lunes, 26 de mayo de 2008

ANTE OTRO ANIVERSARIO DE SU DESAPARICION, RECORDAMOS CONCEPTOS DE RAUL SCALABRINI ORTIZ



¿Cuántos recordarán que este próximo 30 de Mayo se cumple un nuevo aniversario de la desaparición física de Raúl Scalabrini Ortiz, uno de los mejores pensadores nacionales de todos los tiempos, verdadero investigador del entramado escabroso colonialista que aqueja, desde tiempos remotos, la soberanía de la Patria y la libertad de su pueblo? No se puede pedir mucho: Argentina, a la que tanto ha tratado de esclarecer Scalabrini Ortiz, está en un cruel estado de sometimiento a la espera del bocado de los poderosos, y esto le impide a sus ciudadanos pensar en él, o en Arturo Jauretche, Leopoldo Marechal o Leonardo Castellani, por sólo nombrar algunos. No es mentira que si reviviera Raúl Scalabrini Ortiz, volvería a morir ante tanta barbarie extranjera y ante tanto conformismo social idiota.

Este excelente argentino nació en la provincia de Corrientes, pero ni bien pisó Buenos Aires decidió recorrer sus calles, de forma solitaria; ingresó a sus bares, se mezcló con lo que más tarde llamará "la muchedumbre argentina", pero nunca se interesó por la figuración ni el éxito banal. Prefirió, más bien, trabajar en silencio, observando y tomando nota sobre los males de la población, ayudando, a su vez, a desmenusar las injerencias foráneas que impedían al ser nacional lograr su plenitud. Aquí vivió pobremente, y pese a tanta claridad intelectual, Scalabrini Ortiz no pareció ser profeta en su tierra.

A grandes rasgos diremos que tras su importantísimo paso por FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), en 1945 vio logradas en gran medida sus aspiraciones cuando irrumpe el Teniente General Juan Domingo Perón a la escena política nacional. Una anécdota lo pinta a Scalabrini Ortiz de cuerpo entero: en 1948, una vez hecha oficial la nacionalización de los ferrocarriles, entonces en manos del vil capital inglés, el pueblo se agolpa en Plaza de Mayo para vivar la nueva conquista social. En medio del alborozo popular alguien identifica a Raúl Scalabrini Ortiz, entonces deciden avisarle para que ingrese a la Casa Rosada y salude al pueblo desde el mítico balcón, lugar donde podía verse a Perón y varios funcionarios. Y el notable pensador les dice que no, que él no va a ir hasta allí, que prefería quedarse festejando con el pueblo en la plaza. Y así fue. En los diez años del peronismo jamás ostentó cargo alguno.

Luego vino la debacle de toda una época, de toda una realización si vale el término. Tras 1955, un apesadumbrado y ya enfermo Scalabrini Ortiz seguirá denunciando, esta vez a los nuevos entreguistas y cipayos que se autoproclamaban "libertadores". El último aporte esclarecedor lo hará publicando diversos artículos para la revista "Qué", acaso una de las poquísimas y valientes expresiones que se animó a desenmascarar la traición.

Una carta de Raúl Scalabrini Ortiz publicada el 1º de Abril de 1958 en la nombrada revista "Qué", poco más de un año antes de su fallecimiento, contenía conceptos que versaban sobre los fenómenos universales que se empezaban a dar, aunque siempre bajo una mirada auténticamente argentina, seguramente para hacerle comprender al hombre común nacional el mundo que se vislumbraba iba a venir, donde el supercapitalismo y el marxismo, amos y señores de la situación, impondrán sus cobardes reglas de juego:


"La lucha de Estados Unidos y Rusia no es más que la crisis del materialismo racionalista, que ha llegado allí a la cúspide de sus posibilidades de creación. Norteamérica y Rusia blanden como banderas justificadoras de sus acciones la magnitud sobrehumana de sus respectivas creaciones materiales. El supercapitalismo norteamericano hizo la primera organización fabril, del mundo. En cuarenta años el comunismo ruso levantó a su pueblo desde el rudimentario primitivismo agropecuario hasta el límite del tecnicismo atómico dotándolo de una increible capacidad industrial. Norteamérica pretendió infundirnos la creencia de que la lucha que se avecinaba era la contienda de Occidente contra Oriente olvidando que el núcleo central de la organización rusa desciende de la mejor raigambre de la raza blanca; y olvidándose también que al presentar su propia lucha, como la lucha de Oriente contra Occidente, se le está ofertando a Rusia la conducción de las inmensas reservas humanas del Asia lo cual constituye una enorme torpeza estratégica y diplomática. Nosotros, argentinos, estamos en el radio de acción de Norteamérica, dentro de lo que ellos consideran su hinterland vital. Vemos con ojos norteamericanos, oímos con oídos norteamericanos. Pero el pueblo argentino sabe defenderse de sus sentidos sociales. Tres siglos de dominación española y siglo y medio de dominación británica, le enseñaron a desconfiar de las verdades que los dominadores proclaman como incontrovertibles.

"Los anglosajones afrontan la lucha con una extraordinaria y casi abrumadora capacidad industrial, pero cometen en cambio el gravísimo error de presentarse a sí mismos como campeones de un sistema económico y social que no podrá sobrevivir, porque han cambiado las condiciones del mundo que lo engendraron y sostuvieron... El capitalismo ortodoxo se basa en un absurdo conceptual, la existencia de una entelequia que se llama capital. El capital es un ente que en la técnica de su propia devoción, en la estricta economía de su finanza, que es como su liturgia, no muere jamás una vez constituido en capital (...) Pero el capitalismo para poder sobrevivir requiere una condición prime e ineludible: que la matriz capitalista sea consumidora de los réditos que obtiene de sus inversiones de capital, reales o supuestos.



"...la matriz del capitalismo es Norteamérica, pero Norteamérica no es consumidora y el sistema ha dejado de funcionar. Estados Unidos asumió y continuó la técnica europea sin analizarla y reacondicionarla a sus características e inició un imperialismo económico cuyo objeto y fines es imposible desentrañar.

"...lo que fuimos -continúa Scalabrini- en nuestros ascendientes confraternizan en nosotros en una alianza de extrañas perspectivas. Algo de nuestra naturaleza nos inclina a ser espectadores no actores del intenso drama que se prepara... en esa pluralidad de origen reside justamente una de las bases más sólidas de nuestra invariable neutralidad.

"Hablo de muchedumbre argentina, es decir de la aspiración genérica de las grandes masas nacionales, porque son las que actualmente dan su pulso a la historia, aunque es preciso reconocer que estos grandes movimientos de multitudes que se sacuden en las pasiones unánimes en que está en juego su propia existencia no es fenómeno típicamente argentino, sino en la particular manera de engendrarse sin dolor en modo expresivo absolutamente exento de odios y rencores y en la vocación de altruismo amplio y magnánimo que las impregna...".

Finalmente, Raúl Scalabrini Ortiz dejaba un lugar para la esperanza, para el resurgimiento de los hombres grises del pueblo: "Los pueblos exigirán cada vez con mayor imperio una participación legítima en su propio destino. Tarde o temprano la democracia exclusivamente política será sustituida por una democracia económica, en que el hombre promedio de las multitudes será la vara de medir de la prosperidad y el juez último que sentenciará sobre la justicia y oportunidad de la causa".


1959 - 30 DE MAYO - 2008 // Q.E.P.D.

viernes, 16 de mayo de 2008

ABRE EL II CICLO DE "PENSADORES NACIONALES" ORGANIZADO POR JOVENES REVISIONISTAS


LOS JOVENES REVISIONISTAS, RAMA JUVENIL DEL INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES HISTORICAS JUAN MANUEL DE ROSAS, ORGANIZA EL II CICLO DE PENSADORES NACIONALES.

ENTRADA LIBRE Y GRATUITA.

