jueves, 13 de diciembre de 2007

13 DE DICIEMBRE: PASO A LA INMORTALIDAD DEL CORONEL FEDERAL MANUEL DORREGO


Manuel Dorrego encomendando su alma a Dios, momentos antes de su ejecución llevada a cabo en la localidad de Navarro, provincia de Buenos Aires, el 13 de Diciembre de 1828.


A mediados de 1828 las Provincias Unidas del Río de la Plata le habían propinado una soberana derrota al Imperio del Brasil, que a partir de entonces se confundió en un estado de anarquía y desorden como nunca antes se había visto. Todo indicaba que, observando tal estado de desmadre, las tropas criollas podrían fácilmente tomar posesión de los territorios del sur del Brasil y, como lo había concebido el Coronel Manuel Dorrego, llegar hasta la propia ciudad capital del Imperio brasileño. Pero, ¿por qué circunstancias llega Manuel Dorrego a la gobernación de Buenos Aires? Porque el masón unitario Bernardino Rivadavia fue presionado para que renuncie en 1827, a raíz de que teniendo todo a favor en la guerra contra el Brasil, aquél decide firmar un Tratado Preliminar de Paz con el Imperio en el cual se devolvía la Banda Oriental a los brasileños... Rivadavia se "basó" en los tiempos en que los portugueses invadieron la provincia oriental cuando el patriota José Artigas gobernaba dicho territorio. De esta manera la Junta de Representantes nombra el 12 de Agosto de 1827 a Dorrego como nuevo gobernador. Mientras tanto, la guerra continuaba con una clara ventaja para las fuerzas argentinas. La idea de Dorrego, pues, de atacar hasta su propia capital a las fuerzas luso-brasileñas enemigas no era para nada imposible. Pero ya para entonces comenzaron los finísimos oficios de la masonería inglesa, que enseguida vio en la figura de Manuel Dorrego un enemigo al que había que eliminar como sea. El primer paso que juzga necesario Dorrego hacer es la recuperación de la Banda Oriental, en donde pensaba tener 12.000 hombres armados para que expulsaran a los brasileños. Luego se iría por el resto. Pero las finanzas, tras tantos años de guerra, empezaban a flaquear. Un siniestro personaje, británico el mismo, Lord Ponsonby empieza a mover su diplomacia, de un lado y del otro. Ponsonby quería que Dorrego, en primer lugar, firme la paz con el emperador Pedro I de Brasil. Un informe de Lord Ponsonby decía lo siguiente: "Es necesario que yo (Ponsonby) proceda sin demora y obligue a Dorrego, a despecho de sí mismo, a obrar en abierta contradicción con sus compromisos secretos con los conspiradores y que consienta en hacer la paz con el emperador...". Las "conspiraciones" de las que Lord Ponsonby endilga a Dorrego eran aquellas inspiradas en la creencia de que el patriota federal buscaba una ganancia ilícita al negarse a hacer la paz con el Imperio del Brasil. Nada más errado.

Los trabajos infames de la masonería inglesa persistieron al ver que Dorrego era insobornable. En los comienzos de 1828 escribe Lord Ponsonby al primer ministro británico Lord Dudley: "Mi propósito es conseguir los medios de impugnar a Dorrego si llega a la temeridad de insistir sobre la continuación de la guerra", y a manera de presagio funesto, agrega: "Me parece que Dorrego será desposeído de su puesto y poder muy pronto; el partido opuesto a él (los unitarios salvajes) espera noticias de Córdoba para proceder"...

Entonces Lord Ponsonby deseaba la declaración de la "independencia" de la Banda Oriental como estado-nación, o como "estado tapón" que, bajo los auspicios ingleses, les permitiera cierto control sobre el Río de la Plata. En cambio, a estas alturas, Manuel Dorrego se ve amenazado por la propia Junta de Representantes –eminentemente logista y relacionada a las finanzas británicas- que le niega recursos salvo para pagos mensuales de pequeñas sumas, y entonces prefiere dejar a los orientales a que decidan libremente sobre su futuro, que sean los propios habitantes de la Banda Oriental quienes decidan sobre el porvenir de su tierra. Pedro I, presionado por la mala situación financiera del Brasil y alertado por una revuelta interna que iba a tener lugar dentro del Imperio, lo cual hacía peligrar su poder, acepta por pedido de Lord Ponsonby la independencia de 'Cisplatina' -nombre con el que se conoció primeramente al actual territorio del Uruguay en su proceso de independencia-.

En agosto de 1828 la masonería británica se sale con la suya: se firma una Convención preliminar que establece:


1) La renuncia de Brasil y la Argentina a la "provincia de Montevideo llamada hoy Cisplatina" que se constituirá en Estado libre e independiente.

