miércoles, 30 de diciembre de 2009

RIÑA DE GALLOS Y CORRIDA DE TOROS EN LA BUENOS AIRES COLONIAL


En una etapa que el Bicentenario que se celebre en el año 2010 no va a tener en cuenta, los porteños se divertían con las corridas de toros y apostaban algún dinero en las riñas de gallos. Estas dos actividades fueron muy típicas en tiempos del Virreinato del Río de la Plata, e inclusive antes de éste, cuando lo que hoy llamamos Argentina se denominaba Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay, el cual formaba parte del Virreinato del Perú.

A modo de aclaración: si la patria en el 2010 tendrá doscientos años de vida, ¿cómo tendríamos que llamar al suelo que pisamos desde el año 1580 y hasta 1810? ¿No hubo país, no hubieron instituciones, educación, ejército, población en ese lapso de tiempo? El origen de la patria es hispánico, criollo y católico, no de la ilustración francesa ni de la masonería británica, como seguramente esto último van a propagar hasta el cansancio.

En 1609 se llevó a cabo la primera corrida de toros en Buenos Aires. El campo de juego se armaba en la Plaza Mayor (actual Plaza de Mayo), donde las carretas y los tablones eran colocados en forma de redondel. Cerrada una circunferencia, los criollos se disponían a disfrutar de las acciones. En "Historia de la Policía Federal Argentina", nos dice el Crio. Inspector (R) Francisco Romay que "las autoridades presenciaban el espectáculo desde los balcones del Cabildo".

En 1790, y en virtud del trabajo que llevaba el armado y el desarmado del improvisado "circo" por parte de las pesadas carretas, las autoridades de Buenos Aires le cedieron un permiso a Raimundo Mariño para que construya una plaza de toros en el "Hueco de Monserrat". Finalmente, las quejas del vecindario lograron que, mediante un decreto firmado por el Virrey Gabriel de Avilés y del Fierro el 22 de octubre de 1799, se demoliera la plaza de toros.

Las gestiones hechas por los porteños al virrey indicaban que los toros eran "muy bravos", debido a que provenían de los campos de Chascomús, desde donde huían hacia la ciudad, provocando numerosos perjuicios.

Además, como toda actividad popular manifestada en el "bajo" (donde hoy estaría situada la Avenida Paseo Colón), "el lugar se había convertido en abrigo de malhechores, que al amparo de la oscuridad de la noche y la soledad del mismo, cometían toda clase de tropelías", sostiene la obra sugerida.

Tiempo más tarde, en la plaza del Retiro se mandó construir otro lugar para las corridas de toros, con mejores comodidades y seguridad, pero el entusiasmo ya había menguado. La última corrida que vio la ciudad de Buenos Aires se llevó a cabo el 20 de enero de 1819. Al día siguiente, fue mandado demoler por Juan Martín de Pueyrredón, entonces Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.


AQUELLAS RIÑAS DE GALLOS

El primer reñidero data de 1767, y su dueño fue el español Juan José de Alvarado. Según Francisco Romay, este particular lugar era "un local existente en las proximidades del "Hueco de Monserrat"", el cual se ha mencionado anteriormente.

Al igual que las primitivas corridas de toros, las riñas de gallos eran puestas en práctica por los sectores populares del Buenos Aires antiguo. El Cabildo se encargó de cobrar las patentes e impuestos corrspondientes, "pese a lo cual se organizaban riñas clandestinas para eludir los pagos respectivos", se lee en "Historia de la...".

Las riñas de gallos sobrevivieron a las corridas de toros. Sin embargo, una ley de de protección de animales las prohibió terminantemente. La desaparición de esta actividad también se vio forzada por los problemas de inseguridad: el consumo de bebidas fuertes, tal vez propio de un "ambiente de bajo fondo", más el crecimiento de los robos y las peleas demandaban una vigilancia constante.

A pesar de los recaudos que se tomaron durante varios años, la inseguridad fue recrudeciendo, todo lo cual determinó el final de las riñas de gallos, una tradición proveniente de la España conquistadora.

Cochero de fiacre francés, 1853.

De todas formas, las costumbres populares que usaban los pobladores de la vieja Buenos Aires no representaban lo "peor" de nuestra idiosincracia sino lo más genuino. Y no eran un muestrario "bárbaro" únicamente representativo de nuestra criolla forma de vivir, pues, para el caso, también igual de "bárbaros" eran los sectores populares de la Francia imperial. Veamos, sino, la comparación que hacía el viajante francés Alcídes D'Orbigny en 1842 al recorrer el bajo porteño: "Los changadores o faquines, los carretilleros, o carreteros, que a cada paso se encuentran y que saludan a los extranjeros con los más groseros epítetos, no están mucho más mal educados que nuestros cocheros de fiacre y nuestros mozos de cordel...".

miércoles, 16 de diciembre de 2009

INAUGURACION ARCHIVO DE AUDIO Y VIDEO "DON ROBERTO RIMOLDI FRAGA", POR JOVENES REVISIONISTAS


En las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, la organización Jóvenes Revisionistas dio un importante paso en la batalla por el nacionalismo cultural al inaugurar, este miércoles 16 de diciembre de 2009, el Archivo de Audio y Video “Don Roberto Rimoldi Fraga”.

Con la presencia del compositor y cantante folklórico federal Roberto Rimoldi Fraga, además de las autoridades del nombrado instituto, se procedió a estrenar el importante Archivo de Audio y Video como un beneficio más para los asociados del Instituto Nacional “Juan Manuel de Rosas” y para todos aquellos militantes del nacionalismo argentino que se interesen en las voces que, desde lo musical y lo fílmico, han dado sostenimiento y trascendencia a los verdaderos patriotas de nuestra nacionalidad.

Particular mención merece el esfuerzo desinteresado del señor Matías Falagán, integrante de Jóvenes Revisionistas, quien durante todos estos meses ha preparado con notable dedicación la selección y el armado de los más de 150 títulos de audio y video que conforman la videoteca nacionalista.

La inauguración, que contó con una nutrida cantidad de público, empezó con una conferencia de prensa en la que hicieron uso de la palabra Matías Falagán –elegido por sus compañeros como presidente del Archivo de Audio y Video-, el Dr. Alberto Gelly Cantilo –presidente del Instituto Nacional “Juan Manuel de Rosas”- y, finalmente, el querido don Roberto Rimoldi Fraga. Presentaba a los disertantes el presidente de Jóvenes Revisionistas, señor Federico Addisi.

El joven Falagán expresó que con esta novedosa videoteca se estaba “privilegiando la historia argentina en contraposición con la historiografía cipaya, falsaria”. Asimismo, señaló que “mis compañeros me distinguieron unánimemente como el primer Presidente del Archivo de Audio y Video”, distinción que agradeció con gratitud. A continuación, dijo unas breves pero sustanciosas palabras el doctor Gelly Cantilo, en las que agradeció el esfuerzo de los Jóvenes Revisionistas por aportar, con formas novedosas, la difusión del nacionalismo argentino a las multitudes aún confundidas del país. Y elogió la presencia del folklorista Rimoldi Fraga, de quien se supo admirador en sus años de juventud.

Puede apreciarse parte del público presente en la jornada de inauguración del Archivo de Audio y Video "Don Roberto Rimoldi Fraga".

Luego fue el turno del propio Roberto Rimoldi Fraga. Comenzó señalando que fue gracias a su madre que adoptó “el amor por la lectura y por la historia argentina”. A continuación se metió de lleno en la figura de don Juan Manuel de Rosas: “Uno fue valorando la forma de ser de este hombre”, dijo, porque actuaba de modo sencillo y real, sin rebusques. Para Rimoldi Fraga, por paradójico que suene, Rosas fue “una de las figuras más combatidas y de más recuerdos en la conciencia nacional”. Además, enfatizó que los admiradores del Restaurador de las Leyes “estamos convencidos de que estaba en una causa justa”, en cuanto defensor de los valores de religión, patria y familia.

Se lamentó el cantautor federal que se haya ido tergiversando algo que fue exclusivo de la Argentina potencia, como eso de “tener padres obreros e hijos profesionales”. Para Rimoldi Fraga, la Argentina tiene y debe unirse como pueblo para poder salir de la dramática situación en que vive. “La historia argentina está marcada de antinomias; tenemos que terminar con las antinomias”, sostuvo.

Reconoció en el recientemente fallecido ex Coronel Mohamed Alí Seineldín a “un amigo, un hombre de fe”, acaso un esclarecido que le comentó en reiteradas oportunidades la importancia geoestratégica de las Islas Malvinas para beneficio de toda la patria. Y maldijo a los que no reconocen en los veteranos de Malvinas y sus muertos a “hombres que fueron a pelear por convicción”.

Federico Addisi y Matías Falagán, en representación de Jóvenes Revisionistas, le hicieron entrega de un reconocimiento a don Roberto Rimoldi Fraga al finalizar la conferencia. También le fue entregado un diploma al Dr. Alberto Gelly Cantilo, por facilitar esta actividad en el Instituto Nacional "Juan Manuel de Rosas".

Respecto del ya cercano bicentenario de la Argentina, reflexionó Rimoldi Fraga que el mismo “debe ser una bisagra donde, además de tomar lo externo, haya una responsabilidad para con lo interno de la patria misma”.

Más adelante, tuvo palabras de reconocimiento para los jóvenes que se entusiasman y plantean una lucha por la reivindicación de los valores culturales argentinos. Pero dijo que la lucha debe ser serena, sin violencia, y enseguida parafraseó a Juan Perón: “Perón, que era un gran sociólogo, decía que los jóvenes a los 18 años son incendiarios, y a los 30 son bomberos”. Es decir, la juventud no tiene que desesperarse en este combate que debe hacérselo con calma y sin apresuramientos.

Hilvanando la línea histórica del pensamiento nacional, Roberto Rimoldi Fraga señaló que “San Martín, Rosas, Perón, fueron hombres que lucharon”, y para terminar dijo que “la trilogía fundamental de la patria es la Fe, la Patria y la Familia”, que sin esos valores nada puede ser posible.

La instantánea muestra el momento exacto en que el folklorista Roberto Rimoldi Fraga corta la cinta para estrenar, formalmente, el Archivo de Audio y Video que lleva su nombre.

Después de las palabras, se inauguró formalmente el Archivo de Audio y Video “Don Roberto Rimoldi Fraga", donde el homenajeado cortó la cinta con los colores nacionales que pendía delante de la vitrina de la videoteca. Una cartelera con los rostros de Rimoldi Fraga, Juan Manuel de Rosas y el coronel Ciriaco Cuitiño, daban un condimento de color a la escenografía impecablemente preparada para la ocasión. Luego del solemne acto, sonaron unánimes aplausos.

Para finalizar, se invitó a todos a un vino de honor en el Salón Oval del instituto, en el que aparte de vino hubo gaseosas y abundantes sandwichs de jamón y queso. Como no podía ser de otra manera, Rimoldi Fraga deleitó a la concurrencia con algunos de sus temas más representativos, cuando, guitarra en mano, se dispuso a evocar a los héroes de la patria vieja. Entre otros, sonaron “Revuelo de Ponchos Rojos” y “Pucará de Malvinas”. A esta altura, la noche estaba completa.

martes, 8 de diciembre de 2009

CONSIDERACIONES RELIGIOSAS SOBRE JUAN MANUEL DE ROSAS

Pintura de Carlos E. Pellegrini de 1840. En ella se distingue la primitiva Iglesia de San José de Flores, la cual fue mandada construir en 1831 por el general Rosas. En el frontispicio se leía: "Tú eres nuestra/ Ayuda y Protección/ Ssmo. José". Y debajo, decía: "Construído bajo los auspicios del Exmo. Restaurador Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas".

Los próceres argentinos intachables, como don Juan Manuel de Rosas, siempre fueron eternas víctimas de la apropiación ideológica. Podemos citar como ejemplo, lo que alguna vez dio a entender un ex Gran Maestre de la Masonería, el cual pretendía iniciar una búsqueda de documentos oficiales que den cuenta de la ímproba "afiliación" masónica del Restaurador de las Leyes. Otro caso, bien podría ser el uso abusivo y desleal, tramposo, que hizo de su figura la delincuencia subversiva marxista en la década de 1970 (concretamente, nos referimos a la Organización Montoneros). Con estos dos ejemplos, se pretendió desvirtuar a Rosas de su verdadera esencia, de sus verdaderos valores religiosos, humanos e históricos.

En defensa suya, el señor Raúl Fitte suscribió una carta de lectores el 1° de julio de 2007 en el periódico "La Nación", en el que uno de sus párrafos decía que "nada tiene éste [Rosas] que ver con el progresismo, puesto que era un defensor a ultranza de la tradición y de la religión católica. Puede que la izquierda haya robado algunas cosas accidentales del pensamiento revisionista, pero lo hace justamente por su condición movilizadora, puesto que para la ideología materialista dialéctica, todas las ideas son ideas-fuerza, no importa si son o no verdades, sino por su valor utilitario".

Muy parecida a la opinión anterior, en cuanto a la reivindicación del catolicismo de Juan Manuel de Rosas, se expresaba el Dr. Ricardo Caballero (1876-1963), un viejo político del verdadero radicalismo que actuó allá en la provincia de Santa Fe. Amigo íntimo de don Hipólito Yrigoyen y partícipe de las revoluciones de 1893 y 1903, Caballero "dejó" su opinión en una interesante obra llamada "32 Escritores con Rosas o contra Rosas" (Ediciones Federales, Octubre 1989). Señalaba el antiguo radical lo que sigue: "La religión católica, a la que se mantuvieron fieles las poblaciones del interior, tuvo en Rosas un decidido paladín, contra las ideas que la combatían, las que eran agitadas por los hombres intelectuales del partido Unitario. Como si esta actitud no fuera suficiente para mantener la unidad espiritual del país, sin lo cual no existe más que confusión y logrería, él fue el continuador de la tradición española en la República, con lo que satisfacía el secreto sentir de las masas argentinas: el orgullo de la ascendencia española, el recuerdo respetuoso para el gobierno paternal que había caracterizado a la dominación española en todo el territorio del virreinato. Los unitarios representaban lo contrario". Y sigue expresando Ricardo Caballero: "(...) justo es que reconozcamos, en presencia del resultado de la aplicación de las ideas individualistas y laicas del gobiernos de las sociedades , a cuya crisis final asistimos, en un mundo enloquecido por ellas, que Rosas tenía razón al oponer a la idea unitaria liberal o antirreligiosa, la idea federal de mantenimiento del culto católico...".

En virtud de todo ello, pasamos a señalar algunos aspectos que pintan de cuerpo entero a un Rosas como preclaro defensor de la religión católica en la patria.

El 12 de diciembre de 1832, pocos días antes de finalizar su primer gobierno, el Restaurador de las Leyes decretó honores a San Martín de Tours, el Santo Patrono de la Ciudad de Buenos Aires. Ya desde 1580, cuando tiene lugar la segunda fundación de la actual ciudad capital por Juan de Garay, que San Martín de Tours fue designado como el "Protector y Patrono" de la misma. El decreto aludido decía así:


"Diciembre 12 de 1832
año 23 de la Libertad y 17 de la Independencia.

Considerando el Gobierno cuanto interesa a la dignidad del culto religioso que la función de San Martín, patrón principal de esta ciudad, se celebre con toda la pompa y solemnidad posible, ha acordado y decreta:

Art. 1° A las vísperas y función principal del expresado Santo asistirá precisamente todo el clero secular y regular.

2° La función principal será con asistencia del Gobernador y sus Ministros y demás corporaciones civiles y militares de la Provincia.

3° A las vísperas y función del día concurrirán todos los Maestros de Escuela, llevando cada uno doce de los respectivos alumnos.

4° Durante la novena del Santo se cerrarán todos los días, de las ocho y media á las diez de la mañana los talleres, tiendas, pulperías, almacenes y puestos y demás casas de trato, so pena de veinte y cinco pesos de multa en caso de contravención.

5° En las noches correspondientes á la víspera y día del Santo, todo individuo sea de la clase y condición que fuere iluminará en la forma acostumbrada el frente á la calle de su casa habitación desde las 8 hasta las 11 de la noche.

6° La multa de que habla el Art. 4° será puesta por la Policía, á disposición del Ilustrísimo Sr. Vicario Apostólico para que sea aplicada á los gastos de la misma función.

7° Comuníquese, publíquese, é insértese en el registro oficial.

ROSAS
José María Roxas

[Archivo General de la Nación, Sala X, legajo 44-6-13].


Para ir terminando con esta somera nota, agregamos que luego de finalizado su primer gobierno al frente de la Provincia de Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1832, Rosas empezó a organizar las fuerzas expeditivas de la Campaña al Desierto de 1833-1834.

Tan profunda era su convicción de católico, que el Restaurador de las Leyes el día 11 de noviembre de 1833 (día de San Martín de Tours), encontrándose en plena expedición mandó tocar "Diana a las 3 y lo que queda dicho hasta aclarar. Madrugada fresca en calma. Se dio ración de aguardiente a la tropa. Amaneció bueno. Viento fresco. Nubes en parte. A las 12 del día se hizo salvas en celebridad del Santo del día, como Patrono Principal de Buenos Aires. Nadie trabajó.". Esto salió publicado en "La Gaceta Mercantil" el 1° de febrero de 1834. En el libro "San Martín de Tours y Don Juan Manuel de Rosas", de Mario Visiconte (Buenos Aires, 1969), el autor indica que "el presente homenaje a San Martín de Tours ordenado por el Restaurador de las Leyes, en circunstancias tan adversas, es a todas luces encomiable". Y a renglón seguido se lamenta que "tal episodio no haya tenido en los libros de historia argentina, mayor difusión".

Quizás sea por esto último, la no difusión, que muchos estafadores de la memoria histórica hayan pretendido -sin éxito- adueñarse o apropiarse de Juan Manuel de Rosas, despojándolo de su probadísima condición de católico y hasta de su intachable contribución para con la patria.

sábado, 28 de noviembre de 2009

EL PADRE JULIO MEINVIELLE Y UNA VERSION SOBRE EL PAGANISMO

Padre Julio Meinvielle

Entre los preclaros hombres que la Iglesia Católica de nuestro país tuvo, no podríamos omitir la figura del Padre Julio Meinvielle, erudito sin par y de profunda sabiduría y conocimientos tanto en el campo de la teología como en el de la política y la sociología, entre otros.

