sábado, 28 de noviembre de 2009

EL PADRE JULIO MEINVIELLE Y UNA VERSION SOBRE EL PAGANISMO

Padre Julio Meinvielle

Entre los preclaros hombres que la Iglesia Católica de nuestro país tuvo, no podríamos omitir la figura del Padre Julio Meinvielle, erudito sin par y de profunda sabiduría y conocimientos tanto en el campo de la teología como en el de la política y la sociología, entre otros.

Falleció como consecuencia de un extraño accidente de tránsito en la Avenida 9 de Julio de la ciudad de Buenos Aires, en 1973, que lo mantuvo cerca de un mes internado y con su cuerpo prácticamente inutilizado. Condenó -y esto va para los reaccionarios del poder mundial- el antisemitismo y el nazismo. Respecto del primero, sostuvo en su obra "El Judío en el Misterio de la Historia" (Ediciones Theoría, 5ta. Edición, Mayo 1975, página 41) que "el antisemitismo está condenado por la Iglesia en decreto del Santo Oficio del 25 de marzo de 1928, que dice: "La Iglesia Católica ha acostumbrado siempre a rezar por el pueblo judío, que fue el depositario de las Promesas divinas hasta Jesucristo, a pesar de la ceguera de este pueblo. Más aún, lo ha hecho a causa de esta ceguera. Regla de esta misma caridad, la Silla Apostólica ha protegido a este pueblo contra injustas vejaciones, y así como reprueba todos los odios y animosidades entre los pueblos, así condena el odio contra el pueblo escogido por Dios en otro tiempo, este odio que hoy se designa de ordinario con el vocablo de antisemitismo"."

Respecto del Nacionalsocialismo, Meinvielle lo condenaba por tratarse de un régimen pagano. Enmarca al régimen de Adolfo Hitler como aquél que conserva, en sí mismo, las 5 características del Paganismo, las cuales vamos a enumerar y describir enseguida. Sacado de un opúsculo cuya lectura debiera ser de carácter obligatorio (para tratar de entender un sinfín de aspectos que no se nos enseña a nivel oficial), y que se titula "Los Tres Pueblos Bíblicos", el Padre Julio Meinvielle así se refiere al Paganismo, cuyo auge parece regresar en la hora actual del posmodernismo sinárquico, especialmente en detrimento del cristianismo y fogoneado por intereses no muy visibles en el llano:

"Dios (...) confortó al hombre con los medios necesarios para que lograse su eterna salvación. La ley de naturaleza, por la que se regían los hombres en esa primera edad del mundo, no se llamaba así por oposición a la ley sobrenatural, ya que también ella comprendía los preceptos sobrenaturales de la fe, de la esperanza y de la caridad, sino por oposición a la ley exterior o escrita. Porque en lugar de ser propuesta exteriormente, era conocida sea por el simple instinto de la naturaleza, en lo que se refiere a los preceptos del orden natural, sea por una simple inspiración divina respecto a los preceptos del orden sobrenatural. (...) Dice Santo Tomás (Suma Teológica III, q. 60, a. 5, ad. 3) los hombres no se movían a adorar a Dios por ninguna ley exterior, sino por el solo instinto interior. Y muchos fueron los justos que acomodaron su vida a esta ley de naturaleza, no sólo entre los primeros patriarcas de la humanidad sino aun también después de Abraham y de Moisés, como por ejemplo el Santo Job, que no siendo judío ni prosélito, dio grandes y extraordinarias muestras de santidad, y posiblemente muchos sean aun ahora los que por ella se rijan y se salven".

Siempre en la definición de Meinvielle, "el paganismo es la infidelidad de los hombres a esta ley de naturaleza". Hay una condena bíblica hecha al paganismo, que está expuesta en la Carta a los Romanos, donde el Apóstol San Pablo señala lo siguiente:

"I, 21, porque habiendo conocido a Dios [los paganos], no le glorificaron como a Dios; sino que ensoberbecidos devanearon en sus discursos, y quedó su insensato corazón lleno de tinieblas;

22. y mientras se jactaban de sabios, pararon en ser unos necios;

23. hasta llegar a transferir a un simulacro en imagen de hombre corruptible, y a figuras de aves, y de bestias cuadrúpedas, y de serpientes, el honor debido solamente a Dios incorruptible".


LAS 5 CARACTERISTICAS DEL PAGANISMO

De esta manera, resume el esclarecido Padre Julio Meinvielle las principales características del paganismo:

"Primer carácter: reconocimiento de Dios. El paganismo no es ateo. Reconoce a Dios y confía en su Providencia. Y a un Dios uno, gobernador del mundo distinto del mismo mundo. San Pablo en el pasaje citado insinúa claramente esta idea que ha sido confirmada científicamente por los modernos investigadores de las religiones. Lo que se llama henoteísmo (adoración de uno) no es más que esto. "El henoteísmo, dice el filósofo Hartmann, tiene su fundamento en la identidad positiva que se reconoce en la base de todas las divinidades de la naturaleza, identidad que permite honrar, en la persona de cada dios (...) la divinidad en el sentido absoluto, lo divino, Dios. (...) San Agustín escribe: "Aun antes de creer en Cristo, los paganos no han podido ignorar totalmente el nombre de aquel, que es el Dios del universo; porque el prestigio de la verdadera divinidad es tal que no puede permanecer total y plenamente escondida a una creatura razonable, usando de su razón."

Segundo carácter del paganismo: la idolatría. Dice Santo Tomás (...) que "el nombre de la idolatría se impuso para significar cualquier culto dado a las creaturas aunque se haga sin imágenes". Y como los paganos no tenían una idea clara de la trascendencia de Dios (...) vieron la divinidad en las cosas cambiantes de la creación, la fraccionaron en estas mismas cosas corruptibles y en ellas la adoraron.

Tercer carácter del paganismo: la divinización del poder. El paganismo dice San Pablo llegó a transferir a un simulacro en imagen de hombre corruptible el honor debido a Dios incorruptible. Lo divinizó todo y no podía dejar entonces de asignar caracteres divinos al Poder y sobre todo al Poder político, que es la suma de los poderes concebibles en la tierra. El paganismo no podía distinguir en la razón de todo y de parte que le cabe a todo hombre. Es un todo porque el hombre, cada hombre, aun el más infeliz y desgraciado, está ordenado directamente a Dios su fin último. Es una parte, porque para alcanzar la plenitud de todo, tiene que someterse como parte de distintas sociedades, necesarias para su perfección. El hombre es todo, es una persona, y en este sentido no puede estar totalmente sometido a ningún poder de la tierra: al contrario, los poderes de la tierra y aun la Iglesia están hechos para el hombre. El hombre es parte y debe obediencia a los poderes legítimos, cuya autoridad viene de Dios (Rom. XIII, 1-2). El paganismo debió forzosamente hacer del Poder, del Estado, un Dios. Reconoció el carácter orgánico y jerárquico del poder, pero, para divinizarlo. El poder resultaba por lo mismo, inevitablemente tiránico, porque no servía al hombre sino que se servía de los hombres.

Cuarto carácter del paganismo: la religión nacional. No conociendo el paganismo ni la trascendencia de Dios, que está por encima de todo lo creado, ni la trascendencia del hombre, que, en último término, no se ordena totalmente sino sólo a Dios, no podía darse una idea de una religión universal, una para todos, así como hay un sólo Dios, Creador y Fin de los hombres. La religión estaba particularizada como el Estado, y con él identificada. El César, o monarca, o cónsul, o tribuno, era asimismo quien regulaba la vida religiosa cuando no era el objeto mismo del culto.

Quinto carácter del paganismo: exaltación de los propios instintos y odio al extranjero. Cuando se ignora a Dios no se puede verdaderamente conocer al hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios. Y así el paganismo despreció al hombre. Despreció al hombre mientras lo exaltaba. Porque lo exaltaba en unos y lo despreciaba en otros; lo exaltaba en los de la propia sangre, ciudad o tribu, y lo despreciaba en los de otra sangre, ciudad o tribu. Lo exaltaba al glorificarlo en vergonzosos instintos. San Pablo les reprocha esto a los paganos, en su célebre Carta a los Romanos (I, 24).

24. Por lo cual Dios los abandonó a los deseos de su depravado corazón, a los vicios de la impureza; en tanto grado que depravaron ellos mismos sus propios cuerpos;

25. Ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios, dando culto, y sirviendo a las creaturas en lugar de adorar al Creador.

26. Por eso los entregó Dios a pasiones infames. Pues sus mismas mujeres, invirtieron el uso natural en el que es contrario a la naturaleza.

27. Del mismo modo también los varones, desechando el uso natural de la hembra, se abrazaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas, varones con varones y recibiendo en sí mismos la paga merecida de su obcecación.

