martes, 23 de diciembre de 2008
RASGOS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y DE LAS PRIMERAS NAVIDADES EN EL RIO DE LA PLATA
domingo, 7 de diciembre de 2008
A INGLATERRA, UNA POESIA CRITICA DE 1896
Fotografía de finales del siglo XIX, en la que se ven a dos oficiales ingleses rodeados de cipayos hindúes.
lunes, 1 de diciembre de 2008
EL DRAMA DE LOS HEROES DE MALVINAS QUE NO SON RECONOCIDOS, Y QUE ACAMPAN EN PLAZA DE MAYO
- "El día 29 de abril, siendo aproximadamente las 2015 horas, el señor Director del Liceo Militar General Roca recibió la información de que un grupo de comandos habían desembarcado en un puerto intermedio entre Caleta Olivia y Puerto Deseado; por lo cual se organizaron dos patrullas de combate, las cuales iniciaron un movimiento de aproximación helitransportados a las 2100 horas aproximadamente, dado que las dos aeronaves debieron concurrir a hacer reabastecimiento a la base de la Brigada Aérea".
- Se informó a los oficiales de Enlace de la Policía del Chubut y Santa Cruz, efectuar patrullajes en Ruta 3, toda persona que hable idioma inglés exclusivamente y con notable acento extranjero deberá ser detenida y remitida al Dest Icia 182".
Se señala que a las 24 horas del 29 de abril de 1982, los dos helicópteros aterrizaron cerca de Caleta Olivia. Una de las máquinas era un AE419, que estaba al mando del teniente coronel Miguel Ángel Clodoveo Arévalo, jefe de la "Agrupación Comodoro Rivadavia", y el otro helicóptero estaba el mando del capitán Horacio Marengo.
El entonces soldado Medina, muy seguramente camarada de los que reclaman en Plaza de Mayo pese al silencio de los dirigentes cipayos, estaba en uno de los helicópteros, y así relataba estas jornadas en que la guerra se libraba fuera de las islas Malvinas: "Llegamos a la costa agazapados y a la playa cuerpo a tierra; íbamos armados y con las armas sin seguro. Nos decían que íbamos a fuego, es decir, a entrar en combate. La gente del primer helicóptero montó guardia hasta las dos de la mañana y nosotros fuimos a descansar a la comisaría de Caleta olivia, que quedaba sobre la playa. Los reemplazamos a esa hora hasta las seis y media. A las siete y minutos salimos hacia los helicópteros que habían aterrizado a unos cinco kilómetros. Cuando nosotros llegamos al nuestro, ya el primer helicóptero se había ido. Salimos con rumbo al sur, era un día brumoso y volábamos sin contacto de radio con la otra máquina. Íbamos a una estancia llamada "La Floradora" donde se suponía que estaban los comandos [ingleses]. Aterrizamos y estuvimos hasta pasado el mediodía. Recuerdo que los oficiales viglaban con prismáticos, hasta que, sin tener noticias de la otra máquina, los oficiales deciden volver a al comisaría de Caleta Olivia".
Recién a las 12:15 del 30 de abril de 1982, el helicóptero que comandaba el teniente coronel Miguel Ángel Arévalo había sido derribado, muriendo prácticamente todos sus tripulantes en el acto. Las versiones señalan que estaban sus cuerpos mutilados y desnudos.
Dijo recientemente el retirado con grado de teniente coronel Horacio Marengo, uno de los dos jefes que participaron de la avanzada en busca de comandos ingleses en las cercanías de Caleta Olivia: "La Guerra de Malvinas no sólo se peleó en las islas, nosotros perdimos diez hombres cuando fuimos a una misión en cercanías de Caleta Olivia, al norte de Santa Cruz; cuando fuimos en busca de un grupo de elite británico". Y luego, deja entrever que al otro helicóptero lo derribaron los ingleses clandestinos:
(...)
"Nosotros nos equivocamos de ruta, seguimos por otra; después nos agarró bruma marítima; al rato aterrizamos a dos kilómetros de la costa". El otro helicóptero había desaparecido. A las pocas horas, pobladores y Prefectura encontraron sus restos a unos diez kilómetros de Caleta Olivia: "Para mí fue muy raro ver lo que vi: los cuerpos estaban mutilados y desnudos; el fuselaje se hallaba en la restinga de la costa y el rotor a unos 300 metros hacia la derecha".
-¿Cree que el helicóptero fue abatido?
-La verdad, no lo sé. La Justicia Militar nunca nos interrogó. Debió haber una investigación. Nuestra misión fue buscar a un comando enemigo.
Para el Ejército, Marengo, no peleó en la Guerra de Malvinas. El 29 de octubre de 2003 se lo comunicó una nota del director General de Bienestar del Ejército, general Francisco Goris, según un dictamen de la Asesoría Jurídica de esa Dirección".
Escuchamos decir a un conocido nuestro que fue diplomático argentino en Europa lo que le contó, a su vez, un ex oficial del Ejército Argentino que tuvo una muy difícil misión con unos comandos en territorio chileno en tiempos de la guerra malvinense.
Interceptada una señal proveniente de una base militar espía del Ejército chileno cerca de la frontera con nuestro país, en la cual se pasaban informaciones de Inteligencia sobre nuestras tropas, el grupo de comandos argentinos se introdujo secreta y clandestinamente en Chile y, una noche, cayó por sorpresa en la base de espionaje trasandino. El resultado, ocultado hasta el día de hoy por las máximas autoridades del Ejército chileno, fue que los comandos nuestros no solamente destrozaron todos los equipos de transmisión del lugar, sino que, además, pasaron a degüello a todos los militares chilenos que estaban apostados allí. Y los dejaron así, para que al día siguiente los refuerzos observaran lo que les ocurría a los traidores al continente americano.
¿La guerra solamente se produjo en las islas Malvinas? Da para pensarlo, al menos, dos veces.
viernes, 21 de noviembre de 2008
PRESENTACION DEL LIBRO "SAN MARTIN, ROSAS, PERON. UN HOMENAJE A FERMIN CHAVEZ"
"SAN MARTIN, ROSAS, PERON. UN HOMENAJE A FERMIN CHAVEZ", EDITORIAL FABRO, Y ESCRITO POR FEDERICO GASTON ADDISI.
SE VENDERAN EJEMPLARES AL PUBLICO, Y SE LES FIRMARA EL MISMO A QUIEN LO DESEE; A CONTINUACION HABRA UN VINO DE HONOR PATRIOTA Y FEDERAL.
Sobre el libro expresó el eminente historiador Pablo Hernández, autor de entre tantas obras, de sus eminentes "Conversaciones con..." y quien será el encargado, junto al Profesor Jorge Oscar Sulé, Presidente del Instituto, de presentar el libro:
"¿Es “San Martín – Rosas – Perón” una línea histórica o en cambio, tal vez desde un abordaje menos pretencioso, solo una consigna militante?
El dilema, así planteado, puede inducirnos al error. La mesura y la verdad serán las que resulten beneficiadas, por el contrario, si es que volvemos la mirada a la frase de George Winter que Arturo Jauretche rescata en su magistral Política nacional y revisionismo histórico: “la historia es la política del pasado y la política la historia del presente”.
Fue a partir de 1955, por de pronto, que los obreros argentinos abroquelados en sus sindicatos recurrieron a la imagen de Rosas para simbolizar a la de Perón prohibida por la autodenominada Revolución Libertadora. Eran los personeros de esa feroz dictadura quienes, paradójicamente, al tildar al gobierno peronista de “segunda tiranía” hicieron más por la difusión del pensamiento revisionista que el compacto grupo de valiosos investigadores que venía bregando por la revisión de la historia.
Los jóvenes sectores de la clase media que promediando los sesenta empezaron a acercarse a lo popular continuaron la picada abierta por el sindicalismo. La bandera azul y blanca con el rostro de los nombrados, transformada a veces en carteles que empapelaban las paredes de la ciudad, daban cuenta del accionar de quienes venían del nacionalismo. Los de mayores urgencias, en tanto, atronaban actos y marchas con su propuesta contundente: “San Martín, Rosas, Perón / para la liberación”.
La militancia peronista era respaldada en lo intelectual, desde luego, por historiadores que también eran militantes. José María Rosa le dio carácter popular a esa revisión en la doble dimensión de entender al pueblo como protagonista y de transformar en masiva la venta de las publicaciones que se ocupaban del tema. Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Duhalde, en agosto de 1968, al mismo tiempo que como abogados defendías a lso trabajadores y a los presos políticos, editaban San Martín y Rosas, política nacionalista en América, una singular selección de textos precedida por un agudo ensayo que ya en su título adelantaba la existencia de “la línea nacional americana”.
En esta primera década del siglo XXI viene bien, entonces, un libro como el de Federico Gastón Addisi, que aparece para plantear cuestiones que en su momento parecieron definitivamente resueltas y que sin embargo reclaman hoy nuevos (aunque antiguos) debates.
La muy sólida antología presentada como primer capítulo del volumen, demuestra con nombres plurales la existencia y la riqueza de esa línea histórica que, sin embargo, aparece incompleta y más ligada a la consigna que a la historiografía, si es que no aclaramos que en rigor, forma parte de una tendencia más amplia que incluye hombres imprescindibles como José Gervasio Artigas e Hipólito Irigoyen. Fermín Chávez, el homenajeado en el libro, ya había hecho también el aporte al listado: varios de sus libros son biografías de los caudillos del interior y la Confederación Argentina posterior a Caseros fue por él rescatada como una posibilidad nacional que sería vencida recién en Pavón.
Los capítulos y el apéndice dedicados al autor entrerriano son antológicos, entendiendo al término no sólo como selección sino como un contundente adjetivo calificativo.
El reportaje que le realiza Federico Gastón Addisi – uno de los últimos contestados por Fermín – vale, entre otras cosas, como cimiento de esa futura biografía que ya tiene como antecedente el delicioso Fermín Chávez, poeta, dibujante, historiador, que publicara Alberto González Arzac.
La entrevista que apareciera en Crisis en mayo de 1975, obra del talentoso escritor Jorge B. Rivera, es a su vez, una fiesta para la lectura y un mérito adicional del compilador del volumen, pues el rescate de esa pieza periodística para los nuevos lectores, nos lleva con su contundencia, otra vez al principio: es imposible separa la línea histórica de lo que es incitante propuesta al debate y apertura a las consignas que demanda el presente y lo por venir.
Valga, por último, una muestra de la combativa vigencia de Fermín Chávez. Con su rotunda defensa del industrialismo, este valioso hombre del mejor Entre Ríos – el del gaucho Antonio Rivero entre otros – señala que es el trabajo el camino que conduce a la felicidad del pueblo y a la grandeza de la patria americana. No estaría mal que lograran reparar en ello esos comprovincianos de Fermín que quizá aturdidos por la algarabía de la comparsa y obnubilados por alguna circunstancial “pirata del oficio”, hablan absurdamente hasta de “contaminación visual” mientras bregan, hermanados en los hechos con José Alfredo Martínez de Hoz, por voltear cualquier chimenea que se parezca a aquéllas que levantó Perón".
Pablo José HernándezTemperley, 17 de octubre de 2008
miércoles, 12 de noviembre de 2008
LONARDI: SU REVOLUCION Y SU GOBIERNO
Incidente con Chile: Perón es enviado a Chile para realizar espionaje sobre el potencial bélico chileno, la inteligencia chilena se da cuenta de la maniobra, pero, decide esperar el momento oportuno para desenmascarar a los militares argentinos que operan en Chile. Perón se da cuenta que lo iban a apresar y parte para Argentina con buena información, pero, Perón hace silencio y en Chile quedan varios cómplices suyos a la espera de nuevas órdenes. En Argentina, Perón (omitiendo que la operación estaba a punto de ser descubierta) sugiere a sus superiores con varios argumentos que envíen a otro camarada para terminar el “trabajo”, la cúpula acepta y envía a Lonardi. A poco de llegar a Chile Lonardi cae en la trampa y es detenido junto al resto de los argentinos que hicieron inteligencia con Perón, Lonardi en verdad ignoraba sobre ésta operación secreta y pensó que reemplazaba momentáneamente a Perón en las labores de intercambio y buena amistad con Chile. Tras la detención de los argentinos se produce un escándalo en Chile, en la cárcel chilena Lonardi se entera (gracias a los espías argentinos detenidos) de la omisión y mala jugada de Perón. Después de semanas, Lonardi y el resto vuelve a Argentina y es procesado, Lonardi implora y se salva de la destitución total y aunque pudo limpiar su buen nombre y honor queda profundamente resentido con el ocultamiento de Perón. Del incidente chileno Perón quedó indemne y su carrera siguió en aumento.
Primer alzamiento en el gobierno CONSTITUCIONAL de Perón: en 1951 había tres focos de conspiración en el Ejército, es decir: el viejo General Menéndez; Aramburu y Lonardi, al no congeniar estos jefes, Menéndez pasó improvisada e irresponsablemente a la acción. El viejo Menéndez fracasó y marchó preso junto a un siniestro y traicionero jovencito que luego sería el VERDADERO hombre fuerte de la Revolución Argentina de 1966-73 (Lanusse). Lonardi apoyó el golpe, y aunque no participó efectivamente también fue encarcelado. Aramburu seguía conspirando en soledad y buscando el momento perfecto, aunque, dicho momento nunca llegó, ni siquiera cuando Lonardi le propuso unir fuerzas desde el encierro (a través de su mujer Mercedes como emisaria) y tampoco cuando fue excarcelado y pasado a retiro. Así las cosas, seguían en carrera dos focos, el de Aramburu y el de Lonardi (Retirado).
La furiosa Marina de Guerra anti-peronista entra en acción: guste o no, el primer gobierno de Perón fue bueno, pero, en la segunda presidencia la cosa cambió. Después de la muerte de Evita el adoctrinamiento social aumentó en todos los sectores y fue asfixiante. Sin embargo, Perón tuvo un enemigo externo (New York) y otro interno (La Masonería invisible), ambos trabajaron efectiva y sincronizadamente para fogonear a los militares del Ejército y Marina y meritoriamente a la escéptica Iglesia Católica, éstos militares y clérigos engañados por fuerzas apátridas hicieron lo propio inconscientemente con sus seguidores (ignorantes TODOS de la trama externa). El 16 de Junio se produce un bombardeo hacia la Casa de Gobierno para matar a Perón, es mentira que el objetivo era la Plaza de Mayo más la Rosada, el problema fue el mal tiempo; la improvisación y la irresponsabilidad. La Marina no quería matar más que a Perón. Luego la vendetta hacia las Iglesias fue lamentable y fatal (al igual que la Kristallnacht en represalia por el asesinato del diplomático Ernst von Rath a manos del israelita Herschel Grynszpan). La poderosa Marina que ya venía siendo vigilada, ahora comenzaba su desmantelamiento total y definitivo.
Comienza la Revolución Libertadora: El General (RE) Eduardo Lonardi era un hombre recto; honesto; ultra-católico, ejemplar padre de familia y amante de su Patria. A Lonardi nunca lo motivó el odio; la venganza o la revancha y, sobre el viejo incidente chileno guardaba solamente resentimiento y repugnancia hacia Perón, la prueba fue su corto gobierno, que veremos en el epílogo. Y sin embargo, Lonardi era anti-peronista por la forma de gobernar de Perón. Después del individual ataque de la Marina Lonardi habla secreta e infructuosamente con Aramburu. Luego hay una reunión secreta entre Lonardi y miembros de la Marina como los Capitanes de Navío Arturo Rial; Jorge Palma; Carlos Sánchez Sañudo y el de Fragata Aldo Molinari. De dicha reunión nació y prosperó la Revolución Libertadora (sin Aramburu y Rojas como se cree comúnmente). Lonardi viaja con su Señora Mercedes de “vacaciones” a Córdoba y los marinos mencionados eligen días antes de la Revolución al único Almirante que tenían disponible, lamentablemente fue Rojas. El 16 de Septiembre La Flota zarpa rumbo a Buenos Aires y Lonardi vence a un batallón leal en Córdoba. Insólitamente Aramburu se incorpora a la Revolución de Lonardi y de los citados marinos (sin Rojas). Pero, las fuerzas leales a Perón (el grueso del Ejército) están acorralando con maniobra de pinzas a Lonardi en Córdoba. Lonardi afirma que no se rendirá y que será un honor morir en combate. Entonces actúa por fin Rojas como Almirante y lanza pesadas amenazas, éstas se van cumpliendo cuando destruye una refinería costera.
Perón y un enigma histórico: dicho enigma sin resolver fue que Perón tenía TODO para ganar, la mayoría del Ejército le era leal y también podía contar como último recurso con la C.G.T. y sin embargo se dejó vencer (un misterio sin resolver).
Epílogo: Lonardi asume como Presidente de facto de la Argentina. Con sinceridad dice: “Ni vencedores ni vencidos”.
Profecía de Lonardi: “La política que ustedes propugnan fortalecerá el peronismo, en forma tal que no sería extraño que dentro de seis meses estuviera nuevamente Perón en la Casa de Gobierno, o una guerra civil asolará el país.”
jueves, 6 de noviembre de 2008
ANGEL VICENTE PEÑALOZA: VIDA Y MUERTE DEL ULTIMO CAUDILLO DE LOS LLANOS RIOJANOS
- CHAVEZ, Fermín. "Vida del Chacho. Ángel Vicente Peñaloza, General de la Confederación", Ediciones Teoría, 1974.
- HERNANDEZ, José. "Vida del Chacho y otros Escritos en Prosa", Capítulo 16, Biblioteca Argentina Fundamental. Centro Editor de América Latina, 1967.
- LUNA, Félix. "Los Caudillos", Editorial Planeta, 2000.
- "Juan Manuel de Rosas", Año I - Segunda Época. Agosto-Septiembre 1968, Boletín del Instituto Juan Manuel de Rosas de Investigaciones Históricas.
lunes, 27 de octubre de 2008
LA HISTORIA DE UNA EMPRESA QUE SUPO SER ORGULLO ARGENTINO: JABON FEDERAL
jueves, 16 de octubre de 2008
UN VIEJO POEMA GAUCHESCO-PERONISTA, EN RECUERDO DEL 17 DE OCTUBRE DE 1945
sábado, 11 de octubre de 2008
SIGUE LA PRESENCIA NACIONALISTA EN LA UBA
Esta imagen es de un baño del Abasto de Buenos Aires.