Falleció como consecuencia de un extraño accidente de tránsito en la Avenida 9 de Julio de la ciudad de Buenos Aires, en 1973, que lo mantuvo cerca de un mes internado y con su cuerpo prácticamente inutilizado. Condenó -y esto va para los reaccionarios del poder mundial- el antisemitismo y el nazismo. Respecto del primero, sostuvo en su obra "El Judío en el Misterio de la Historia" (Ediciones Theoría, 5ta. Edición, Mayo 1975, página 41) que "el antisemitismo está condenado por la Iglesia en decreto del Santo Oficio del 25 de marzo de 1928, que dice: "La Iglesia Católica ha acostumbrado siempre a rezar por el pueblo judío, que fue el depositario de las Promesas divinas hasta Jesucristo, a pesar de la ceguera de este pueblo. Más aún, lo ha hecho a causa de esta ceguera. Regla de esta misma caridad, la Silla Apostólica ha protegido a este pueblo contra injustas vejaciones, y así como reprueba todos los odios y animosidades entre los pueblos, así condena el odio contra el pueblo escogido por Dios en otro tiempo, este odio que hoy se designa de ordinario con el vocablo de antisemitismo"."

Respecto del Nacionalsocialismo, Meinvielle lo condenaba por tratarse de un régimen pagano. Enmarca al régimen de Adolfo Hitler como aquél que conserva, en sí mismo, las 5 características del Paganismo, las cuales vamos a enumerar y describir enseguida. Sacado de un opúsculo cuya lectura debiera ser de carácter obligatorio (para tratar de entender un sinfín de aspectos que no se nos enseña a nivel oficial), y que se titula "Los Tres Pueblos Bíblicos", el Padre Julio Meinvielle así se refiere al Paganismo, cuyo auge parece regresar en la hora actual del posmodernismo sinárquico, especialmente en detrimento del cristianismo y fogoneado por intereses no muy visibles en el llano:

"Dios (...) confortó al hombre con los medios necesarios para que lograse su eterna salvación. La ley de naturaleza, por la que se regían los hombres en esa primera edad del mundo, no se llamaba así por oposición a la ley sobrenatural, ya que también ella comprendía los preceptos sobrenaturales de la fe, de la esperanza y de la caridad, sino por oposición a la ley exterior o escrita. Porque en lugar de ser propuesta exteriormente, era conocida sea por el simple instinto de la naturaleza, en lo que se refiere a los preceptos del orden natural, sea por una simple inspiración divina respecto a los preceptos del orden sobrenatural. (...) Dice Santo Tomás (Suma Teológica III, q. 60, a. 5, ad. 3) los hombres no se movían a adorar a Dios por ninguna ley exterior, sino por el solo instinto interior. Y muchos fueron los justos que acomodaron su vida a esta ley de naturaleza, no sólo entre los primeros patriarcas de la humanidad sino aun también después de Abraham y de Moisés, como por ejemplo el Santo Job, que no siendo judío ni prosélito, dio grandes y extraordinarias muestras de santidad, y posiblemente muchos sean aun ahora los que por ella se rijan y se salven".

Siempre en la definición de Meinvielle, "el paganismo es la infidelidad de los hombres a esta ley de naturaleza". Hay una condena bíblica hecha al paganismo, que está expuesta en la Carta a los Romanos, donde el Apóstol San Pablo señala lo siguiente:

"I, 21, porque habiendo conocido a Dios [los paganos], no le glorificaron como a Dios; sino que ensoberbecidos devanearon en sus discursos, y quedó su insensato corazón lleno de tinieblas;

22. y mientras se jactaban de sabios, pararon en ser unos necios;

23. hasta llegar a transferir a un simulacro en imagen de hombre corruptible, y a figuras de aves, y de bestias cuadrúpedas, y de serpientes, el honor debido solamente a Dios incorruptible".


LAS 5 CARACTERISTICAS DEL PAGANISMO

De esta manera, resume el esclarecido Padre Julio Meinvielle las principales características del paganismo:

"Primer carácter: reconocimiento de Dios. El paganismo no es ateo. Reconoce a Dios y confía en su Providencia. Y a un Dios uno, gobernador del mundo distinto del mismo mundo. San Pablo en el pasaje citado insinúa claramente esta idea que ha sido confirmada científicamente por los modernos investigadores de las religiones. Lo que se llama henoteísmo (adoración de uno) no es más que esto. "El henoteísmo, dice el filósofo Hartmann, tiene su fundamento en la identidad positiva que se reconoce en la base de todas las divinidades de la naturaleza, identidad que permite honrar, en la persona de cada dios (...) la divinidad en el sentido absoluto, lo divino, Dios. (...) San Agustín escribe: "Aun antes de creer en Cristo, los paganos no han podido ignorar totalmente el nombre de aquel, que es el Dios del universo; porque el prestigio de la verdadera divinidad es tal que no puede permanecer total y plenamente escondida a una creatura razonable, usando de su razón."

Segundo carácter del paganismo: la idolatría. Dice Santo Tomás (...) que "el nombre de la idolatría se impuso para significar cualquier culto dado a las creaturas aunque se haga sin imágenes". Y como los paganos no tenían una idea clara de la trascendencia de Dios (...) vieron la divinidad en las cosas cambiantes de la creación, la fraccionaron en estas mismas cosas corruptibles y en ellas la adoraron.

Tercer carácter del paganismo: la divinización del poder. El paganismo dice San Pablo llegó a transferir a un simulacro en imagen de hombre corruptible el honor debido a Dios incorruptible. Lo divinizó todo y no podía dejar entonces de asignar caracteres divinos al Poder y sobre todo al Poder político, que es la suma de los poderes concebibles en la tierra. El paganismo no podía distinguir en la razón de todo y de parte que le cabe a todo hombre. Es un todo porque el hombre, cada hombre, aun el más infeliz y desgraciado, está ordenado directamente a Dios su fin último. Es una parte, porque para alcanzar la plenitud de todo, tiene que someterse como parte de distintas sociedades, necesarias para su perfección. El hombre es todo, es una persona, y en este sentido no puede estar totalmente sometido a ningún poder de la tierra: al contrario, los poderes de la tierra y aun la Iglesia están hechos para el hombre. El hombre es parte y debe obediencia a los poderes legítimos, cuya autoridad viene de Dios (Rom. XIII, 1-2). El paganismo debió forzosamente hacer del Poder, del Estado, un Dios. Reconoció el carácter orgánico y jerárquico del poder, pero, para divinizarlo. El poder resultaba por lo mismo, inevitablemente tiránico, porque no servía al hombre sino que se servía de los hombres.

Cuarto carácter del paganismo: la religión nacional. No conociendo el paganismo ni la trascendencia de Dios, que está por encima de todo lo creado, ni la trascendencia del hombre, que, en último término, no se ordena totalmente sino sólo a Dios, no podía darse una idea de una religión universal, una para todos, así como hay un sólo Dios, Creador y Fin de los hombres. La religión estaba particularizada como el Estado, y con él identificada. El César, o monarca, o cónsul, o tribuno, era asimismo quien regulaba la vida religiosa cuando no era el objeto mismo del culto.

Quinto carácter del paganismo: exaltación de los propios instintos y odio al extranjero. Cuando se ignora a Dios no se puede verdaderamente conocer al hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios. Y así el paganismo despreció al hombre. Despreció al hombre mientras lo exaltaba. Porque lo exaltaba en unos y lo despreciaba en otros; lo exaltaba en los de la propia sangre, ciudad o tribu, y lo despreciaba en los de otra sangre, ciudad o tribu. Lo exaltaba al glorificarlo en vergonzosos instintos. San Pablo les reprocha esto a los paganos, en su célebre Carta a los Romanos (I, 24).

24. Por lo cual Dios los abandonó a los deseos de su depravado corazón, a los vicios de la impureza; en tanto grado que depravaron ellos mismos sus propios cuerpos;

25. Ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios, dando culto, y sirviendo a las creaturas en lugar de adorar al Creador.

26. Por eso los entregó Dios a pasiones infames. Pues sus mismas mujeres, invirtieron el uso natural en el que es contrario a la naturaleza.

27. Del mismo modo también los varones, desechando el uso natural de la hembra, se abrazaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas, varones con varones y recibiendo en sí mismos la paga merecida de su obcecación.

28. Pues como no quisieron reconocer a Dios, Dios les entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas;

29. quedando atestados de toda suerte de iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad: llenos de envidia, homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos;

30. infamadores, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de vicios, desobedientes a sus padres;

31. irracionados, desgarrados, desamorados, desleales, despiadados.

32. Los cuales, en medio de haber conocido la justicia de Dios, no echaron de ver que los que hacen tales cosas, son dignos de muerte; y no sólo los que las hacen sino también los que aprueban a los que las hacen".

martes, 17 de noviembre de 2009

ENTREVISTA AL PADRE ALFREDO SAENZ, POR JUAN CRUZ CASTIÑEIRAS

El periodista y compatriota Juan Cruz Castiñeiras junto al Padre Alfredo Sáenz. Su portal es http://lahoradejuancruz.blogspot.com.

A Juan Cruz Castiñeiras lo hemos conocido hará un mes atrás, en las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas". Apenas comenzamos a charlar, percibimos que él no solamente tenía afinidad con nuestro modo y forma de pensar sino que, lo más sorprendente, se trataba de un joven periodista cuya especialidad parece ser la de hacer reportajes a distintas personalidades de la política local, lo mismo que a gente de la Iglesia, del espectáculo, de las FF.AA., del pensamiento nacional, etc., etc.

Quedamos esa misma tarde en mantener, a futuro, periódicos encuentros que, para hacer honor a la verdad, por ahora se materializaron solamente a través de Internet. El mismo Juan Cruz, conocedor de este espacio de "blog" que tenemos de la Agrupación Patriótica AURORA, nos formuló su inquietud para ver si podíamos publicar algunas de esas tantas entrevistas que realiza, principal y básicamente las que tienen como protagonistas a pensadores del campo nacional o a políticos consustanciados con el nacionalismo argentino. Le dijimos que sí, primero, porque es un hermano en la lucha, y segundo porque su aporte es valioso.

Si como popularmente se dice, que "a las palabras se las lleva el viento", nosotros decimos que no es tan así, que, al menos, las palabras pasadas al papel o a la película perduran en el tiempo, y que eso es lo que permite constatar datos, ubicar a un personaje en su justa dimensión o saber cómo el mismo pensaba o actuaba en una época determinada. Las palabras que se las lleva el viento no sirven para nada; cualquiera puede tergiversar un concepto vertido por alguien allá lejos y hace tiempo. Total, nadie va a verificar si era cierto o no. Pero la tarea de Juan Cruz Castiñeiras es, creemos nosotros, dejar para los tiempos de los tiempos las voces y los testimonios grabados a fuego de los que, con sus diferencias o matices, pretendieron hacer algo por la patria en un momento tan oscuro de nuestra historia.

De allí que publiquemos la interesante entrevista que le hizo a un hombre preclaro del catolicismo como el Padre Alfredo Sáenz. No es la primera vez que éste tiene un lugar en nuestro "blog". El 12 de junio de 2007 publicamos un resumen de una conferencia que dio en el Instituto "Juan Manuel de Rosas" el día 6 de ese mismo mes y año (http://aurora-arg.blogspot.com/2007/06/conferencia-del-padre-alfredo-saenz.html). Esperamos que sea de vuestro interés, y esperamos también publicar más entrevistas, en el porvenir, del compatriota y hermano en la lucha Juan Cruz Castiñeiras:


"Juan Cruz Castiñeiras (JCC): ¿Cómo ve la situación de la Iglesia Católica en Argentina?

Padre Alfredo Sáenz (PAS): Participa en la situación de la Iglesia en el mundo, hay en este momento, una gran campaña contra la Iglesia que se dedica a burlar los grandes valores que la Iglesia ha defendido siempre, tratando de exponer la doctrina de Cristo y eso provoca dificultades, también, no solamente para afuera de los que están en la Iglesia en el sentido que se aminora la confianza que se tiene a la institución divina y se la ve como una institución humana llena de pecados y de fallos, se sabe que la Iglesia no es pecadora en sí misma, en sí misma es una, santa, católica, apostólica en su esencia, en su doctrina, en sus santos, en sus mártires pero es pecadora en muchos de sus hombres, muchos a veces, sacerdotes y pastores son pecadores, sabemos eso hasta por los diarios.

En la época actual se insiste mucho en eso para denigrar a la Iglesia y mostrarla como una sociedad más, formada como todas las sociedades con gente inequa tal vez y eso no es así. Lo que fundó Jesucristo es santo aunque los hombres seamos pecadores, hay que tratar de hacer esa distinción.

La Iglesia sufre ese combate y aún dentro de la Iglesia también está instaurada una lucha interior porque hay ideales que son disolventes de la tradición católica, a veces de la doctrina, se ponen en cuestión muchas cosas que no se ponían anteriormente, a veces cuestiones dogmáticas, por ejemplo, hay algunos teólogos en Europa que niegan la resurrección real de Jesucristo, dicen que solamente es una imaginación o que los apóstoles tuvieron el convencimiento de que vivía pero no es que resucitó realmente, son cosas que afectan duramente a la Iglesia.

También la Iglesia está herida interiormente como ha pasado en otros siglos pero la crisis actual es muy importante.

Hay una crisis global exterior a la Iglesia y la que repercute en el interior.

JCC: ¿A que piensa que se debe la campaña en contra de la Iglesia de parte del gobierno argentino?

PAS: Es parte de una campaña mundial no es que es un gobierno suelto que obra de esta forma sino que si uno va a España ve cosas semejantes y más incisivas, no hay que entender más que lo que dice San Agustín que hay 2 ciudades, la ciudad de Dios, que es la que exalta la figura de Dios y pone al hombre en dependencia de Dios y la ciudad mundana que tiene por Rey a Satanás y que está enfrentada con Jesucristo que es el Rey de la ciudad de Dios, hay una lucha que dura todos los siglos, parte de esa lucha son los conocimientos humanos, hay gobiernos que ayudan a la Iglesia para la salvación de los hombres, hay gobiernos que se oponen y dificultan, que ponen trabas, que niegan la moral cristiana, en la realidad ha sucedido esto en distintos gobiernos, no me voy a meter más con este gobierno sino que es en general.

Es parte de un combate secular no es un invento de ahora este es un jalón de un gran combate que hace 5 siglos ha estallado en el mundo.

JCC: ¿Qué opina de la masonería?

PAS: La masonería es una sociedad claramente condenada por la Iglesia Católica, es una sociedad que no es mala por ser enemiga de la Iglesia es mala sobre todo por lo que dijo el Papa León 13 que es el que la condenó en una Encíclica muy importante, Humanum Genus, el Papa dice que es una sociedad que tiene por bandera el naturalismo, es decir, la exaltación de la naturaleza en la negación del orden sobrenatural, es decir, el hombre se salva porque usó los medios, el hombre tiene que buscar los valores humanos, el valor de la solidaridad, el valor de la tolerancia, de la comprensión y si existe un Dios, ellos hablan del Supremo Arquitecto, es un Dios remoto, lejano, que no se mete en las cosas de la tierra, de la historia, que los hace a los hombres y luego los deja obrar a su arbitrio y en algunos casos, porque dentro de la masonería hay grupos, que niegan toda la existencia de Dios.

Pero eso no es necesario en toda la masonería hay algunos sectores que son más virulentos que otros pero lo importante no es eso, es la exaltación desmedida de la naturaleza, la naturaleza es grande, es importante, pero declararla que tiene todos los medios necesarios para la salvación y redención del hombre sin tener que recurrir a nada sobre natural eso es para mí la quinta esencia de la perversión masónica.

JCC: ¿Qué significó los sacerdotes tercermundistas?

PAS: Fue un momento. No todos con mala voluntad, algunos queriendo trabajar dentro de cierta pobreza asumieron algunas ideas que no eran de la doctrina social cristiana que provenían de sectores del marxismo, de ideales marxistas, sobre todo, los iniciadores de eso, por ejemplo, el padre Gutiérrez que es un peruano que todavía vive, él fue uno de los iniciadores que escribió un libro que se llama “ Teología de la liberación” y sostenía que Marx era una de las personas que había que atender, no el único, ciertamente y quería una especie de mezcla entre el cristianismo y una visión secularizada de la historia y hasta marxista, entonces, esto provocó una fricción en la Iglesia y hubo un documento romano contra la teología de la liberación mostrando sus errores.

El tercermundismo argentino nació antes que la teología de la liberación pero está muy emparentada con ella, más o menos, son presupuestos muy semejantes.

JCC: ¿Se metería en política como hacen otros sacerdotes?

PAS: No francamente, mi misión no es esa, puede haber algún caso en la historia que algún sacerdote haya entrado en política pero casos muy puntuales, muy particulares que yo no veo que se cumplan en mí de ninguna manera.

domingo, 8 de noviembre de 2009

FELIX LUNA: UN ANALISIS DE SU "TODO ES HISTORIA" Y DE DOS LIBROS QUE ESCRIBIO

Félix Luna, 1925-2009.

El 5 de noviembre de 2009 se apagó la vida de Félix Luna a los 84 años de edad. Fue un respetado periodista, historiador y abogado que despertó la curiosidad y el interés popular por la historia argentina, a través de un lenguaje simple y textos didácticos, y en base a una numerosa cantidad de libros y publicaciones propias.

No puede afirmarse que Félix Luna haya sido un revisionista histórico neto o un ferviente partidario de la historiografía liberal, sino que, por el contrario, siempre osciló entre ambas posiciones. Por caso, en la obra “Proceso a los Montoneros y Guerra del Paraguay” (EUDEBA, 1973), de los revisionistas Pedro de Paoli y Manuel G. Mercado, se afirma que Félix Luna es un “escritor contradictorio”, pues “en su libro Los Caudillos sostiene, en síntesis, la siguiente tesis: “Los caudillos eran heroicos, lástima que fueron bárbaros, atrasados y criminales.”. Y nosotros agregamos que tal ambigüedad probablemente derivó de su complejo árbol genealógico. Veamos un poco: fue nieto del doctor Félix Luna, fiscal de la provincia de La Rioja que entre 1869 y 1870 pidió la pena de muerte para los gauchos montoneros Aurelio Zalazar y Ambrosio Chumbita, ambos seguidores del caudillo Felipe Varela. En cambio, su tío Pelagio Luna fue vicepresidente de don Hipólito Yrigoyen durante tres años (1916-1919). De su señora esposa, Felisa Raquel, dirá que era “nieta de montoneros, en cuyos ojos aprendí a mejor amar esta tierra nuestra y sus criaturas”, según la dedicatoria que le hizo en “Los Caudillos” (1966).

“Todo es Historia”

De todas maneras, el doctor Félix Luna sacudió los ámbitos académicos dedicados al estudio de la historia argentina cuando sacó, en mayo de 1967, el primer número de la revista “Todo es Historia”. La portada correspondió al Brigadier General Juan Manuel de Rosas, ni más ni menos. Envalentonado por el furor que el revisionismo histórico despertaba por aquellas décadas de 1960 y 1970, Luna escribió en la editorial de inauguración de “Todo es Historia” que “la posibilidad de que aparezca hoy una revista cuyo tema es nuestro pasado, proviene del vigoroso interés por conocer mejor todo lo argentino que se ha despertado en los últimos años”. Es una clara referencia a la revisión de nuestra historia que entonces se practicaba con fervor. Y más adelante, dejaba entrever la postura central de la publicación: “Por eso no hay exclusiones en nuestras páginas, ni de temas ni de personajes ni de épocas ni de autores. Todos tienen cabida en esta revista sin otra condición que la de participar del propósito que nos inspira”.

Hay que considerar, por otro lado, el hecho de que las primeras tapas de “Todo es Historia” estuvieron dedicadas a varios caudillos federales: las revistas número 1, 3, 7 y 10 fueron para Rosas, Juan Facundo Quiroga, Felipe Varela y Manuel Dorrego, respectivamente. En cuanto al debut de la revista (donde estaba el Restaurador de las Leyes a todo color), Félix Luna escribió en su segunda editorial (junio de 1967):

“-¿Por qué Rosas? –nos han dicho muchos amigos-. ¿Por qué iniciar la publicación de una revista tan objetiva, tan ajena a banderías políticas o historiográficas, con la imagen de un personaje que todavía suscita polémicas agrias?

“-Por eso mismo… -contestamos ahora-. Porque era necesario romper los tabúes de nuestra historia. En la “Intención” publicada en el N° 1 dijimos que trabajaríamos sin tener en cuenta tabúes, temas vedados o prejuicios. Poner a Rosas en la cubierta era afirmar, sin jactancia pero sin cobardía, la urgente necesidad de no hacer de la historia argentina un campo de batalla ideológica. Rosas es un personaje de nuestro pasado, digno, como cualquier otro de su nivel, de señalarse en lo que tenga de interesante: un personaje que protagonizó un cuarto de siglo pleno de acontecimientos fundamentales, al que debe tratarse desapasionadamente, con objetividad, sin exaltaciones absurdas ni detracciones anacrónicas, tomándolo como lo que fue, es decir, como una figura llena de interés en muchas de sus facetas públicas y privadas. Pero nada más. Ni nada menos…”.


Un dato curioso: en la editorial del número 11 de “Todo es Historia” (marzo de 1968), le hace una crítica a la Academia Nacional de la Historia por no incluir entre sus miembros a historiadores como el revisionista José María “Pepe” Rosa: “…en la Academia Nacional de la Historia “no están todos los que son, ni son todos los que están…”. En efecto, no todos los historiadores importantes del país pertenecen a la ilustre corporación ni todos los que allí están son historiadores importantes… Esto no es una afirmación antojadiza sino un hecho real que muchos académicos admiten en la intimidad y que el distinguido caballero que preside el organismo ha reconocido en un discurso pronunciado en el mes último. Es un hecho cierto e indiscutible; para establecerlo indubitablemente podríamos citar el nombre de un historiador vivo –el doctor José María Rosa- que no ha sido designado académico ni lo será nunca o el de un insigne historiador ya desaparecido –el profesor José Luis Busaniche- que jamás lo fue”. En otro párrafo, Félix Luna señala que “la misión de la Academia Nacional de la Historia es la de asumir el papel de cancerbero del pasado argentino; una suerte de Inquisición siempre alerta a fulminar –a veces con la palabra, a veces con el olvido- a todos los que osen presentar una versión de la historia que no coincida con la oficial”. Una verdad elocuente la que expresó Luna en 1968.


Primer número de "Todo es Historia", de mayo de 1967. El Restaurador de las Leyes a todo color. Por entonces, la historiografía liberal estaba cediendo lugares ante la proliferación de textos revisionistas. A pesar de ello, Félix Luna nunca se asumió como revisionista ni como historiador liberal.

En las páginas de “Todo es Historia”, Félix Luna logró reunir a los historiadores y cronistas de las más variadas vertientes ideológicas, como Osvaldo Bayer, Armando Raúl Bazán, Francisco “paco” Urondo, Antonio Zinny, Juan Lucio Almeida, Rodolfo Walsh, Fermín Chávez, Gral. de Brigada José María Sarobe, Efraín U. Bischoff, Felipe Cárdenas (h), Francisco Hipólito Uzal, Miguel Ángel Scenna, Arturo Jauretche, Pedro Olgo Ochoa, Isidro Ruiz Moreno, Luis C. Alén Lascano, Emilio Corbiére, Julio A. Luqui Lagleyze, María Sáenz Quesada, Miguel Brascó, Aldo Ferrer, Juan Carlos de Pablo, etc., etc.

A la muerte de don Arturo Jauretche, el 25 de mayo de 1974, la revista le dedicó a su memoria una nota que reflejaba el último levantamiento radical de 1933 contra el general Agustín P. Justo (del que Jauretche participó). “Murió en fecha patria –aclaraba la dedicatoria-, quizá porque los demás días le quedaban chicos. Vaya pues esta crónica de Paso de los Libres (…) como homenaje de TODO ES HISTORIA a un fugaz colaborador y un antiguo y querido amigo y maestro”. Y en marzo de 1977, apareció un número especial de “Todo es Historia” dedicado a los gobiernos de Juan Manuel de Rosas, quien hacía, para la fecha, cien años que había fallecido en Inglaterra. Mucho más se podría comentar sobre esta exitosa revista que aún hoy, a finales de 2009, continúa saliendo mensualmente.

Dos obras: “Los Caudillos” y “El 45”

Casi todos los libros que publicó Félix Luna fueron considerados muy beneficiosamente por la crítica. Escribió 27 obras, desde 1954 hasta 2006; nosotros queremos destacar dos de ellas: “Los Caudillos” y “El 45”, por lo menos de forma resumida.

En el primero de los títulos, y desde el vamos, Luna se coloca como miembro de la “civilización”, pero él es un “civilizado” que intentará rescatar las características de la “otra civilización”, que es la que asumieron los caudillos federales del interior patrio. En las primeras páginas, y a modo de prólogo, don Félix dirá que “la versión liberal de la historia no es otra cosa que la superestructura intelectual del programa de gobierno instaurado en el país después de Pavón”, y daba por sentado que “ahora la Argentina está preparada para asumir la verdad de su propia historia. No necesita anteojeras ni falsos pudores que le veden el conocimiento de las inevitables canalladas de todo proceso de formación nacional”. Pero desechaba a algunos historiadores revisionistas tanto como a los de la corriente liberal: “Naturalmente, Sarmiento, Mitre y sus continuadores académicos armaron la historia que ellos querían, porque justificando a ciertos próceres se justificaban ellos mismos y condenando a ciertos personajes hundían a sus enemigos contemporáneos. Los revisionistas –algunos de ellos, por lo menos- hicieron exactamente igual. De este modo se ha ido operando este extraño fenómeno que hace que la mitad de los historiadores argentinos opine exactamente lo contrario de la otra mitad… Esto no es positivo”.

En “Los Caudillos”, se dan a conocer datos biográficos y correspondencia privada de José Artigas, Francisco “Pancho” Ramírez, Juan Facundo Quiroga, Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza y Felipe Varela. En líneas generales, se puede decir que Félix Luna sale en defensa de sus sistemas de vida y de sus valores intrínsecos, como cuando entiende que “los caudillos federales fueron protagonistas auténticos y mayores de la historia y expresaron un rostro de la Patria que merece respeto. No fueron bandoleros ni tigres sedientos de sangre Quiroga, el Chacho o Varela”. Al presente, bien puede ser un libro de referencia a la hora de contemplar de modo más benévolo la vida de los gauchos federales del siglo XIX.

Como contemporáneo de Juan Domingo Perón, el referido Luna no pudo pasar por alto su figura, su obra ni sus gobiernos. Entonces, publicó “El 45”, obra de consulta obligatoria a la hora de entender cómo fue el 17 de octubre de 1945, fecha sublime del Nacional Justicialismo y del país todo. Lo extraordinario del asunto es que Félix Luna nunca fue peronista, y que, sin embargo, entendió que aquel año “el país entero decidió entonces adquirir un determinado estilo político y asumir una determinada conciencia”.

En otro párrafo del prólogo de “El 45”, añade el autor que “en 1945, mucha gente joven –yo también- fue catapultada hacia la política. Ese año, con su tensión emocional, con la presentación directa de un rostro nuevo de la Nación, nos marcó para siempre con el signo de la preocupación política y su trajinar. Fue para muchos un tiempo inaugural, inolvidable, cargado de motivaciones, de fervor y ansiedad”. Como puede notarse, aquél año también marcó una etapa en la vida privada de Félix Luna, de allí que diga que “este es un libro de memorias”.

Para poder hacer este extraordinario libro de historia política, Luna agradece los aportes de Raúl Apolo, Fermín Chávez, Jorge Farías Gómez, Edelmiro J. Farell, Arturo Frondizi, Ernesto Palacio, Juan Perón, Arturo Sampay, Vicente Sierra, Américo Ghioldi, etc., etc., además de sus máximos colaboradores de la revista “Todo es Historia” como Horacio J. Guido, Miguel Ángel Scenna, Fernando P. Alonso.