28. Pues como no quisieron reconocer a Dios, Dios les entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas;

29. quedando atestados de toda suerte de iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad: llenos de envidia, homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos;

30. infamadores, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de vicios, desobedientes a sus padres;

31. irracionados, desgarrados, desamorados, desleales, despiadados.

32. Los cuales, en medio de haber conocido la justicia de Dios, no echaron de ver que los que hacen tales cosas, son dignos de muerte; y no sólo los que las hacen sino también los que aprueban a los que las hacen".

martes, 17 de noviembre de 2009

ENTREVISTA AL PADRE ALFREDO SAENZ, POR JUAN CRUZ CASTIÑEIRAS

El periodista y compatriota Juan Cruz Castiñeiras junto al Padre Alfredo Sáenz. Su portal es http://lahoradejuancruz.blogspot.com.

A Juan Cruz Castiñeiras lo hemos conocido hará un mes atrás, en las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas". Apenas comenzamos a charlar, percibimos que él no solamente tenía afinidad con nuestro modo y forma de pensar sino que, lo más sorprendente, se trataba de un joven periodista cuya especialidad parece ser la de hacer reportajes a distintas personalidades de la política local, lo mismo que a gente de la Iglesia, del espectáculo, de las FF.AA., del pensamiento nacional, etc., etc.

Quedamos esa misma tarde en mantener, a futuro, periódicos encuentros que, para hacer honor a la verdad, por ahora se materializaron solamente a través de Internet. El mismo Juan Cruz, conocedor de este espacio de "blog" que tenemos de la Agrupación Patriótica AURORA, nos formuló su inquietud para ver si podíamos publicar algunas de esas tantas entrevistas que realiza, principal y básicamente las que tienen como protagonistas a pensadores del campo nacional o a políticos consustanciados con el nacionalismo argentino. Le dijimos que sí, primero, porque es un hermano en la lucha, y segundo porque su aporte es valioso.

Si como popularmente se dice, que "a las palabras se las lleva el viento", nosotros decimos que no es tan así, que, al menos, las palabras pasadas al papel o a la película perduran en el tiempo, y que eso es lo que permite constatar datos, ubicar a un personaje en su justa dimensión o saber cómo el mismo pensaba o actuaba en una época determinada. Las palabras que se las lleva el viento no sirven para nada; cualquiera puede tergiversar un concepto vertido por alguien allá lejos y hace tiempo. Total, nadie va a verificar si era cierto o no. Pero la tarea de Juan Cruz Castiñeiras es, creemos nosotros, dejar para los tiempos de los tiempos las voces y los testimonios grabados a fuego de los que, con sus diferencias o matices, pretendieron hacer algo por la patria en un momento tan oscuro de nuestra historia.

De allí que publiquemos la interesante entrevista que le hizo a un hombre preclaro del catolicismo como el Padre Alfredo Sáenz. No es la primera vez que éste tiene un lugar en nuestro "blog". El 12 de junio de 2007 publicamos un resumen de una conferencia que dio en el Instituto "Juan Manuel de Rosas" el día 6 de ese mismo mes y año (http://aurora-arg.blogspot.com/2007/06/conferencia-del-padre-alfredo-saenz.html). Esperamos que sea de vuestro interés, y esperamos también publicar más entrevistas, en el porvenir, del compatriota y hermano en la lucha Juan Cruz Castiñeiras:


"Juan Cruz Castiñeiras (JCC): ¿Cómo ve la situación de la Iglesia Católica en Argentina?

Padre Alfredo Sáenz (PAS): Participa en la situación de la Iglesia en el mundo, hay en este momento, una gran campaña contra la Iglesia que se dedica a burlar los grandes valores que la Iglesia ha defendido siempre, tratando de exponer la doctrina de Cristo y eso provoca dificultades, también, no solamente para afuera de los que están en la Iglesia en el sentido que se aminora la confianza que se tiene a la institución divina y se la ve como una institución humana llena de pecados y de fallos, se sabe que la Iglesia no es pecadora en sí misma, en sí misma es una, santa, católica, apostólica en su esencia, en su doctrina, en sus santos, en sus mártires pero es pecadora en muchos de sus hombres, muchos a veces, sacerdotes y pastores son pecadores, sabemos eso hasta por los diarios.

En la época actual se insiste mucho en eso para denigrar a la Iglesia y mostrarla como una sociedad más, formada como todas las sociedades con gente inequa tal vez y eso no es así. Lo que fundó Jesucristo es santo aunque los hombres seamos pecadores, hay que tratar de hacer esa distinción.