SE ENTREGARAN CERTIFICADOS DE ASISTENCIA CON EL 75% DE PRESENCIA AL CICLO.


APERTURA: JUEVES 22 DE MAYO A LAS 19 HS.

DISERTARA: FILOSOFO ALBERTO BUELA.

TEMA: PEDRO DE PAOLI, UN PERONISTA TRADICIONALISTA.

LUGAR: SEDE DEL INSTITUO (MONTEVIDEO 641, CAP. FED.).


EL MISMO CICLO CONTINUARA CON LAS SIGUIENTES FECHAS CONFIRMADAS HASTA EL MOMENTO:



JUEVES 5 DE JUNIO A LAS 19:00 HS.

“Arturo Jauretche: El desarrollo nacional y la Independencia Económica”, por el Sr. Ricardo Micotis.


JUEVES 19 DE JUNIO A LAS 19:00 HS.

“Jauretche y el Revisionismo histórico”, por el Dr. Antonio Vergara del Carril.


JUEVES 3 DE JULIO A LAS 19:00 HS.

“Abelardo Ramos y la Patria Grande”, por el Dr. Juan Federico Elsen.

lunes, 12 de mayo de 2008

LA LUCHA DE FEDERALES PATRIOTAS VS. UNITARIOS MASONES CONTINUA, Y ES AGITADA POR LA ADMINISTRACION KIRCHNERISTA



Hay que escuchar el rumor de la calle, cuyos voceros lo constituyen los miles y miles de hombres comunes, grises si se quiere, del pueblo. El forajido Domingo Faustino Sarmiento llamaba al pueblo "la chusma", concepto peyorativo digno de un traidor que jamás se sintió arraigado al suelo que, por desgracia, lo vio nacer. Un paria. El pueblo es sabio, y jamás hay que desdeñarlo. Una vez, el rumor de uno de esos hombres comunes expresó que "el problema del campo es la reedición de la vieja lucha entre federales y unitarios". ¡Excelente! ¡Qué conmovedora verdad! Pasado un tiempo prudencial, la anónima y real versión de aquél hombre de la calle fue sostenida por un historiador revisionista: Pacho O'Donnell.

Fue así que el 26 de abril próximo pasado, O'Donnell escribió –y le publicaron en el periódico “La Nación”- una extensa nota titulada "Como en el Tiempo de los Caudillos", algunos de cuyos párrafos dicen así:

“En los días que corren, asistimos, bajo la apariencia de una polémica “campo versus Gobierno”, a una renovada disputa entre los intereses provinciales y los del gobierno central por la disponibilidad de los fondos recaudados por impuestos y retenciones. Polémica que se arrastra desde los tiempos de la colonia y que continuaría después de la Revolución de Mayo, cuando la provincia de Buenos Aires pretendió tener derechos para apropiarse de los únicos ingresos significativos de las Provincias Unidas: los de la aduana y el puerto.

“Luego de constituida la Nación, en 1853, la codicia se desplazó a los gobiernos nacionales, no casualmente residentes junto al río.

“En los tiempos que siguieron a Mayo, muchos factores se oponían a que el interior del país compartiera las opiniones y los proyectos políticos de los “notables” de Buenos Aires...”.


Más adelante, Pacho O’Donnell continúa expresando:

“Predominaba en la dirigencia porteña la concepción de que las provincias estaban habitadas por bárbaros cuyo principal aporte era la integración de los ejércitos, pero a los que se negaba en la práctica toda capacidad estratégica o intelectual. Un anciano y exiliado José Gervasio de Artigas confesaría a José María Paz en 1848: “Yo no hice otra cosa que responder con la guerra a los manejos tenebrosos del Directorio y a la guerra que él me hacía por considerarme enemigo del centralismo, el cual sólo distaba un paso entonces del orden hispánico. Tomando por modelo a los Estados Unidos, yo quería la autonomía de las provincias, dándole a cada Estado su gobierno propio, su constitución, su bandera y el derecho de elegir sus representantes, sus jueces y sus gobernadores, entre los ciudadanos naturales de cada Estado. […] Pero los Pueyrredones y sus acólitos querían hacer de Buenos Aires una nueva Roma imperial, mandando sus procónsules a gobernar a las provincias militarmente y a despojarlas de toda representación política”.

