos restos me quitan por perjuicios que dicen haber inferido la gente que mandaba mi marido; me exigen pruebas y documentos de haber tenido yo algo; me tomaron dos cargas de petacas por mandato del señor coronel Arredondo, donde estaban todos mis papeles, testamentos, hijuelas, donaciones y cuanto a mí me pertenecía.

Se me volvió la ropa mía de vestir, de donde resulta que no tengo como acreditar ni de los dos mil pesos que V.E. tuvo a bien donarme para mí, por hacerme gracia y buena obra, por lo que suplico a V.E. se digne informar sobre esto al juez de esta ciudad, para que a cuenta de esto me deje parte del mensaje de la casa, siquiera por esta cantidad que expreso. Lo pase bien, señor general, sea feliz y dichoso, que yo no cesaré en mis preces de encomendarlo al Supremo Ser lo conserve por dilatados años al lado de su amable familia, con salud, prosperidad y dicha.

Y no ofreciéndole otra cosa, soy de V.E. su affma. S.S. que le ofrece el más humilde acatamiento y las mejores consideraciones de aprecio y respeto.

Q. B. L. M. de V. E.

Victoria Romero de Peñaloza”.

sábado, 1 de marzo de 2008

1º DE MARZO DE 1870: FINALIZACION DE LA PERVERSA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

Monumento erigido en el lugar donde el 1º de Marzo de 1870 cae muerto en combate el presidente del Paraguay y Mariscal don Francisco Solano López.

Debieron pasar más de 80 años para que alguna de las naciones agresoras del Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870) reivindique y honre a aquél país, el cual nunca más volvió a crecer fuerte y soberano. Es que, lógicamente, los vencedores nunca querrán reconocer cómo fue que vencieron, a qué precio y bajo qué circunstancias.

Brasil, por ejemplo, jamás se disculpó por las terribles atrocidades que cometió en suelo guaraní, nunca hubo una autocrítica por los pueblos que sus tropas saquearon metódicamente, ni por el lamentable porvenir que le propinó a aquella potencia gobernada por el Mariscal don Francisco Solano López. Uruguay tampoco hizo demasiado; solamente el olvido más profundo, el que todo lo esconde porque huele a podrido.

El único país que sí evidenció una disculpa ejemplar por tanto mal ocasionado fue la República Argentina, el 16 de Agosto de 1954 cuando en viaje presidencial, el Teniente General Juan Domingo Perón se trasladó a Asunción y, en nombre de nuestra Patria, devolvió los trofeos que las tropas mitristas profanaron en la aniquilada tierra paraguaya.

En aquella jornada, Perón dijo unas elocuentes palabras donde, aparte de revalorizar a los héroes y defensores de la soberanía de aquél país, también se auguró por el afianzamiento de la unión fraternal entre Argentina y Paraguay. El discurso fue publicado íntegramente por "El Tranviario Automotor", publicación de la UTA (Unión Tranviarios Automotor), de Septiembre de 1954, Nº325. Algunos párrafos son los siguientes:

(...)

"Vengo personalmente a cumplir el sagrado mandato encomendado por el pueblo argentino, de hacer entrega de reliquias que aspiramos sellen para siempre una inquebrantable hermandad entre los pueblos y entre nuestros países.

"No podría cumplir cabalmente ese mandato sin hacer presente en esta circunstancia nuestro júbilo y nuestro agradecimiento a la Providencia, que nos permite llegar a esta tierra de soñadores y de patriotas para ofrecerle lo más sagrado que tenemos en nuestra Patria: nuestra amistad y nuestro corazón.

(...)

"Representamos a un pueblo que se llama a sí mismo justicialista. En nombre de esa Nueva Argentina, con la que soñamos y para la que forjamos todos los días nuestro destino. En nombre de esa Nueva Argentina que ha reivindicado la justicia para sí, queremos reivindicarla también para todos los hombres de la tierra, alentados por el sentido cristiano de nuestro pueblo y de nuestro pais. Y agradezco a Dios, fuente de toda razón y de toda justicia, que me ha permitido en este día, invocándolo desde lo más profundo de mi alma, llegar hasta aquí no como portador sino como un hombre que viene a rendir homenaje al Paraguay, homenaje que en estas circunstancias tengo el insigne honor de rendir en el nombre sagrado del mariscal Francisco Solano López.

"Cumple al honor, a la justicia y a la grandeza de los pueblos y de los hombres rendir homenaje a los héroes que han sabido sacrificarse por la felicidad y por la grandeza de su patria...".

Y más adelante se referirá al reloj de oro que perteneció al entonces presidente Solano López y que le fuera quitado por las tropas brasileñas en Cerro Corá el 1º de Marzo de 1870, una vez que lo ultiman. El ejército del Imperio del Brasil se lo ofreció como "premio" a la Argentina por haber invadido el Paraguay federal e industrial. Juan Domingo Perón dijo lo que sigue:

"He querido, también, traer una prenda de uso personal del mariscal para entregarla yo mismo en forma que patentice nuestra admiración por él: es su reloj de oro, que pongo en manos del Excelentísimo señor presidente, rogando a Dios que él marque horas felices al pueblo paraguayo y dé grandeza a la nación hermana".

Los brasileños nunca devolvieron el espadín de oro que también le sustrajeron al héroe guaraní en 1870.

La obra "El Paraguay de Francia el Supremo a la Guerra de la Triple Alianza" de Vivian Trías, refiere, en fantástica síntesis, cómo fue la abnegación del último séquito que siguió a Francisco Solano López hasta el holocausto:

"En estos últimos días de López el nacionalismo deja de ser un concepto político para transmutarse en una pasión íntima. López ha cortado, a hachazos, esenciales atributos de la vida: el amor filial, la amistad, la piedad, la comprensión. Todo lo ha sacrificado a un fiero e insobornable patriotismo. ¡Cuánto ha sufrido! ¡Pero qué herencia ha legado a su pueblo y a toda la América estremecida!

"Sólo le queda un ejército de ancianos y niños, y cañones fundidos con el bronce de las iglesias. Marcha hacia el norte. La patria es ahora esa caravana patética; está, reside donde pisan los paraguayos fieles, y dispuestos a combatir. Es "la residenta", que libra una batalla desesperada en Peribebuy, con cañones cargados con piedras, vidrios y arena. En otro combate, Acosta Ñú, los niños se disfrazan con barbas postizas para que el enemigo pelee...".

En Cerro Corá morirán todos, los últimos guerreros defensores de la soberanía paraguaya. El ungido Coronel Francisco "panchito" Solano López, con sólo 14 años de edad e hijo del presidente Solano López, dicen que dijo, al verse desguarnecido por adultos soldados del Brasil que le pedían rendición, "¡Un coronel paraguayo no se rinde!". Allí lo ultiman. El vicepresidente anciano del Paraguay recibe un balazo que lo desploma a pocos metros de allí. El Mariscal Francisco Solano López alcanza a gritar "¡Muero con mi Patria!". Era el fin de la última empresa federal de Hispanoamérica.