La Iglesia sufre ese combate y aún dentro de la Iglesia también está instaurada una lucha interior porque hay ideales que son disolventes de la tradición católica, a veces de la doctrina, se ponen en cuestión muchas cosas que no se ponían anteriormente, a veces cuestiones dogmáticas, por ejemplo, hay algunos teólogos en Europa que niegan la resurrección real de Jesucristo, dicen que solamente es una imaginación o que los apóstoles tuvieron el convencimiento de que vivía pero no es que resucitó realmente, son cosas que afectan duramente a la Iglesia.

También la Iglesia está herida interiormente como ha pasado en otros siglos pero la crisis actual es muy importante.

Hay una crisis global exterior a la Iglesia y la que repercute en el interior.

JCC: ¿A que piensa que se debe la campaña en contra de la Iglesia de parte del gobierno argentino?

PAS: Es parte de una campaña mundial no es que es un gobierno suelto que obra de esta forma sino que si uno va a España ve cosas semejantes y más incisivas, no hay que entender más que lo que dice San Agustín que hay 2 ciudades, la ciudad de Dios, que es la que exalta la figura de Dios y pone al hombre en dependencia de Dios y la ciudad mundana que tiene por Rey a Satanás y que está enfrentada con Jesucristo que es el Rey de la ciudad de Dios, hay una lucha que dura todos los siglos, parte de esa lucha son los conocimientos humanos, hay gobiernos que ayudan a la Iglesia para la salvación de los hombres, hay gobiernos que se oponen y dificultan, que ponen trabas, que niegan la moral cristiana, en la realidad ha sucedido esto en distintos gobiernos, no me voy a meter más con este gobierno sino que es en general.

Es parte de un combate secular no es un invento de ahora este es un jalón de un gran combate que hace 5 siglos ha estallado en el mundo.

JCC: ¿Qué opina de la masonería?

PAS: La masonería es una sociedad claramente condenada por la Iglesia Católica, es una sociedad que no es mala por ser enemiga de la Iglesia es mala sobre todo por lo que dijo el Papa León 13 que es el que la condenó en una Encíclica muy importante, Humanum Genus, el Papa dice que es una sociedad que tiene por bandera el naturalismo, es decir, la exaltación de la naturaleza en la negación del orden sobrenatural, es decir, el hombre se salva porque usó los medios, el hombre tiene que buscar los valores humanos, el valor de la solidaridad, el valor de la tolerancia, de la comprensión y si existe un Dios, ellos hablan del Supremo Arquitecto, es un Dios remoto, lejano, que no se mete en las cosas de la tierra, de la historia, que los hace a los hombres y luego los deja obrar a su arbitrio y en algunos casos, porque dentro de la masonería hay grupos, que niegan toda la existencia de Dios.

Pero eso no es necesario en toda la masonería hay algunos sectores que son más virulentos que otros pero lo importante no es eso, es la exaltación desmedida de la naturaleza, la naturaleza es grande, es importante, pero declararla que tiene todos los medios necesarios para la salvación y redención del hombre sin tener que recurrir a nada sobre natural eso es para mí la quinta esencia de la perversión masónica.

JCC: ¿Qué significó los sacerdotes tercermundistas?

PAS: Fue un momento. No todos con mala voluntad, algunos queriendo trabajar dentro de cierta pobreza asumieron algunas ideas que no eran de la doctrina social cristiana que provenían de sectores del marxismo, de ideales marxistas, sobre todo, los iniciadores de eso, por ejemplo, el padre Gutiérrez que es un peruano que todavía vive, él fue uno de los iniciadores que escribió un libro que se llama “ Teología de la liberación” y sostenía que Marx era una de las personas que había que atender, no el único, ciertamente y quería una especie de mezcla entre el cristianismo y una visión secularizada de la historia y hasta marxista, entonces, esto provocó una fricción en la Iglesia y hubo un documento romano contra la teología de la liberación mostrando sus errores.

El tercermundismo argentino nació antes que la teología de la liberación pero está muy emparentada con ella, más o menos, son presupuestos muy semejantes.

JCC: ¿Se metería en política como hacen otros sacerdotes?

