martes, 29 de septiembre de 2009

LA ORGANIZACION RESISTENCIA PERONISTA Y SU BANDERA OFICIAL


Estuvimos acompañando el último fin de semana, a varios integrantes de la Organización Resistencia Peronista (ORP) en la confección de sus banderas, las cuales lucirán en cada acto donde aquélla participe. Esta tarea quedaba pendiente desde hacía un tiempo atrás, cuando ya se había diseñado el emblema de la organización, cuyos componentes pasamos rápidamente a explicar:

El emblema oficial de la Organización Resistencia Peronista (cuya imagen está al pie de este posteo) posee tres franjas horizontales como el Pabellón Nacional; dos de ellas son de azul turquí, el cual tiene sus orígenes en la época de la Confederación Argentina cuando el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas lo propuso como el color azul para la bandera de la patria, en lugar del celeste empleado por los unitarios masones.

En el centro del emblema, yace la Cruz de Malta coloreada en rojo y negro y con una suerte de circunferencia en la que se lee la “V” y la “P” de “Viva Perón”. Pero analicemos estos elementos.

La Cruz de Malta es el símbolo que utilizaban –y utilizan- los Caballeros de la Orden de Malta, también denominados como Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta. Ésta fue una orden religiosa católica originada en el año 1098 en Jerusalén, en pleno furor de las Cruzadas. La Cruz de Malta es una cruz que consta de ocho puntas, al tiempo que tiene la forma de cuatro “V” que se unen en los vértices. Cada uno de sus brazos (4 en total) finaliza en dos puntas. El rojo y negro que la recubren, tienen que ver con los colores de la bandera que utilizaba la Falange Española, de José Antonio Primo de Rivera. De la Falange Española ha tomado numerosos ejemplos el teniente general Juan Domingo Perón para formar la doctrina Nacional Justicialista de su movimiento político.



Como último elemento del emblema de la Organización Resistencia Peronista, notamos la popular gráfica formada por las letras “V” y “P”, que querían significar –como se ha dicho anteriormente- “Viva Perón”. Muy empleada esta conjunción durante la etapa más gloriosa de la Resistencia Peronista (desde 1955 y hasta mediados de la década de 1960), donde todavía no se escuchaban planteos de infiltración marxista como sucedió luego con la creación de “movimientos de liberación nacional” propiciados y avalados desde la ex URSS y desde Cuba.

Lo que se confeccionó hace unos días fue una bandera que, aunque no contiene las franjas horizontales del emblema de la ORP, se utilizará en todas las actividades que a nivel organizativo se realicen.

Pudimos comprobar el entusiasmo puesto en la hechura de dicha bandera, como también la distensión y la cordialidad demostrada entre los compañeros allí presentes. Una tarde soleada aunque con un frío todavía invernal fue el momento elegido para esta actividad al aire libre, poniendo el grano de arena que forjará, si Dios quiere, una fuerza que vuelva a poner de pie a la República Argentina. Porque como dice el lema de la Organización Resistencia Peronista, “Donde haya una necesidad, habrá un derecho. Hasta que la muerte nos separe de la lucha, con el deber de vencer”.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿Y SI HABLAMOS DEL ASESINATO DE SAN PEDRO DE ARBUÉS, A MANOS DE CONVERSOS DEL "BECERRO DE ORO"?


Una deformada conceptualización a que parece habernos acostumbrado el Nuevo Orden Mundial, determina que aquellos que mueren asesinados no merecen un trato igualitario. Que en la absurda calificación, unos son "buenos" muertos y otros son "malos" difuntos. Que, a raíz de ello, los primeros deben ser reivindicados hasta el hartazgo, mientras que los segundos ni siquiera tienen su memoria descansada y en paz. Ha ocurrido a menudo que los "buenos" muertos fueron criminales, y que los "malos" muertos han sido, en verdad, hombres dignos y honestos.

La historia argentina tiene esa parcialidad: oficialmente Juan Manuel de Rosas fue un "tirano", un "déspota" y, por lo tanto, sus restos son los de un ser "maldito". No en broma escribó el salvaje unitario masón José Mármol, una vez caído Rosas, que "ni el polvo de tus huesos la América tendrá". La documentación nos ofrece, sin embargo, la imagen de un Rosas patriota, desinteresado en el manejo de los recursos públicos y preclaro defensor de la soberanía nacional. En el otro extremo, podríamos mencionar al general Juan Lavalle, un "buen" difunto del país. Claro, exceptuando que fue un agente pagado por el imperio francés para invadir su patria; exceptuando que no titubeó en mandar fusilar a un gobernador legítimamente ungido como el coronel Dorrego; exceptuando que se unió a las logias de la Masonería y desde ellas ensombreció a la Confederación Argentina.

El mundo entero tiene "buenos" y "malos" muertos, según lo que postulan los enfermos cerebros del poder mundial. La discusión acerca de la política universal de derechos humanos corre por el mismo andarivel: todos los seres humanos NO tienen los mismos derechos humanos. Y no nos vengan con la estúpida y simplista apreciación de que somos "golpistas", porque ni siquiera hacemos apología sobre los personeros de los golpes de Estado liberales que azotaron la Argentina.


SAN PEDRO DE ARBUÉS: ¿UN MUERTO "MALO"?

Allí, en el título, se establece la disyuntiva. Una abundante literatura sale diciendo barbaridades contra lo que fue la Santa Inquisición, en el siglo XV. Parece ser que hubo muertos desde un solo rincón. ¿Y del otro lado? El esplendor de la Santa Inquisición fue dirigido por un hebreo converso: Tomás de Torquemada. Leemos por allí que su tío, Juan de Torquemada, era judío converso. Fueron conversos los que asesinaron vilmente a San Pedro de Arbués el 16 de septiembre de 1485. Nadie habla sobre esta muerte ocurrida en el interior de la Catedral de Zaragoza, España. ¿Por qué?

Transcribimos algunos párrafos extraídos de la obra "Los Conversos. ¿Víctimas o victimarios de España?", de Federico Rivanera Carlés, donde se narra este episodio ocultado en las mazmorras de lo políticamente incorrecto:

"El asesinato fue organizado por destacados cristianos nuevos, varios de ellos con altos cargos en la Corte, y se consumó el 16 de setiembre de 1485 en la catedral de Zaragoza. Juan de Anchías, entonces notario del secreto, nos descubre la envergadura de la siniestra conjuración: "Los inicuos y pérfidos conversos de la dicha ciudad -expresa-, por estorbar el oficio y libre ejercicio de la Santa Inquisición de la Fe, siendo herejes judaizados, con favor y consejo de los confesos que estaban en la Corte del Rey don Fernando, que el principal de ellos era Gabriel Sánchez, su tesorero, el cual les escribió que matasen un inquisidor, deliberaron muchas veces tener en diversas casas congregaciones, conventículos y conspiraciones contra el dicho Mre. Pedro Arbués, inquisidor". En la primera reunión que tuvieron en la casa de Luis de Santángel, se hallaron presentes, entre otros, Jaime de Montesa, Gaspar de Santa Cruz, García de Morós, Pedro de Almazán y Juan Pedro Sánchez, notario y mercader".

Rivanera Carlés señala que Juan Pedro Sánchez tenía 4 hermanos: Gabriel, Luis, Guillén y Francisco. El primero (Gabriel Sánchez) había sido tesorero de Aragón; Luis Sánchez era baile general del Reino, mientras que Guillén Sánchez llegó a ser maestre racional de Aragón. El restante (Francisco Sánchez) fue el despensero mayor de la Corte aragonesa. Damos cuenta con esto, que los judíos conversos que planificaban el asesinato de San Pedro de Arbués estaban dentro mismo de las esferas reales.

Sigue la obra: "Los conjurados, continúa Anchías, manifestaron allí que "sabían de cierto que a muchos de ellos se les hacía proceso en la Inquisición y que lo habían escrito a la Corte a sus parientes, y que no hallaban otro remedio sino matar al inquisidor, como así de la Corte se les escribió".


CONFERENCIAS SECRETAS Y DESIGNACION DE ROLES PARA EL CRIMEN

Los conversos criminales se juramentaron para cometer el crimen, siendo "elegidos "bolseros" (recaudadores) del dinero que se entregaría a los asesinos, Juan Pedro Sánchez, Jaime de Montesa y Gaspar de Santa Cruz", todos "herejes judaizados y circuncisos". Después hubo 2 reuniones secretas más, una en el domicilio de Juan P. Sánchez y la otra en la casa de Pedro de Almazán, con la particularidad de que a ellas asistió "el asesor del gobernador del Reino [de Aragón], Francisco de Santa Fe, vástago de Jerónimo de Santa Fe, el ex rabino converso. En la oportunidad se ratificó el plan de matar al inquisidor".

En el libro "Inquisición y criptojudaísmo", de Juan Blázquez Miguel de 1988, página 114, leemos que "cuatro veces se intentó sin éxito asesinar a San Pedro de Arbués, el cual, sin embargo, no llevaba ninguna escolta".

Los autores materiales del vil asesinato fueron "los conversos Juan de Esperandeu, un servidor de éste, Vidal Durango, Juan de la Badía o Abadía, Mateo Ram, su escudero Fustanico o Tristanico, y otros tres cuyos nombres no pudieron averiguarse. El día 16 de setiembre del precitado año [1485], a la una o dos de la madrugada, se realizó el atentado mortal en momentos que el santo se hallaba entregado a la oración en la Seo, arrodillado en el Pilar, debajo del púlpito, situado entre el altar mayor y el coro. A una orden de Badía, Vidal Durango tomó la iniciativa".

Los detalles que se traslucen en la obra "Libro Verde de Aragón", Tomo CVI, N°422, páginas 249-288, de setiembre-octubre de 1885, son espeluznantes:

"El dicho Vidal, relata el funcionario de la Inquisición [Juan de Anchías], le dio una cuchillada de revés, que le tomaba desde la cerviz hasta la barba, que de ella le cortó la varilla y la vena orgánica; y como el glorioso mártir se levantase, turbado del gran golpe, para ir al coro, el Juan de Esperandeu le dio una estocada que le pasó [un] brazo de claro en claro; y con golpes tan grandes vino a caer donde hoy en día es[tá] su cuerpo sepultado, que es[tá] debajo su sepultura y su bendita ánima en el Cielo; y después que dichos asesinos y traidores le vieron en el suelo, todos juntos dieron a huir y se fueron de la iglesia".

Para finalizar, diremos que desde entonces ya se hacía notar la notable influencia de los hijos del "Becerro de Oro" para con los miembros de la Iglesia Católica, quienes no condenaron a los marranos asesinos de San Pedro de Arbués. A nosotros, como católicos que somos, nos avergüenza semejante flácida actitud a pesar del tiempo transcurrido:

"El suceso provocó consternación y también asombro por la audacia de los criminales. Las autoridades dispusieron una rápida investigación, logrando detener a los autores materiales, salvo el escudero de Ram. El proceso incoado y sus resultados no dejan de llamar la atención del historiador, confirmando el extraordinario poder de los confesos, pues a algunos de los principales responsables, como el tesorero Gabriel Sánchez, ni siquiera se los molestó y otros escaparon de la muerte y aun de la pública humillación, siendo únicamente penitenciados en secreto".

domingo, 13 de septiembre de 2009

ENCONTRAMOS EL LUGAR DONDE LOS GOLPISTAS DE 1955 ESCONDIERON LA MEMORIA DEL CORONEL FEDERAL CIRIACO CUITIÑO


En la provincia de Córdoba tuvo comienzo el peor de los golpes de Estado argentinos del siglo XX, y nos referimos al que ocurrió el 16 de septiembre de 1955 contra el gobierno constitucional del teniente general Juan Domingo Perón. Su antecedente lo encontramos en febrero de 1852, una centuria atrás, cuando el brigadier general don Juan Manuel de Rosas es expulsado del gobierno de la provincia de Buenos Aires, el cargo equivalente al que hoy tiene un presidente de la nación. En esos dos acontecimientos se desmoronó el Estado Nación para dar lugar a la decadente colonia que hoy somos, con el peligro inminente de la fractura territorial.

El epicentro de la sinárquica "Revolución Libertadora", decíamos, es la provincia de Córdoba, donde justamente elementos marxistas y liberales ortodoxos mancomunaban posiciones para derrocar el gobierno peronista. Por ejemplo, una fuente liberal sin afinidad alguna con la figura de Perón (diario "La Nación" del 4 de enero de 2009) afirmaba lo que sigue:

"La semblanza que LA NACION había trazado del "Che" Guevara en su edición del 2 de enero [de 1959] debió tonificar el ánimo del almirante Rojas. Decía sobre el guerrillero argentino, en un párrafo de elocuente significación: "...fue uno de los 3000 integrantes del Grupo Monteagudo y, dentro de él, formó parte de Acción Argentina, fuerza de choque dirigida contra el dictador argentino (por Perón).

Varios historiadores han confirmado la pertenencia de Guevara a aquel grupo de existencia clandestina, probablemente modesta en los reales alcances y originada, al parecer, en círculos sociales y políticos de Córdoba...".


Desde septiembre de 1955 hasta enero de 1959, cualquier golpe de Estado surgido en el mundo era tomado como un acto "en contra de las tiranías". Y en el reparto de roles, los derrocados eran "tiranos prófugos", mientras que los asaltantes del poder, "libertarios". Por ende, no fue extraño para la época la absurda comparación de Juan Domingo Perón con Fulgencio Batista, según los canallas marxistas de Cuba y los golpistas liberales de 1955. Sino veamos este párrafo de la nota del diario "La Nación" del 4 de enero de 2009, donde el periodista José Claudio Escribano rememora cómo Buenos Aires celebró el triunfo de Fidel Castro Ruz en Cuba en 1959:

"Las primeras columnas del Movimiento 26 de julio estaban entrando en La Habana, al mando de Ernesto "Che" Guevara y Camilo Cienfuegos, sin encontrar resistencia. (...) A las 3 de la tarde [del 2 de enero de 1959], había en la Plaza San Martín [de Buenos Aires] un número apreciable de gente. Distinguí la presencia de activistas del radicalismo, del socialismo, de la democracia progresista. Pero, por sobre todo, de personas que porfiaban, al cabo de un año y medio del gobierno constitucional de Arturo Frondizi, con las consignas que habían celebrado el advenimiento de la Revolución Libertadora.

La crónica del acto, del ejemplar del 3 de enero, registra así, entre otros detalles, el de la voz anónima que, elevándose por sobre todo lo audible, reclama airadamente, con inconfundible intención: "Cubanos: no cometan el error que cometimos nosotros; extirpen las ratas".

(...)

En la tribuna improvisada en la Plaza San Martín hablaron aquella tarde Alfredo Roldán, por el Movimiento Cívico Revolucionario, y Santiago Salinas, por los cubanos del Movimiento 26 de Julio. Roldán celebró que "el sol de la libertad" argentina del 16 de septiembre de 1955 se hubiera extendido por Colombia, Venezuela, Guatemala y ahora, se ilusionó, Cuba.

Concluido el acto, los manifestantes recorrieron con cánticos Florida y, ya en columna deshilvanada, cruzaron la ciudad para allegarse al domicilio del almirante Isaac Rojas. Vivía Rojas en Austria, a metros de Santa Fe".

En ese momento, sigue expresando la crónica, el almirante masón Isaac Francisco Rojas salió a la calle "para recibir a los manifestantes y expresarles el júbilo que sentía, "de todo corazón, por la epopeya cubana"... No hay más nada que agregar.


OSSORIO ARANA, NI EJEMPLO NI SOLDADO

El plan subversivo para expulsar a Juan Perón del gobierno ya estaba en marcha. El general (R) Lonardi y el coronel (R) Arturo Ossorio Arana, a tempranas horas del 16 de septiembre de 1955 se apoderaron de la Escuela de Artillería de Córdoba, contando con la acción de algunos jefes y oficiales de dicha unidad, quienes lisa y llanamente traicionaron a su comandante, el coronel Turconi.



En su desconocidísima obra "El Precio de la Lealtad" (1959), el Ministro de Ejército de Perón, general Franklin Lucero, describe al amotinado Arturo Ossorio Arana con estos términos:

"Entre otros antecedentes de Ossorio Arana, muy bien conocidos en todo el país, principalmente en las Fuerzas Armadas, cabe recordar que fue pasado a retiro, con el grado de coronel, a raíz de episodios censurables ocurridos en Córdoba y en los cuales apareció con jóvenes oficiales, en diversiones nocturnas que culminaron con desórdenes y la muerte de uno de ellos.

Durante el gobierno "de facto" obtuvo tres (3) grados consecutivos; fue ministro de Guerra, y lo que es más grave, ocupó el cargo de Comandante en Jefe del Ejército, a pesar de existir disposiciones reglamentarias expresas que impedían lo desempeñase quien no fuese Oficial de Estado Mayor. En imprenta este libro, Ossorio Arana aparece en junio de 1959 como protagonista central de una nueva postura insurreccional, unido a otros conocidos conspiradores (Bonnecarrete, Labayru, Toranzo Montero y Fernández Suárez), y se han conocido con estupor en el país, sus "proclamas" dirigidas desde Córdoba, sobre soluciones que configurarían graves infracciones militares".

Por todo esto, es que causa risa -cuando no, lamento- el mausoleo que le fue erigido en su memoria al luego teniente general Arturo Ossorio Arana en el cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires. Porque hemos estado allí recientemente, queremos hacer públicas algunas impresiones sobre esa tumba denigrante que, además, oculta la memoria de un servidor de la patria federal: hablamos del coronel don Ciriaco Cuitiño.


UNA TUMBA MACABRA

Que los monumentos guardan secretos y significados ocultos, no es ninguna novedad. Su composición, el lugar donde fue emplazado, sus leyendas, todo debe ser observado bajo los síntomas del estudio y la contemplación.

El mausoleo y tumba de Arturo Ossorio Arana reviste esas cualidades: se ve desde lejos, la estatua que representa la Libertad es de bronce, eterna, y una frase torneada sobre el mármol negro, pronunciada por el ilegal ex presidente teniente general Aramburu, aleccionan al curioso visitante de dicho espacio mortuorio. De no saberse quién fue en vida Ossorio Arana, podríamos llegar a creer que se trató de un "salvador de la Patria, la democracia y la libertad"...

La frase de Pedro Eugenio Aramburu dedicada a su camarada golpista dice así:

"Si no estás habituado a mirar de frente el sol de la Libertad.

Si para tí nada significa la dictadura o la democracia.

Si para tí poco cuenta la dignidad de las instituciones.

Si no te abruma con su peso el recuerdo de tantos argentinos que lucharon y se sacrificaron para legarnos una patria digna.

Si temes los riesgos de la Libertad en la obediencia que imponen los déspotas.

Si prefieres que la política se funde en las querellas del pasado y no sobre las verdades que preparan el futuro.

Si creés que el ejemplo de OSSORIO ARANA ha sido en vano y no es capaz de despertar las conciencias dormidas.

¡NO TE PARES ANTE LA TUMBA DE ESTE SOLDADO!

(del discurso pronunciado por el Teniente General PEDRO EUGENIO ARAMBURU el 6 - XII - 968)".


Los familiares de Arturo Ossorio Arana, sabían que dicha tumba se hizo con el siniestro propósito de mutilar la memoria histórica, pues por debajo de los cimientos de aquélla yacen los restos del olvidadísimo oficial de Juan Manuel de Rosas, don Ciriaco Cuitiño.


Estas tumbas tienen una arquitectura de mediados del siglo XIX, y se encuentran a la derecha del sepulcro de Arturo Ossorio Arana, lo cual da una idea que ese sector fue de los primeros que se utilizaron para poner a los difuntos. La fosa de Ciriaco Cuitiño, asesinado en 1853, por lo tanto, estuvo allí hasta que fue tapada por el liberalismo masónico.

Cuando el 6 de diciembre de 1968 fallece, Ossorio Arana es sepultado en la Sección 9, Tablón 55 del Cementerio de la Recoleta. Allí se yergue su tumba, que contiene -como dijimos- una estatua, representando a la Libertad. Según el relato de descendientes del militar Ossorio Arana, debajo de este lugar estaba la fosa común donde fueron arrojados los restos de Ciriaco Cuitiño. Incluso comentó cierta vez el Comandante General (R) Manuel Víctor Scotto Rosende, de Gendarmería Nacional, que cuando era chico acompañó varias veces a su abuela a visitar una tumba sin identificaciones, solamente adornada con una pobre glicina. Ella misma le dijo que allí estaba enterrado Ciriaco Cuitiño. Era, dijo entonces Scotto Rosende, el espacio donde hoy yacen los restos y el mausoleo del Coronel Ossorio Arana.

El relato de la abuela del gendarme Scotto Rosende coincide fehacientemente si echamos un vistazo a las tumbas que rodean a la de Ossorio Arana. Son bóvedas de muy fácil identificación con la época de la Santa Federación por la antigüedad de las mismas. En una se lee: "SEPULCRO DE LA FAMIGLIA DE BERNARDO PATRONE. MORTO IL 30 DE MAGIO DE 1865". En otra placa de otro sepulcro, dice así: "PERTENECE A LA FAMILIA DE DON FRANCISCO RUFINO" (la imagen de este último sepulcro aparece en otra de las imágenes aquí expuestas. Véase el descascaramiento y el trabajo que posee el enrejado, de añeja factoría).

Bien podemos decir que donde está enterrado el golpista Ossorio Arana, cuya tumba es una tremenda usurpación a la memoria del pueblo argentino, es uno de los sectores más antigüos del cementerio de la Recoleta, y que para 1853 (año en que fusilan al coronel Cuitiño), dicho cementerio no estaba tan extendido como hoy lo conocemos. La parcela de la discordia está sobre el primer pasillo paralelo a la entrada central del camposanto. Ni bien se entra, hay que girar hacia la derecha y caminar, hasta llegar casi al paredón que limita con la Iglesia del Pilar. La figura de la Libertad del mausoleo con los restos de Arturo Ossorio Arana, salta a la vista.

¿Por qué taparon el descanso eterno del coronel y uno de los jefes de la Mazorca (o Más Horca) que actuó en la Confederación Argentina rosista? Por las imágenes volcadas en esta nota, el teniente general Ossorio Arana no merece siquiera tener la mitad de la parcela que la historiografía oficial le ha legado. En la gran muralla que corteja a la figura de la Libertad, se puede leer como una hazaña sanguinaria la inscripción "CORDOBA. 16 SETIEMBRE 1955". Y del lado derecho de la estatua, en relieve, se visualiza la balanza con platillos (símbolo de la Justicia, algo que, a nuestro entender, le faltó a Ossorio Arana).

Sería recomendable difundir esta historia y asistir, cada 28 de diciembre, al lugar preciso donde descansan los restos de Ciriaco Cuitiño para homenajearlo. Como también sería conmovedor poder reivindicar a ese otro gran olvidado de la historia patria como lo fue el coronel Martiniano Chilavert, cuyo sarcófago está en la bóveda de la familia Argüello bajo las sombras húmedas de la desmemoria. Será Justicia.

jueves, 3 de septiembre de 2009

EL ADIOS AL EX CORONEL MOHAMED ALI SEINELDIN


Fue un caballero en el combate y un extraordinario servidor de la Patria, y tuvo una virtud que muy pocos de sus camaradas de armas han podido relucir: siempre dio el ejemplo a sus subalternos, ya sea en la lucha contra la subversión apátrida marxista o contra el invasor británico.

Mohamed Alí Seineldín estuvo siempre apegado a la ley, pues combatió a las organizaciones terroristas en Tucumán en 1975, cuando todavía gobernaba María Estela Martínez de Perón, gobierno constitucional elegido por la voluntad popular mediante el voto. Tiempo después, al producirse el ilegal golpe de Estado de marzo de 1976, fue de los primeros oficiales del Ejército en hacer profundas críticas a la cúpula gubernamental por el tremendo error de haber usurpado y tomado el poder. Esto le valió su detención, muy honrosa por cierto, más teniendo en cuenta que hasta el PC (Partido Comunista) adhirió al golpe militar realizado por la línea liberal de las FF.AA.

Adentrados ya en los años '80, Seineldín desembarcó el 2 de abril de 1982 en las islas Malvinas para restablecer la soberanía argentina. La actuación descollante del Regimiento N°25 de Infantería que comandó en el archipiélago, ha escrito una parte trascendental de la historia patria, por inolvidable y gloriosa.

Además de hombre de acción, Seineldín fue un estratega y un estadista que predijo el desmantelamiento que iba a sufrir el sistema defensivo de la República Argentina, empezando por las fuerzas armadas en el marco de una democracia liberal, en lo económico, y marxista en lo cultural. Esta verdad en ciernes, y no otro motivo, lo lanzó en dos oportunidades contra la jefatura del Estado Mayor del Ejército en 1988 y 1990. Para ello, Mohamed Alí Seineldín tenía fundamentos que hoy, año 2009, están a la vista de todos. Los alzamientos militares nacionalistas que protagonizó, también debían ser un freno contra la descomunal pero dirigida liberación de la droga ("la peor guerra química", según dijo en 1991, en la Cámara Federal) que abatiría a la población argentina; para detener el fomento de ideas tendientes a la disolución de la familia y del Estado-Nación; para evitar la subversión cultural y sociológica de la sociedad; y para evitar el ingreso irrestricto del país al nuevo orden mundial de las plutocracias internacionales.

La derrota de las tropas nacionalistas del ejército del 3 de diciembre de 1990, determinó el encarcelamiento de Mohamed Alí Seineldín en la prisión militar de Campo de Mayo hasta mayo de 2003, y la pérdida de su grado militar. En ese interín, y acuciado por una situación económica desastroza, muere su hijo Mariano, no pudiéndolo casi disfrutar en vida.

Sin embargo, el ex coronel Seineldín tuvo siempre el respeto de quienes supieron de su intachable conducta como argentino y como oficial del arma de infantería. Su muerte, ocurrida el miércoles 2 de septiembre de 2009, fue una amarga sorpresa que todo el nacionalismo argentino lamentó y lloró.


SU ULTIMO ADIOS

Por hombre de Dios, por patriota y por honrado, el ex coronel Mohamed Alí Seineldín fue velado sin su uniforme militar y sin una bandera argentina. Tampoco se hizo presente ningún execrable funcionario del gobierno nacional ni capitalino, como tampoco se notó la presencia de obispo castrense alguno. Recién después de media hora de abierta la casa velatoria (ubicada en la calle O'Higgins 2842, Capital Federal), ex veteranos de Malvinas acercaron una enseña patria para colocarla sobre los restos de Seineldín. El ilustre fallecido lucía, radiante, la condecoración recibida en la Guerra de Malvinas.



Entre las delegaciones que estuvieron presentes en la cita de honor, se encontraba una nutrida representación de la Organización Resistencia Peronista, que estuvo desde temprano en el lugar. A su nombre se ordenó la compra de una corona floral que rezaba, en letras negras y fondo blanco, la siguiente inscripción: "AL HEROE DE MALVINAS. ORGANIZACION RESISTENCIA PERONISTA".

Una interminable cadena de rezos se dio en el espacio donde, acompañado de una prístina imagen de Nuestro Señor Jesucristo, descansaba para la eternidad Mohamed Alí Seineldín. Dichos cánticos sacros comenzaron con un "Padre Nuestro" que miembros de la Organización Resistencia Peronista entonaron apostados a la derecha del féretro. El contagio fue inmediato, por lo que los amigos, familiares y camaradas del ex coronel del pueblo también se unieron en la oración.

Integrantes de la juventud del PPR (Partido Popular de la Reconstrucción) tampoco quisieron estar ausentes para darle el último adiós al paracaidista, comando e instructor militar Seineldín.

Lo que al comienzo parecía ser una tibia demostración de afecto hacia semejante luchador por la causa de Dios y de la Patria, con el correr de los minutos se transformó en una marea humana que, a decir de varios participantes, sorprendió por el número y magnitud. Sin exagerar, alrededor de 200 a 250 personas presenciaron el velatorio, entre los que podemos resaltar la participación de la ex primera dama Zulema Yoma y de un hijo del general Savio, otro de los grandísimos militares que hicieron quedar bien el uniforme del ejército ante el pueblo.

Entre el público presente había diferentes personalidades y referentes del nacionalismo católico, de la ortodoxia peronista y del ala nacionalista del ejército, acaso los sectores con los que más comulgó Mohamed Alí Seineldín en su vida. Por consiguiente, pudimos ver a personalidades como el periodista y dirigente Adrián Salbuchi, el contraalmirante (R) Carlos Büsser, el conductor radial y dirigente de jubilados Rubén Gioannini, el ex mayor Hugo Abete, el ex capitán Gustavo Breide Obeid, el vicecomodoro VGM Horacio Ricciardelli, el coronel (R) Luis Polo, el director del portal Seprin, Héctor Alderete, Héctor Cisneros (hermano del sargento Mario "perro" Cisneros, muerto en Malvinas) y, alrededor de las 00:30 horas, el último gobernador de las islas Malvinas, Mario Benjamín Menéndez, entre tantos otros.

Hemos visto llorar a muchas personas ayer, y también advertíamos que entre la multitud se encontraban ex militares que, de seguro, se jugaron con Mohamed Alí Seineldín y, como él, han visto cerradas todas o la mayoría de las puertas de la sociedad argentina para siempre. Gente que pagó su servicio nacionalista con la réproba actitud cobarde de los asustados o los entregados. "Ahora se reencontró con Mariano", dijo envuelta en lágrimas Marta Labeau, esposa del Héroe de Malvinas.

Para finalizar, agregamos que la prensa -gráfica y televisiva- no estaba autorizada a introducirse en la casa de velatorios, y que de los canales de aire y cable más conocidos, el único que estuvo presente fue "Crónica TV", mediante un camarógrafo y un cronista, los cuales, como hemos dicho, tampoco pudieron acceder al lugar. El resto brilló por su ausencia.


Estaba previsto para hoy a las 15:30 horas el traslado de los restos del ex coronel Mohamed Alí Seineldín al cementerio de la Chacarita, donde serán depositados para el descanso infinito con el Señor.