Y la nota, que refleja el casi exacto paralelismo entre los acontecimientos del siglo XIX con los que vivimos a comienzos del siglo XXI, ahora refería a las características de los caudillos y el por qué se manifestaron con sus famosas e inolvidables montoneras gauchas de tanto en tanto:

“(…) Nuestra historia, plasmada por los unitarios, vencedores en la guerra civil en la que los caudillos fueron derrotados, los condenó al sótano de sus “malditos”, los pintó como bárbaros, crueles e ignorantes, y los castigó en la memoria colectiva de argentinas y argentinos por su oposición a los “civilizados”, en la disyuntiva planteada por Sarmiento. Pero lo cierto fue que su barbarie no sería mayor que la de sus enemigos. En algunos casos serían insólitamente humanitarios en tiempos despiadados, como al haber conservado la vida de su principal enemigo, el jefe de la Liga Unitaria, José María Paz, luego de caer prisionero de Estanislao López, quien lo envió a Buenos Aires para que Rosas decidiera sobre su suerte.

(…)

“Los caudillos no fueron ángeles ni diablos. Fueron personalidades capaces de encarnar el signo de su época: la oposición a veces más o menos organizada, habitualmente anárquica, de algunas provincias contra la obsesión porteña de privar a los pueblos del interior de alguna participación en los beneficios del puerto y su aduana. También la de enviar ejércitos que los sometieran, entronizar a príncipes extranjeros, dictar reglamentos y constituciones cuyo objetivo era acerar el privilegio de Buenos Aires y ser indiferentes al perjuicio que el libre comercio y la introducción sin recargos de mercadería industrializada en países europeos producía en las rústicas economías del interior.

“Se ha criticado a los caudillos por haber sido, según la historia escrita por sus vencedores, partidarios del atraso. Es que para ellos y sus seguidores, el “progreso” estaba inevitablemente asociado a beneficios para Buenos Aires y postergación para las provincias. En cifras, este panorama demográfico era el siguiente: en 1819, la provincia de Buenos Aires tenía 125.000 habitantes, Córdoba 75.000, Santiago 60.000 y Salta 50.000. Pero donde la desproporción se tornaba evidente era en materia económica: en 1824, los ingresos fiscales de Buenos Aires fueron de $ 2.596.000, de los cuales provenían de la aduana $ 2.033.000. En cambio, Córdoba, la segunda provincia argentina, tenía ese mismo año ingresos por $ 70.200, de los cuales su aduana proveía $ 33.438. Para San Juan, las cifras eran de $ 20.000 y $ 3.800, respectivamente, y Tucumán recaudaba $ 22.115, que sólo cubrían el 66% de sus gastos.

(…)

“No han cambiado demasiado las cosas desde entonces, y en los días que corren el conflicto entre los intereses centralistas y los provinciales están dramáticamente a la vista”.



La nueva oligarquía, la tan maldecida oligarquía la constituye hoy día el séquito de estafadores y delincuentes liberales-marxistas que gobiernan, cuyos personeros han adquirido, tal vez en unos pocos años, cientos de hectáreas, decenas de propiedades y un muy laborioso sistema de testaferros para no ser señalados por el pueblo argentino como corruptos de primer nivel.


Si hasta los ex “jóvenes idealistas” han virado a una postura elitista y ruin, unitaria y centralizada, donde se vive de lo que produce el interior de la Patria, donde unos pocos bolsillos acumulan el esfuerzo de los argentinos de tierra adentro. No señores, ustedes ya no son representantes de nadie…o si, son los nuevos, los actuales representantes de los enemigos de la argentinidad que ayer se denominaban unitarios.