PAS: No francamente, mi misión no es esa, puede haber algún caso en la historia que algún sacerdote haya entrado en política pero casos muy puntuales, muy particulares que yo no veo que se cumplan en mí de ninguna manera.

domingo, 8 de noviembre de 2009

FELIX LUNA: UN ANALISIS DE SU "TODO ES HISTORIA" Y DE DOS LIBROS QUE ESCRIBIO

Félix Luna, 1925-2009.

El 5 de noviembre de 2009 se apagó la vida de Félix Luna a los 84 años de edad. Fue un respetado periodista, historiador y abogado que despertó la curiosidad y el interés popular por la historia argentina, a través de un lenguaje simple y textos didácticos, y en base a una numerosa cantidad de libros y publicaciones propias.

No puede afirmarse que Félix Luna haya sido un revisionista histórico neto o un ferviente partidario de la historiografía liberal, sino que, por el contrario, siempre osciló entre ambas posiciones. Por caso, en la obra “Proceso a los Montoneros y Guerra del Paraguay” (EUDEBA, 1973), de los revisionistas Pedro de Paoli y Manuel G. Mercado, se afirma que Félix Luna es un “escritor contradictorio”, pues “en su libro Los Caudillos sostiene, en síntesis, la siguiente tesis: “Los caudillos eran heroicos, lástima que fueron bárbaros, atrasados y criminales.”. Y nosotros agregamos que tal ambigüedad probablemente derivó de su complejo árbol genealógico. Veamos un poco: fue nieto del doctor Félix Luna, fiscal de la provincia de La Rioja que entre 1869 y 1870 pidió la pena de muerte para los gauchos montoneros Aurelio Zalazar y Ambrosio Chumbita, ambos seguidores del caudillo Felipe Varela. En cambio, su tío Pelagio Luna fue vicepresidente de don Hipólito Yrigoyen durante tres años (1916-1919). De su señora esposa, Felisa Raquel, dirá que era “nieta de montoneros, en cuyos ojos aprendí a mejor amar esta tierra nuestra y sus criaturas”, según la dedicatoria que le hizo en “Los Caudillos” (1966).

“Todo es Historia”

De todas maneras, el doctor Félix Luna sacudió los ámbitos académicos dedicados al estudio de la historia argentina cuando sacó, en mayo de 1967, el primer número de la revista “Todo es Historia”. La portada correspondió al Brigadier General Juan Manuel de Rosas, ni más ni menos. Envalentonado por el furor que el revisionismo histórico despertaba por aquellas décadas de 1960 y 1970, Luna escribió en la editorial de inauguración de “Todo es Historia” que “la posibilidad de que aparezca hoy una revista cuyo tema es nuestro pasado, proviene del vigoroso interés por conocer mejor todo lo argentino que se ha despertado en los últimos años”. Es una clara referencia a la revisión de nuestra historia que entonces se practicaba con fervor. Y más adelante, dejaba entrever la postura central de la publicación: “Por eso no hay exclusiones en nuestras páginas, ni de temas ni de personajes ni de épocas ni de autores. Todos tienen cabida en esta revista sin otra condición que la de participar del propósito que nos inspira”.

Hay que considerar, por otro lado, el hecho de que las primeras tapas de “Todo es Historia” estuvieron dedicadas a varios caudillos federales: las revistas número 1, 3, 7 y 10 fueron para Rosas, Juan Facundo Quiroga, Felipe Varela y Manuel Dorrego, respectivamente. En cuanto al debut de la revista (donde estaba el Restaurador de las Leyes a todo color), Félix Luna escribió en su segunda editorial (junio de 1967):

“-¿Por qué Rosas? –nos han dicho muchos amigos-. ¿Por qué iniciar la publicación de una revista tan objetiva, tan ajena a banderías políticas o historiográficas, con la imagen de un personaje que todavía suscita polémicas agrias?

“-Por eso mismo… -contestamos ahora-. Porque era necesario romper los tabúes de nuestra historia. En la “Intención” publicada en el N° 1 dijimos que trabajaríamos sin tener en cuenta tabúes, temas vedados o prejuicios. Poner a Rosas en la cubierta era afirmar, sin jactancia pero sin cobardía, la urgente necesidad de no hacer de la historia argentina un campo de batalla ideológica. Rosas es un personaje de nuestro pasado, digno, como cualquier otro de su nivel, de señalarse en lo que tenga de interesante: un personaje que protagonizó un cuarto de siglo pleno de acontecimientos fundamentales, al que debe tratarse desapasionadamente, con objetividad, sin exaltaciones absurdas ni detracciones anacrónicas, tomándolo como lo que fue, es decir, como una figura llena de interés en muchas de sus facetas públicas y privadas. Pero nada más. Ni nada menos…”.


Un dato curioso: en la editorial del número 11 de “Todo es Historia” (marzo de 1968), le hace una crítica a la Academia Nacional de la Historia por no incluir entre sus miembros a historiadores como el revisionista José María “Pepe” Rosa: “…en la Academia Nacional de la Historia “no están todos los que son, ni son todos los que están…”. En efecto, no todos los historiadores importantes del país pertenecen a la ilustre corporación ni todos los que allí están son historiadores importantes… Esto no es una afirmación antojadiza sino un hecho real que muchos académicos admiten en la intimidad y que el distinguido caballero que preside el organismo ha reconocido en un discurso pronunciado en el mes último. Es un hecho cierto e indiscutible; para establecerlo indubitablemente podríamos citar el nombre de un historiador vivo –el doctor José María Rosa- que no ha sido designado académico ni lo será nunca o el de un insigne historiador ya desaparecido –el profesor José Luis Busaniche- que jamás lo fue”. En otro párrafo, Félix Luna señala que “la misión de la Academia Nacional de la Historia es la de asumir el papel de cancerbero del pasado argentino; una suerte de Inquisición siempre alerta a fulminar –a veces con la palabra, a veces con el olvido- a todos los que osen presentar una versión de la historia que no coincida con la oficial”. Una verdad elocuente la que expresó Luna en 1968.


Primer número de "Todo es Historia", de mayo de 1967. El Restaurador de las Leyes a todo color. Por entonces, la historiografía liberal estaba cediendo lugares ante la proliferación de textos revisionistas. A pesar de ello, Félix Luna nunca se asumió como revisionista ni como historiador liberal.

En las páginas de “Todo es Historia”, Félix Luna logró reunir a los historiadores y cronistas de las más variadas vertientes ideológicas, como Osvaldo Bayer, Armando Raúl Bazán, Francisco “paco” Urondo, Antonio Zinny, Juan Lucio Almeida, Rodolfo Walsh, Fermín Chávez, Gral. de Brigada José María Sarobe, Efraín U. Bischoff, Felipe Cárdenas (h), Francisco Hipólito Uzal, Miguel Ángel Scenna, Arturo Jauretche, Pedro Olgo Ochoa, Isidro Ruiz Moreno, Luis C. Alén Lascano, Emilio Corbiére, Julio A. Luqui Lagleyze, María Sáenz Quesada, Miguel Brascó, Aldo Ferrer, Juan Carlos de Pablo, etc., etc.

A la muerte de don Arturo Jauretche, el 25 de mayo de 1974, la revista le dedicó a su memoria una nota que reflejaba el último levantamiento radical de 1933 contra el general Agustín P. Justo (del que Jauretche participó). “Murió en fecha patria –aclaraba la dedicatoria-, quizá porque los demás días le quedaban chicos. Vaya pues esta crónica de Paso de los Libres (…) como homenaje de TODO ES HISTORIA a un fugaz colaborador y un antiguo y querido amigo y maestro”. Y en marzo de 1977, apareció un número especial de “Todo es Historia” dedicado a los gobiernos de Juan Manuel de Rosas, quien hacía, para la fecha, cien años que había fallecido en Inglaterra. Mucho más se podría comentar sobre esta exitosa revista que aún hoy, a finales de 2009, continúa saliendo mensualmente.

Dos obras: “Los Caudillos” y “El 45”

Casi todos los libros que publicó Félix Luna fueron considerados muy beneficiosamente por la crítica. Escribió 27 obras, desde 1954 hasta 2006; nosotros queremos destacar dos de ellas: “Los Caudillos” y “El 45”, por lo menos de forma resumida.

En el primero de los títulos, y desde el vamos, Luna se coloca como miembro de la “civilización”, pero él es un “civilizado” que intentará rescatar las características de la “otra civilización”, que es la que asumieron los caudillos federales del interior patrio. En las primeras páginas, y a modo de prólogo, don Félix dirá que “la versión liberal de la historia no es otra cosa que la superestructura intelectual del programa de gobierno instaurado en el país después de Pavón”, y daba por sentado que “ahora la Argentina está preparada para asumir la verdad de su propia historia. No necesita anteojeras ni falsos pudores que le veden el conocimiento de las inevitables canalladas de todo proceso de formación nacional”. Pero desechaba a algunos historiadores revisionistas tanto como a los de la corriente liberal: “Naturalmente, Sarmiento, Mitre y sus continuadores académicos armaron la historia que ellos querían, porque justificando a ciertos próceres se justificaban ellos mismos y condenando a ciertos personajes hundían a sus enemigos contemporáneos. Los revisionistas –algunos de ellos, por lo menos- hicieron exactamente igual. De este modo se ha ido operando este extraño fenómeno que hace que la mitad de los historiadores argentinos opine exactamente lo contrario de la otra mitad… Esto no es positivo”.

En “Los Caudillos”, se dan a conocer datos biográficos y correspondencia privada de José Artigas, Francisco “Pancho” Ramírez, Juan Facundo Quiroga, Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza y Felipe Varela. En líneas generales, se puede decir que Félix Luna sale en defensa de sus sistemas de vida y de sus valores intrínsecos, como cuando entiende que “los caudillos federales fueron protagonistas auténticos y mayores de la historia y expresaron un rostro de la Patria que merece respeto. No fueron bandoleros ni tigres sedientos de sangre Quiroga, el Chacho o Varela”. Al presente, bien puede ser un libro de referencia a la hora de contemplar de modo más benévolo la vida de los gauchos federales del siglo XIX.

Como contemporáneo de Juan Domingo Perón, el referido Luna no pudo pasar por alto su figura, su obra ni sus gobiernos. Entonces, publicó “El 45”, obra de consulta obligatoria a la hora de entender cómo fue el 17 de octubre de 1945, fecha sublime del Nacional Justicialismo y del país todo. Lo extraordinario del asunto es que Félix Luna nunca fue peronista, y que, sin embargo, entendió que aquel año “el país entero decidió entonces adquirir un determinado estilo político y asumir una determinada conciencia”.

En otro párrafo del prólogo de “El 45”, añade el autor que “en 1945, mucha gente joven –yo también- fue catapultada hacia la política. Ese año, con su tensión emocional, con la presentación directa de un rostro nuevo de la Nación, nos marcó para siempre con el signo de la preocupación política y su trajinar. Fue para muchos un tiempo inaugural, inolvidable, cargado de motivaciones, de fervor y ansiedad”. Como puede notarse, aquél año también marcó una etapa en la vida privada de Félix Luna, de allí que diga que “este es un libro de memorias”.

Para poder hacer este extraordinario libro de historia política, Luna agradece los aportes de Raúl Apolo, Fermín Chávez, Jorge Farías Gómez, Edelmiro J. Farell, Arturo Frondizi, Ernesto Palacio, Juan Perón, Arturo Sampay, Vicente Sierra, Américo Ghioldi, etc., etc., además de sus máximos colaboradores de la revista “Todo es Historia” como Horacio J. Guido, Miguel Ángel Scenna, Fernando P. Alonso.

El libro consta de cinco capítulos y, al menos la edición del año 1986, tiene 509 páginas (Editorial Sudamericana). En la parte del “Epílogo hacia la Década Peronista”, el autor hace, quizás, una de las más bellas impresiones sobre el torrente popular que amaneció en el país en octubre de 1945, el cual aclamaba a un líder nato que él, Luna, tanto repudió desde que era militante radical: “Pienso que daría diez años de la vida de Félix Luna a cambio de un día, un solo día de Juan Perón. A cambio, por ejemplo, de aquella jornada de octubre, cuando se asomó a la Plaza de Mayo y recibió, en un bramido inolvidable, lo más limpio y hermoso que puede ambicionar un hombre con vocación política: el amor de su pueblo”.

En las primeras ediciones de "Todo es Historia", se intentaba poner énfasis en aquellos temas que modificaron para siempre al país, como por ejemplo el asesinato de Juan Facundo Quiroga, que se auspiciaba en el ejemplar N° 1 de la revista.

No hubo para el doctor Félix Luna sepelio en el Congreso Nacional, y su deceso fue menos publicitado que el del masón, drogadicto, homosexual y malintencionado “cómico” Fernando Peña…

domingo, 1 de noviembre de 2009

LA CASA Y EL PALOMAR DE CASEROS, RELIQUIAS DE 1788

El Palomar de Caseros, circa 1910.

Nadie, pero absolutamente nadie, podría poner en tela de juicio que el lugar donde hoy se haya emplazado el Colegio Militar de la Nación es un sitio histórico de nuestra patria. Ese fue el espacio físico que la historia le asignó a la primera gran derrota nacional, una madrugada de comienzos de 1852, donde muchos criollos dieron su existencia heroicamente, como el coronel Martiniano Chilavert, entre otros. Allí, en el mismo hecho de armas, peleó corajudamente un coronel rosista que, con el correr de los años, se convertiría en un respetadísimo lugarteniente del caudillo federal Felipe Varela: hablamos de Juan de Dios Videla. Todos ellos fueron bravos patriotas que padecieron el escarnio de una Argentina perseguida, secuestrada y criminalizada por la masonería unitaria a partir del combate que libraron en Caseros.

Pero, ¿qué se sabe de este lugar, aparte de que allí tuvo lugar la batalla de Caseros y de que, al presente, cobija las instalaciones del Colegio Militar de la Nación? A decir verdad, muy poco es lo que se sabe, y de esa infinita necesidad por mostrar los lugares que, a lo mejor, recorremos periódicamente yendo en auto o en colectivo, es que escribimos este tipo de notas.

Rescatada de un añejo fascículo semanal de la colección "Crónica Histórica Argentina", del 2 de enero de 1969, pasamos a transcribir una referencia encontrada sobre el "Museo Histórico de El Palomar de Caseros, de Buenos Aires", según reza su título. Porque la patria también queda reflejada en sus monumentos y edificios, aquí lo enunciado:


"En jurisdicción del Colegio Militar de la Nación, en la localidad bonaerense de El Palomar, a unos 20 kilómetros de la Capital Federal, se hallan este Museo, el campo donde tuvo lugar la batalla de Caseros y el palomar histórico. La designación Casa de Caseros -hoy sede del Museo- se origina en el apellido de su primitivo propietario, don Diego Cassero o Caseros, quien adquirió la posesión en el Pago de las Conchas a Isidro Burgos, el 21 de julio de 1781. Según asienta Cassero en su testamento, construyó el edificio principal en 1788, con veinticuatro habitaciones y un mirador en una de sus esquinas. Ciento treinta mil frutales le dieron el nombre de Monte Caseros.

El día anterior a la batalla, sirvió de alojamiento y punto de reunión de los jefes del ejército federal, y durante su desarrollo fue la posición fuerte en que se apoyó el ejército de Juan Manuel de Rosas. El sector de la casa se encontraba protegido por diez piezas de artillería y el batallón de Tenientes Alcaldes. El ataque a las fortificaciones de Caseros (casa, palomar y una línea de carretas) estuvo a cargo del batallón de voltigeros (tiradores) [N. de R.: eran de la División Oriental, o sea, del Uruguay] al mando del teniente coronel Palleja. La actual sede del Museo fue entonces banco de sangre y hospital de campaña y allí mataron al cirujano Claudio Cuenca al pedir clemencia para los heridos.

En el año de la batalla la propiedad pertenecía a don Simón Pereyra; sus descendientes, señoritas María Antonia y María Luisa Pereyra Iraola, donaron al Estado la casa y el palomar, rodeados por diez hectáreas de campo. Debidamente restaurados, la casa y el palomar han sido declarados lugar histórico y monumento histórico, respectivamente, por decreto del 21 de mayo de 1942.

Seis amplias salas guardan el patrimonio de este Museo. La de mayor significación es la denominada Sala de las Reuniones Preliminares del Pacto de San José de Flores. En ella una placa señala: "En este solar el 5 de noviembre de 1859 se reunió la Primera Conferencia de Delegados y se fijaron las bases de la pacificación nacional que culminó en el Pacto de San José de Flores". En las salas Caseros, Sala de Armas, Organización Nacional y Campañas al Desierto se exhiben documentos, piezas iconográficas, uniformes y otros materiales vinculados con la batalla. Son de interés una caja de caudales y una petaca de cuero que pertenecieron a Rosas; armas, balas de cañón y otros objetos encontrados en el campo de batalla; una reproducción del uniforme de gala del mariscal Solano López.

Foto actual del Palomar de Caseros, en cuyos terrenos se encuentra el Colegio Militar de la Nación.

El palomar es una curiosa obra circular destinada a la cría de palomas, para lo que cuenta con innumerables nidales realizados con ladrillos, donde todavía hoy, gran cantidad de aquellas aves viven y se reproducen. La construcción incluye tres pisos concéntricos, galerías, interiores y depósitos.

Acceso: desde la Capital Federal, 22 km por la Ruta Nacional N° 201".