El libro consta de cinco capítulos y, al menos la edición del año 1986, tiene 509 páginas (Editorial Sudamericana). En la parte del “Epílogo hacia la Década Peronista”, el autor hace, quizás, una de las más bellas impresiones sobre el torrente popular que amaneció en el país en octubre de 1945, el cual aclamaba a un líder nato que él, Luna, tanto repudió desde que era militante radical: “Pienso que daría diez años de la vida de Félix Luna a cambio de un día, un solo día de Juan Perón. A cambio, por ejemplo, de aquella jornada de octubre, cuando se asomó a la Plaza de Mayo y recibió, en un bramido inolvidable, lo más limpio y hermoso que puede ambicionar un hombre con vocación política: el amor de su pueblo”.

En las primeras ediciones de "Todo es Historia", se intentaba poner énfasis en aquellos temas que modificaron para siempre al país, como por ejemplo el asesinato de Juan Facundo Quiroga, que se auspiciaba en el ejemplar N° 1 de la revista.

No hubo para el doctor Félix Luna sepelio en el Congreso Nacional, y su deceso fue menos publicitado que el del masón, drogadicto, homosexual y malintencionado “cómico” Fernando Peña…

domingo, 1 de noviembre de 2009

LA CASA Y EL PALOMAR DE CASEROS, RELIQUIAS DE 1788

El Palomar de Caseros, circa 1910.

Nadie, pero absolutamente nadie, podría poner en tela de juicio que el lugar donde hoy se haya emplazado el Colegio Militar de la Nación es un sitio histórico de nuestra patria. Ese fue el espacio físico que la historia le asignó a la primera gran derrota nacional, una madrugada de comienzos de 1852, donde muchos criollos dieron su existencia heroicamente, como el coronel Martiniano Chilavert, entre otros. Allí, en el mismo hecho de armas, peleó corajudamente un coronel rosista que, con el correr de los años, se convertiría en un respetadísimo lugarteniente del caudillo federal Felipe Varela: hablamos de Juan de Dios Videla. Todos ellos fueron bravos patriotas que padecieron el escarnio de una Argentina perseguida, secuestrada y criminalizada por la masonería unitaria a partir del combate que libraron en Caseros.

Pero, ¿qué se sabe de este lugar, aparte de que allí tuvo lugar la batalla de Caseros y de que, al presente, cobija las instalaciones del Colegio Militar de la Nación? A decir verdad, muy poco es lo que se sabe, y de esa infinita necesidad por mostrar los lugares que, a lo mejor, recorremos periódicamente yendo en auto o en colectivo, es que escribimos este tipo de notas.

Rescatada de un añejo fascículo semanal de la colección "Crónica Histórica Argentina", del 2 de enero de 1969, pasamos a transcribir una referencia encontrada sobre el "Museo Histórico de El Palomar de Caseros, de Buenos Aires", según reza su título. Porque la patria también queda reflejada en sus monumentos y edificios, aquí lo enunciado:


"En jurisdicción del Colegio Militar de la Nación, en la localidad bonaerense de El Palomar, a unos 20 kilómetros de la Capital Federal, se hallan este Museo, el campo donde tuvo lugar la batalla de Caseros y el palomar histórico. La designación Casa de Caseros -hoy sede del Museo- se origina en el apellido de su primitivo propietario, don Diego Cassero o Caseros, quien adquirió la posesión en el Pago de las Conchas a Isidro Burgos, el 21 de julio de 1781. Según asienta Cassero en su testamento, construyó el edificio principal en 1788, con veinticuatro habitaciones y un mirador en una de sus esquinas. Ciento treinta mil frutales le dieron el nombre de Monte Caseros.

El día anterior a la batalla, sirvió de alojamiento y punto de reunión de los jefes del ejército federal, y durante su desarrollo fue la posición fuerte en que se apoyó el ejército de Juan Manuel de Rosas. El sector de la casa se encontraba protegido por diez piezas de artillería y el batallón de Tenientes Alcaldes. El ataque a las fortificaciones de Caseros (casa, palomar y una línea de carretas) estuvo a cargo del batallón de voltigeros (tiradores) [N. de R.: eran de la División Oriental, o sea, del Uruguay] al mando del teniente coronel Palleja. La actual sede del Museo fue entonces banco de sangre y hospital de campaña y allí mataron al cirujano Claudio Cuenca al pedir clemencia para los heridos.

En el año de la batalla la propiedad pertenecía a don Simón Pereyra; sus descendientes, señoritas María Antonia y María Luisa Pereyra Iraola, donaron al Estado la casa y el palomar, rodeados por diez hectáreas de campo. Debidamente restaurados, la casa y el palomar han sido declarados lugar histórico y monumento histórico, respectivamente, por decreto del 21 de mayo de 1942.

Seis amplias salas guardan el patrimonio de este Museo. La de mayor significación es la denominada Sala de las Reuniones Preliminares del Pacto de San José de Flores. En ella una placa señala: "En este solar el 5 de noviembre de 1859 se reunió la Primera Conferencia de Delegados y se fijaron las bases de la pacificación nacional que culminó en el Pacto de San José de Flores". En las salas Caseros, Sala de Armas, Organización Nacional y Campañas al Desierto se exhiben documentos, piezas iconográficas, uniformes y otros materiales vinculados con la batalla. Son de interés una caja de caudales y una petaca de cuero que pertenecieron a Rosas; armas, balas de cañón y otros objetos encontrados en el campo de batalla; una reproducción del uniforme de gala del mariscal Solano López.

Foto actual del Palomar de Caseros, en cuyos terrenos se encuentra el Colegio Militar de la Nación.

El palomar es una curiosa obra circular destinada a la cría de palomas, para lo que cuenta con innumerables nidales realizados con ladrillos, donde todavía hoy, gran cantidad de aquellas aves viven y se reproducen. La construcción incluye tres pisos concéntricos, galerías, interiores y depósitos.

Acceso: desde la Capital Federal, 22 km por la Ruta Nacional N° 201".

martes, 20 de octubre de 2009

JUAN ANTONIO ALVAREZ DE ARENALES: DEFENSOR DE LA SOBERANIA ARGENTINA EN EL ALTO PERU (1825-1826)

General Juan Antonio Álvarez de Arenales

En el acervo de la cultura popular, el apellido Arenales no fue bien tratado. Su sola mención nos remite a la oligarquía más recalcitrante y poco adepta a la nación. Vivir "sobre Arenales" significa, súbitamente, poseer un costosísimo y muy refinado semipiso de la ciudad de Buenos Aires, rodeado, a lo mejor, de los departamentos de militares arrogantes, de dobles apellidos aburridos, materialistas, y de emburbujados que sienten compasión por la figura guerrillera de Ernesto "che" Guevara Lynch de la Serna.

Todo ello es, pues, el resultado de la azarosa nomenclatura ciudadana que le asignó a Arenales una fama mezquina. Para ir poniendo las cosas en su lugar, diremos que los Álvarez de Arenales fueron grandes argentinos y federales, y bravos defensores de la soberanía como honestos funcionarios, con una amplia visión de servicio desinteresado. Si sus vidas terminaron desconocidas fue, precisamente, por estas últimas virtudes.

El general Juan Antonio Álvarez de Arenales, por ejemplo, fue el último defensor de la soberanía argentina sobre el Alto Perú, cuando se desempeñó como gobernador de Salta. Se opuso permanentemente a la ingerencia del masón y aliado de Simón Bolívar, mariscal Antonio José de Sucre, el cual alentó la ilegítima separación de Tarija de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Tarija no era cualquier zona. El Departamento de Tarija, de cuya jurisdicción dependía la ciudad de Chichas, era "el granero de la región altoperuana", nos señala Ernesto Restelli en "La Gestión Diplomática del General Alvear en el Alto Perú". Basamos que el Departamento de Tarija era nuestro por lo que expresa un trabajo de la Academia Nacional de la Historia escrito por Alicia Mercedes Ubeira. Dice así:

"La Real Ordenanza de Intendentes de 1782, delimitó, junto a otros territorios, el de la Intendencia de Salta, comprendiendo ésta las actuales provincias de Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y Salta como capital. En 1794 se le agregó Orán y en 1807, por Real Cédula de Carlos IV, Tarija. Este último territorio, que hasta entonces perteneciera a la Intendencia de Potosí, pasa a depender de la jurisdicción salteña con carácter efectivo el 24 de marzo de 1808, al dar cumplimiento las autoridades de Potosí de la Real orden de 1807. Desde entonces, Tarija dependió en lo administrativo, político, militar y religioso de Salta".

En cumplimiento de este derecho inalienable, el patriota Juan Antonio Álvarez de Arenales "ordena al teniente gobernador de Tarija, don José Felipe Echazú, proceda a realizar elecciones de representantes de ese departamento para la Legislatura salteña". Los problema con los traidores a la Patria comienzan cuando Álvarez de Arenales, de buena fe, envía una división del Ejército Libertador a Tarija al mando del comandante Guillermo Ferguson, quien "ordena a Echazú no realizar las elecciones dispuestas por Arenales y no obedecer otras órdenes que las emanadas del general Antonio José de Sucre". Por traidores y masones está secesionado nuestro país.