2) Ambas naciones se obligan a defender la independencia e integridad del nuevo Estado.

3) Un congreso oriental redactaría su constitución, que sería examinada por comisarios de la Argentina y Brasil “con el único fin de ver si en ella se contiene algún artículo que se oponga a la seguridad de sus respectivos Estados”.

4) Las tropas argentinas y brasileñas evacuarían el territorio oriental dentro de los dos meses.

5) Canjeado el Convenio Preliminar, se nombrarían plenipotenciarios para el tratado definitivo: “Si lo que no es de esperarse las altas partes contratantes no llegasen a ajustarse, no podrán reanudar las hostilidades sin previa notificación hecha recíprocamente seis meses antes con conocimiento de la potencia mediadora (Inglaterra)”.

6) Por un artículo adicional Argentina y Brasil se reservaban por quince años la navegación del Río de la Plata y sus afluentes.
-------------------------------------------------------------------------------------------

Este panorama obliga a Manuel Dorrego a firmar dicha Convención ya que Gran Bretaña lo amenazaba seriamente. Así fue como urdidos por la diplomacia masónica inglesa, los unitarios vieron en Dorrego a un “traidor”, y decidieron –General Juan Galo Lavalle mediante- destituirlo de la gobernación de Buenos Aires en lo que bien hay que decir que fue: un Golpe de Estado. Y luego se lo mandaría a fusilar, el 13 de Diciembre de 1828.

Explica José María Rosa sobre aspectos de la conspiración tramada contra el Coronel federal Manuel Dorrego luego de la “independencia” de la Banda Oriental: “El plan del representante británico (Lord Ponsonby) era alentar la libertad de prensa para enconar las pasiones. Insinuarle a los agiotistas que Roxas y Patrón [ministro de Finanzas dorreguista] acabaría con los negocios, a los militares que Dorrego era culpable de la humillación argentina, a la “gente decente” que los “chacuacos y compadritos” la habían suplantado. Y enconar a los federales reputados como “decentes” contra el gobernador de los orilleros: en Córdoba estaba el desplazado y despechado Bustos que rumiaba su ambición, aquí el joven Juan Manuel de Rosas que amontonaba peligrosos prestigios en su comandancia de campaña. Ambos podían servirle de instrumento para demoler a Dorrego”. Hasta se ha dicho que los propios unitarios alentaban a los caudillos Juan Bautista Bustos y Juan Manuel de Rosas para que derroquen a Manuel Dorrego, con el apoyo de los hermanos Anchorena, y al respecto hay un ejemplo claro que desarma estas falsas hipótesis: Juan Manuel de Rosas ungido por el entonces gobernador Manuel Dorrego como Comandante General de las Milicias de campaña de Buenos Aires, al advertir la jugada en que se habían metido sus parientes los Anchorena, renunció a la comandancia en 1º de Abril de 1828, por lo que pocos días después fue ratificado para que se quede en su cargo por el propio Manuel Dorrego. Y hasta el propio Juan Manuel de Rosas le escribe al gobernador Dorrego: “El ejército nacional llega desmoralizado por esa logia que desde mucho tiempo nos tiene vendidos; logia que en distintas épocas ha avasallado a Buenos Aires, que ha tratado de estancar con su pequeño círculo a la opinión de los pueblos; logia ominosa y funesta contra la cual está alarmada la nación”. Pero como ocurrirá con las advertencias que Rosas le diera años más tarde a Juan Facundo Quiroga, Dorrego no le prestó mucha importancia a esa misiva…

Ya a finales de 1828 los unitarios querían derrocar al gobernador de Córdoba, General Juan Bautista Bustos, un leal de la causa federal. En abril de 1829, el unitario José María Paz se hará con la gobernación cordobesa, ocupando –como su par Lavalle en Buenos Aires- una provincia central e importantísima como Córdoba. Todos los logistas se preparaban para revolucionar el país, con la ayuda británica que influenciaba todo desde la portuaria Buenos Aires.

Por último, el Banco Central en Buenos Aires que antaño se negaba a pagarles los sueldos a los funcionarios de Dorrego lo mismo que a las tropas argentinas que guerrearon contra el Brasil, ahora con Lavalle se ponía al día adelantando todos los sueldos atrasados.



1º de Diciembre de 1828: el delincuente subversivo y masón Juan Lavalle se apresta a tomar el Fuerte de Buenos Aires, destituyendo al legítimo gobierno federal y patriota del Coronel Manuel Dorrego.

No hay comentarios: