Es una tarde cualquiera del siglo XXI. Retumban los pasos cuando alguien camina en los regimientos del Ejército del país, desolados, inanimados. Los patios yacen vacíos, sin soldados ni oficiales a la vista, y los pasillos encuentran ocasionales uniformados desesperados, burócratas, oficinistas, sin el orgullo de las charreteras ni de las medallas o consideraciones de otrora. Como dicen por allí "ya no hay más espíritu de cuerpo" como antes. Y es cierto, esto es fácil de comprobar. Los silencios, tan característicos en el mundillo militar, hoy abren grandes misterios...y grandes incertidumbres.
Desde aquél 3 de Diciembre de 1990 que no se supo qué fue del sector nacionalista del Ejército Argentino. Unos dicen que el mismo quedó desmembrado -tal vez- para siempre. Otros afirman que de tanto en tanto persisten elementos nacionales en la fuerza, aunque vigilados o enviados a destinos lejanos, en los confines de la Patria, cual traidores o "subversivos". De poco sirve, para el caso, saber que el actual jefe del Ejército Argentino, Tte. General Roberto Bendini, es rosista-peronista (dos fuentes de extrema confianza nos indicaron esto que aquí se corrobora), porque por encima está el enemigo de ayer...
Tampoco el supuesto "periodismo de investigación" quiso hacer una exhaustiva investigación sobre los sucesos de 1990. Señores, hemos tenido en estos años acceso a oficiales y suboficiales que estuvieron en las acciones del levantamiento 'carapintada'. Nos han hablado de francotiradores que Carlos Menem y Balza mandaron poner en lugares estratégicos, para que se desaten las balaceras, como por ejemplo, en el Regimiento de Infantería I 'Patricios'... Un suboficial, ya en proceso de retirarse, nos decía que está por hacer un libro contando con lujo de detalles lo acontecido en el levantamiento militar, que ahora no es conveniente publicarlo. Por supuesto, ese suboficial participó en uno de los feroces enfrentamientos, y vio como un hombre entre las sombras le descerrajaba un tiro en la cabeza a un oficial del Ejército. Todavía se acuerda del lugar exacto en el que la masa encefálica junto a los cabellos quedaron como 'pegados' en una pared...
UN REPORTAJE DEL PERIÓDICO "CRÓNICA" AL EX CORONEL SEINELDÍN CUANDO ESTABA DETENIDO EN LA PRISION DE CAMPO DE MAYO - Jueves 25 de Mayo de 2000
Por Alicia Barrios
En su lugar de detención, el Regimiento de Campo de Mayo, el ex coronel Mohamed Alí Seineldín brindó un reportaje exclusivo a Crónica, en el que no se calló absolutamente nada. Una nota imperdible a este ex combatiente de Malvinas en una fecha tan especial como la de hoy, que celebra un nuevo aniversario del primer gobierno patrio.
-P: ¿Cómo fue el 25 de mayo en la Guerra de Malvinas?
-R: Estaba previsto realizar las operaciones el 24 de mayo para festejar el 25 la segunda independencia de los ingleses, porque la primera fue de los españoles. A raíz del episodio de las islas Georgias se adelantaron los acontecimientos para el 2 de abril. Ese 25 para mí fue maravilloso. Un día que lo celebré en la trinchera defendiendo la Patria. Yo fui en la búsqueda de un patrimonio que tenía que recuperar, pero más que nada la independencia cultural de los anglosajones.
-P: En la memoria popular, después de Malvinas, hay quienes creen que los generales argentinos fueron machos con sus hermanos y cobardes con los enemigos.
-R: Muchos de nuestros generales fueron a cumplir una misión pero no entendieron para qué. Más de uno protestaba porque lo mandaban. Otros sentíamos alegría de tomar las islas. Unos venían porque cumplían una orden, otros no tenían idea, pero yo sabía para qué. Nosotros nos preparamos mentalmente, profesionalmente y espiritualmente para esa misión. Había generales que venían de hacer política. Hasta ese momento se repartían el país: 33 por ciento para la Marina, 33 para el Ejército y 33 para la Aeronáutica. No habían desarrollado una hipótesis de conflicto. Nosotros éramos hombres de comando y no estábamos de acuerdo con la intervención de los militares que interrumpieron la democracia. Nosotros llegamos con fe, con alegría y a los tiros para adelante.
-P: ¿Qué clase de soldado era el general Martín Balza?
-R: Un desconocido. Estos generales llegaron derrotados porque no estaban preparados para la guerra. Estos hombres fueron los que hicieron la represión. Balza es un gran traidor, que traicionó la Patria por su beneficio personal. Yo perdí mi vida, porque esa es la condición de un hombre que está preso. Pero él es un hombre que entregó el Ejército para su beneficio. Un hombre que mintió el 3 de diciembre sobre los verdaderos fines del pronunciamiento militar. El sabía que nosotros queríamos preservar la Defensa Nacional, pero utilizó francotiradores que dispararon contra las ambulancias y para activar la contienda. Mintió en el caso Carrasco, cuando desde el EMEGE se procuró enturbiar el episodio. Así benefició la reelección de Menem, eliminando el servicio militar obligatorio. Convalidó la explosión de Río Tercero para que el ex gobierno pudiera negociar la privatización de Fabricaciones Militares. Nada de esto es menos serio que los jóvenes del ejército, por obra y gracia del general Balza están oprimidos, con la carga moral de culpas de terceros, y están sometidos de por vida a cargar con la vergüenza de llevar el uniforme militar.
-P: ¿Para usted el Che Guevara fue un valiente?
-R: Fue un aventurero que nació en una familia oligárquica. Salió a recorrer Latinoamérica. Llegó a Cuba, se sintió cómodo y se quedó. No es una persona que tuviera una gran formación.
-P: ¿Y el subcomandante Marcos?
-R: Tiene motivaciones claras, pero sin querer está cumpliendo las estrategias anglosajonas. Todo lo que es el indigenismo es un arma más del imperialismo para la dominación de los países. Chiapas es un lugar donde existen enormes reservas petrolíferas que están rodeadas de indígenas. Por eso están los británicos. El comandante Marcos está impregnado de un catolicismo humanista de teología de la liberación y de intereses ingleses.
-P: ¿Las Fuerzas Armadas tienen que luchar contra el narcotráfico?
-R: Hay un nivel que tiene que hacerlo, que es el medio, el de las Fuerzas de Seguridad. El problema es que todo el que entra a luchar se corrompe, porque una bolsita sale 30 mil dólares. Nosotros no apoyamos que las Fuerzas Armadas luchen contra el narcotráfico. Cuando yo estaba en Panamá, el doctor Carlos Menem, me mandó a dos emisarios: Julián Licastro y el embajador Héctor Flores. Me necesitaba para recomponer el Ejército que estaba en estado de rebeldía. Me encontré con Menem, estaba César Arias, el mayor Pérez. Me dice: "Bueno paisano, necesito arreglar todas estas cosas de la institución". Me dio las soluciones y agregó: "Bueno, paisano, yo lo necesito al lado mío". Le expliqué que no podía quedarme con una de las partes desunidas del Ejército. El insistió: "Pero yo lo voy a necesitar". Le ofrecí que podíamos ocuparnos del narcoterrorismo. Conformamos un batallón de 200 comandos con la línea moral y ética nuestra. Después de esto nos sentamos en otra mesa: el coronel Baraldini, yo, César Arias, Gustavo Beliz, Raúl Granillo Ocampo, Gustavo Martínez Zuviría. Les expliqué que tenía un batallón de acción rápida para pelear contra el narcoterrorismo. Ahí nos dieron el visto bueno y nos pusimos a trabajar. Me llevaba del Ejército a los oficiales de los levantamientos para no incomodarlos en el Ejército en carácter de retirada. Después recibí la orden que no se hacía. Yo desconfiaba porque acá se libraba una batalla tremenda por el manejo de la droga. Había encontrado la manera de pelear en serio. Inmediatamente, sin decirnos nada, derogaron el proyecto. Que el narcotráfico lo manejaba el gobierno no quedaban dudas. Este batallón que lo teníamos diagramado tuvo una sorpresa, a sus oficiales empezaron a darlos de baja y los pusieron en disponibilidad.
-P: ¿No sueña con tener su propio 17 de octubre y que sea el pueblo quien lo libere como sucedió con el general Juan Domingo Perón?
-R: Para mí este es un reino de paso, no hecho raíces. A mí me van a venir a buscar de otro reino. No pienso participar en política. Tengo duros problemas personales, tengo que recomponer mi casa, el diálogo. Llevo diez años preso y mi situación económica, que también voy a tener que encaminar, es desastrosa.
-P: ¿Alguna vez le perdonó la vida al enemigo en la guerra?
-R: Qué pregunta difícil. Yo tengo que ser, siempre que combato, generoso con el enemigo cuando se rinde. Cuando los ingleses se rindieron en las islas los traté con generosidad, inclusive lo traté duramente porque nos dijo que le faltaba dinero y nos trató de ladrones. Mandé tres soldados a buscarlo y lo encontraron. De inmediato lo reté y él me pedía disculpas. Cuando volvimos fue generoso conmigo y hasta me ofreció un vehículo para llevarme diez kilómetros.
-P: ¿Las armas y la política van por distinto camino?
-R: No, las armas obedecen a la política. "Nosotros siempre podremos obtener fuerza de la razón", escribió Antonio, un amigo del subcomandante Marcos.
-P: ¿No cree que la represión de la década del 70 aniquiló a la juventud más idealista y valiosa de los últimos años?
-R: El imperialismo pagó a la juventud para que ataque y a los militares para que golpeen. Como no tenían experiencia dejaron el baño de sangre que aprovecharon los de afuera. Se perdieron de ambos lados, inútilmente, porque mordieron el anzuelo. Después siguieron rompiendo. El proceso: la pequeña y mediana empresa; Raúl Alfonsín: las Fuerzas Armadas, y Menem, los gremios. Se perdió mucha gente valiosa de uno y otro lado.
-P: ¿Cuánto hace que no canta "Aurora"?
-R: Diez años, pero acá cuando en las fechas patrias izamos la bandera cantamos "Aurora".
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