Otro cipayo -que años más tarde abrazaría el unitarismo masónico- en este asunto será el general Juan Gregorio de Las Heras, quien para 1825 se encontraba como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Él creará una Legación compuesta por (anoten) Carlos María de Alvear y el doctor José Miguel Díaz Vélez, ambos ministros plenipotenciarios que debían "felicitar al Libertador Simón Bolívar por los servicios prestados a la causa de América y arreglar con él cualquier dificultad que pudiera suscitarse en el Alto Perú por la libertad acordada a estas provincias". Es decir, señores, el gobernador de Buenos Aires prefería tratar el problema soberano del Alto Perú con Bolívar y no con el compatriota Juan Antonio Álvarez de Arenales, que bien dispuesto estaba y estuvo en defender hasta las últimas consecuencias dicho territorio para el país.

La Legación o Comisión, por ende, urdió políticas traidoras con Bolívar y Sucre. El 6 de agosto de 1825, siendo todavía gobernador salteño don Juan Antonio Álvarez de Arenales, se produce un movimiento subversivo en Tarija; se trata de un pronunciamiento hecho por facciones que querían que el Alto Perú (Tarija) quedara "bajo la dependencia del Gobierno Supremo del Perú". De hecho, los subversivos lograron esta aspiración, aunque no por mucho tiempo. A fines de 1825, la situación parecía resolverse con la devolución de este territorio al Estado Argentino.

En este punto, comienza a jugar la Legación formada por Las Heras. ¿Y qué hacen? Como pactaban con Simón Bolívar, le mandan decir a él que era alevoso haber incurrido en una sedición como la de agosto de 1825, que mejor era buscar un reemplazante de Álvarez de Arenales en el cargo de gobernador de Salta, dócil y proclive a seguir los lineamientos de Sucre.

Álvarez de Arenales advierte esta maniobra y resistirá las embestidas de Las Heras, Bolívar y Sucre, quienes pusieron a operar a un traidorzuelo llamado Ciriaco Díaz Vélez (hijo del doctor José Miguel Díaz Vélez) . Éste fogoneó durante los meses siguientes la separación de Tarija del territorio argentino. En carta del 8 de febrero de 1826, Ciriaco Díaz Vélez desde Tarija le dice al general Carlos María de Alvear que "defiende con calor y entusiasmo las aspiraciones del Cabildo tarijeño para independizarse de Salta, justificando éstas por la capacidad económica, extensión y población del territorio y por las quejas que tenían contra este Gobierno".

Desde finales de 1824 que el Congreso General Constituyente se encontraba reunido en Buenos Aires, por eso mismo en febrero de 1826 se eligieron diputados nacionales por Tarija. Esas mismas elecciones servían para que esos diputados tarijeños elegidos, votasen por la independencia o no de Tarija. De este modo transcurrieron las trampas y las intrigas:

"No hay que forzar mucho la imaginación para prever los resultados de esta votación: de 17 votos, 5 fueron a favor de la unión con Salta, mientras que 12 lo hicieron por la independencia.

Con respecto a la elección de diputados nacionales, las sospechas de Gordaliza (*) parecen confirmarse al ser electos de los siete diputados que correspondía según el censo de población, sólo dos tarijeños: don Domingo Arze y don Felipe Echazú. Los restantes serán porteños: José María Díaz Vélez (hermano de Ciriaco); Baldomero García y Cayetano Campana. Consignamos que al presentar estos últimos sus poderes ante el Congreso en abril de 1826, su incorporación al cuerpo nacional quedó suspendida en razón de las irregularidades que se observaron en su elección. Por este motivo los otros dos diputados porteños que completan la representación tarijeña no se presentaron, por lo que no hemos podido comprobar sus nombres".

No es el objetivo de este posteo extendernos demasiado sobre cómo hemos perdido el Alto Perú los argentinos, si bien resulta necesario para poner en su lugar la figura de Juan Antonio Álvarez de Arenales. Y aunque suene a mentira, lo que empezó siendo un tema regional, luego se fue extendiendo a nivel nacional. En la confabulación del Alto Perú se mezclan algunos nombres como el de Dorrego, Juan Bautista Bustos, Bernardino Rivadavia y la Guerra contra el Imperio del Brasil. Por lo pronto, quien fuera gobernador de Salta, Álvarez de Arenales, sostuvo los derechos inalienables argentinos sobre lo que hoy es Bolivia.

"Ya en cartas a Bolívar del 12 de julio y 20 de agosto de 1826 -sostiene la escritora Alicia Mercedes Ubeira-, el presidente [boliviano] Sucre insiste en la recuperación de Tarija, proponiendo ocuparla con tropas y sostenerla a mano armada, por cuanto la posesión argentina de este territorio importa un gran peligro para la República que preside". Esta opción subversiva de Sucre, no obstante, ya parecía inviable pues él tenía demasiados simpatizantes dentro del territorio argentino como para que la situación se le vaya de las manos. Uno de esos traidores fue el coronel Francisco Burdett O'Connor, un agente secreto que arribó a Tarija en marzo de 1826. La conducta observada por O'Connor en la villa "es la que correspondería a un agente secreto de un estado enemigo, trayendo no sólo despachos de coroneles con sueldo efectivo de la República de Bolivia, para José Eustaquio Méndez y Bernardo Trigo, sino también ofreciendo en nombre de Sucre 5.000 hombres para sostener la incorporación de Tarija al Alto Perú".

Continuando con el coronel Francisco Burdett O'Connor, éste tomará al pie de la letra las sugerencias que Sucre le escribe en sendas cartas a Bolívar. El 27 de septiembre de 1826, O'Connor ocupa militarmente Tarija; una vez allí, prepara sus milicias y algún que otro regimiento de caballería para que protegan la plaza. Al mismo tiempo, manda expediciones a Chichas para reclutar soldados. Es que el coronel O'Connor también ambicionaba anexarse territorio de la provincia de Jujuy. El gobernador de Salta, Juan Antonio Álvarez de Arenales, le escribe un oficio a su ministro Agüero el 14 de octubre de 1826 expresándole que:

"[O'Connor] iba a enderezar la división de las dos Repúblicas Argentina y Boliviana, agregando a esta última el pueblo de Santa Catalina perteneciente al departamento de la Puna en el territorio de Jujuy y que sucesivamente había de dirigir sus ataques contra esta provincia [Salta], expulsando del mismo modo a todos los argentinos que existan o habiten en el Alto Perú".

Con la fuerza de la ilegalidad, el 3 de octubre de 1826 el Congreso de Bolivia admite a los diputados de Tarija, electos fraudulentamente en febrero de 1826 como se ha dicho, al tiempo que llama a formar "un tratado de límites con la República Argentina". Por todo ello, "el gobierno de Tarija notifica al Gobierno Nacional que ese territorio se ha separado de Argentina y agregado a Bolivia", advierte Gregorio F. Rodríguez en su obra "Contribución histórica y documental" (1922).


ALZAMIENTOS FEDERALES Y GUERRA CONTRA EL BRASIL

Hay una hipótesis que sostiene que los alzamientos de los caudillos federales Juan Facundo Quiroga, Juan Bautista Bustos (gobernador entonces de Córdoba) y Juan Felipe Ibarra (gobernador de Santiago del Estero) en agosto de 1826, pudieron haber sido el impedimento de un nutrido número de tropas que Álvarez de Arenales pretendía enviar a Mojo (localidad del Alto Perú), donde estaban acantonadas las tropas partidarias de Sucre que segregaron toda esa zona. El temor del gobernador de Salta habría sido el dejar librado a la anarquía a su provincia ante los levantamientos federales.

La otra hipótesis (que nos parece la más seria) es el comienzo, en octubre de 1825, de la guerra contra el Brasil, que motivó gastos excesivos y la utilización de un número grande de tropas. Para ser sensatos, el propio Juan Antonio Álvarez de Arenales así lo cree. El 29 de noviembre de 1826, en carta a su ministro de Gobierno, Julián Agüero, Arenales cree que el cordobés Bustos y el santiagueño Ibarra recibían apoyo financiero de Sucre, pues Bolivia nunca podría haber librado una guerra frontal contra el Estado argentino, de allí el supuesto apoyo (no creemos que haya sido ese el motivo de dichos alzamientos federales, sino algo más patriótico que servir a Sucre) que el mariscal le dio a los caudillos federales, para socavar el poder del gobierno central argentino sin llegar a un conflicto armado entre ambas naciones. Entonces, mientras más conflictos internos haya en el país, menos atención le prestarían las autoridades argentinas al conflicto de Tarija.

El 9 de febrero de 1827 es derrocado el general Juan Antonio Álvarez de Arenales de la gobernación de Salta, por fuerzas que respondían al unitario José Francisco Ignacio de Gorriti. La provincia había entrado en una guerra civil luego de la pérdida de Tarija y el caos consiguiente.


(*) Mariano Gordaliza fue un brillante aliado de Álvarez de Arenales. Por ingerencia de éste, llegó a ser teniente gobernador del Departamento de Tarija, hasta que fue expulsado del cargo tras el intento subversivo del mariscal Antonio Sucre de agosto/septiembre de 1826.

domingo, 11 de octubre de 2009

EL 8 DE OCTUBRE DE 1975, CAIA EN TUCUMAN EL SOLDADO CONSCRIPTO FREDY ORDOÑEZ

Esta es una de las pocas imágenes públicas que se conocen del "Operativo Independencia". Puede verse a un efectivo del Ejército Argentino entre la espesa vegetación de Tucumán, armado y dispuesto al combate.

El 10 de octubre último, pasó desapercibido el aniversario número 34 del combate de Acheral, en los montes tucumanos, en el marco del "Operativo Independencia" que, en febrero de 1975, fuera legitimado por decreto del gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón para exterminar el accionar de la delincuencia subversiva marxista allí enraizado.

Las crónicas permiten verificar que el combate de Acheral fue el más feroz que se produjo en la provincia de Tucumán durante la campaña del "Operativo Independencia", donde fueron numerosas tanto las bajas del ejército como del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). Y aunque oficialmente se pronuncia el 10 de octubre como el de la batalla aquí recordada, en las jornadas previas existieron importantes escaramuzas que desembocaron, al fin, en las principales acciones del día 10.

En este sentido, el día 8 de octubre de 1975 caía en combate el soldado conscripto Fredy Ordóñez, un salteño de 21 años de edad que en el pasado había sido subversivo; no fue tarde para darse cuenta de que su permanencia allí significaba una alta traición a la Patria, por eso, de forma voluntaria, optó por ingresar a las filas del Ejército Argentino e ir a luchar al monte tucumano.

Su muerte fue tan gloriosa como la del soldado conscripto Hermindo Luna, para quien la presencia de los delincuentes marxistas de Montoneros en las instalaciones del Regimiento de Monte 29 de Formosa, la tarde del 5 de octubre de 1975, no le hizo mella, arriesgando su vida al grito de "¡Acá no se rinde nadie, mierda!".

Sobre la muerte del soldado Ordóñez, existen las impresiones de un oficial cuyo nombre desconocemos, relato aparecido en una obra interesantísima llamada "¡Aniquilen al ERP!" de Héctor R. Simeoni. Este libro fue publicado por Ediciones Cosmos y, según otra obra ("Santucho, entre la inteligencia y las armas", de Eugenio Méndez), "[Simeoni] es el primer periodista que narra la historia de militares y erpianos en los cerros. No volvió a reeditarse".

Rescatamos, entonces, algunos párrafos de una de esas narraciones hechas al autor del libro en forma anónima, que contienen -como dijimos- datos de primera mano sobre el final del soldado conscripto Fredy Ordóñez en una misión del constitucional "Operativo Independencia" decretado por el gobierno Nacional Justicialista de 1973-1976:

"(...) El 5 de octubre [de 1975] la fuerza de tareas se separó. A nuestro grupo le tocó irse a vivir al monte. Hacia allí nos fuimos en helicóptero 300 hombres. Coincidentemente, se empezó a poner la cosa difícil. Cuando habíamos llegado a una finca para de allí trasladarnos al asentamiento elegido, se escuchó por radio un pedido de auxilio. Habían emboscado a una patrulla del Regimiento 20.

Eran cuatro soldados y un suboficial. Los emboscaron en una hondonada, al costado de la cual corría un río. Ellos, que eran muchos, les tiraban desde una barranca. No tenían escapatoria. Quedaron acribillados en el suelo. Bajó una mujer que, en medio de una risa histérica, se dedicó a rematarlos uno a uno. Casi enseguida, nuestras tropas los atacaron y ellos se dieron a la fuga (...).

Llegamos al sitio elegido cuando era noche muy avanzada. Se trataba de un claro, en medio del cual había un quincho abandonado y al lado una pequeña cnstrucción de material. Ocupamos el lugar y comenzamos a dormir por parejas, manteniendo un operativo de seguridad bastante riguroso.

En esa pequeña pieza estaban conversando el jefe del equipo de combate y uno de los oficiales cuando un soldado gritó: '¡Ahí vienen los fules!'.

Enseguida abrió el fuego y eso se convirtió en un infierno. Era la una y diez de la mañana. Noche totalmente cerrada, ni un destello, ni una estrella. Imposible ver a más de un metro.

Eran los que habían atacado a la patrulla. El sitio que elegimos para instalar nuestro acantonamiento era el mismo que ellos tenían designado como sitio de reunión posterior a su ataque.

La confusión era tremenda. Nadie sabía si el que tenía al lado era amigo o enemigo.

Uno de ellos venía avanzando. En eso tropezó y cayó junto a un suboficial nuestro que venía del sur y no estaba demasiado habituado al lugar. Le dijo: 'Soy soldado, tuve un enfrentamiento en Lules y me vengo replegando'.

Lules queda a 60 kilómetros de donde nosotros nos hallábamos, pero nuestro hombre (recién llegado al lugar) no lo sabía. Comenzó a ayudarlo a incorporarse. De repente, le tocó la pierna y descubrió que el otro tenía unas medias largas y altas, como las de los jugadores de fútbol. Estaban prácticamente abrazados, así que se agarraron a trompadas; se revolcaban por el terreno. El tipo le arrancó el casco al suboficial y lo dejó seco en el lugar. Se escapó. Después supimos que se trataba del famoso 'teniente Armando', que en un momento dado desapareció de la zona del combate; creo que se fue del país (...).

Los llamábamos 'fules' por 'fuleros', por malos.

A otro soldado le quitaron el fusil. Avanzaron por su espalda. El hombre tenía el arma trabada. No le hicieron nada, se contentaron con eso. Pero pegó un grito tan desgarrador que creímos que lo habían degollado.

Yo estaba durmiendo, me despertaron las balas trazadoras que pasaban por encima de mi cuerpo. Por supuesto no tenía protección. Me quedé como estaba, boca arriba. Mi sentimiento instintivo fue: mejor que me peguen un tiro en la cara, antes que en la nuca. Le quité la chaveta a una granada. Junto a mí estaba un subteniente; le dije: 'Preparate, porque tenemos al lado a los fules'.

Cuando íbamos a tirar, vi varias siluetas recortadas contra el resplandor que llegaba de Famaillá. Llevaban mochilas y cascos. Lo contuve al otro: 'Dejalos, deben ser soldados nuestros que se están replegando'.

Eran subversivos. Los cascos y mochilas se los habían robado a nuestros soldados, asesinados horas antes.

¿Cómo llegaron hasta nuestro campamento? No puede decirse que penetraron nuestras líneas. Ellos venían caminando tranquila, casi inocentemente hacia lo que creían un lugar seguro... y se encontraron con nosotros. No le tendimos una emboscada. Fue un típico combate de encuentro.

Cuando se encontraron con la sorpresa se separaron en dos grupos. El más numeroso corrió desabrochándose todo, abandonando sus pertrechos por el camino, y logró ponerse a salvo. Otro, más pequeño, desesperado, optó por 'pechar el monte'. En un momento dado se encontraron con una sección. El soldado Fredy Ordóñez intentó identificarlos pero le dispararon por sorpresa. Le encajaron cuatro tiros en el pecho. Murió instantáneamente. Se arrojaron por una quebrada y así se pusieron a salvo.

En el terreno quedó el capitán 'Pablo' (un sujeto apellidado Molina). Al poco tiempo cayó en una emboscada Adrúbal Santucho, que era el correo que se dirigía a tomar contacto con el exterior. Le encontramos una carta que contenía el parte de guerra de ellos. Así nos enteramos de que eran dieciocho. Cinco eran los que habían asesinado al soldado Ordóñez; el resto huyó por el otro lado. Todavía no sabían que había muerto el 'capitán'.

Cuando todavía no estaba totalmente liquidado el enfrentamiento, llegaron los helicópteros. Rastreaban el terreno con sus potentes reflectores. En algún momento, me enfocaron en pleno rostro. No pude evitar un estremecimiento, era un blanco perfecto. Cuando lo llevaron a Fredy Ordóñez, mi jefe se estaba comunicando conmigo por radio. Me conmoví cuando me dijo: 'Espere, ya lo tengo... No... está frío, ya se murió'.

Es casi imposible describir el sentimiento que embarga al oficial al comprobar que ha muerto uno de sus soldados. Creo que es algo parecido a haber perdido una parte de sí mismo (...).

Vuelvo a Fredy Ordóñez. Era huérfano de padre y madre. Podría haberse exceptuado pero no hizo el trámite porque quería hacer el servicio militar. Después empezó con los problemas. Se escapaba del cuartel. A veces volvía. En medio de alguna escapada lo encontré por ahí, me puse a conversarlo y lo convencí de que volviera. Me agradecía calladamente. Un día, me sorprendió al pedirme que fuera su padrino de confirmación. Desde ese momento siempre lo tuve cerca, firmemente pero sin ostentaciones.

El día que partimos para el monte llamé a la tropa y la invité a que me entregaran, teniendo en cuenta las condiciones en que nos tocaría desenvolvernos, cualquier efecto que no fuera necesario en campaña. Yo lo guardaría en una especie de cofre que tenía y, al regreso, todos podrían recuperar lo suyo sin problemas. Fredy me dio una radio chiquita y unas cuantas pavadas sin valor.

Al rato se me acercaron dos soldados con una queja: 'Señor, Ordóñez nos anda diciendo que nos van a matar'.

No les decía ni cómo ni cuándo, sólo les advertía, en tono de chiste, que tuvieran cuidado. Su personalidad y su escaso nivel intelectual podrían haber hecho que no llamaran la atención en él este tipo de bromas. Lo llamé para hacerlo reflexionar, recuerdo que le hablé bastante de que la verdadera hombría consiste en un adecuado manejo del propio miedo.

Ahora creo que el soldado Ordóñez era objeto de una oscura premonición. Actuaba como alguien que quiere despojarse de una realidad que intuye. Su estado de ansiedad era notable".