En aquella jornada, Perón dijo unas elocuentes palabras donde, aparte de revalorizar a los héroes y defensores de la soberanía de aquél país, también se auguró por el afianzamiento de la unión fraternal entre Argentina y Paraguay. El discurso fue publicado íntegramente por "El Tranviario Automotor", publicación de la UTA (Unión Tranviarios Automotor), de Septiembre de 1954, Nº325. Algunos párrafos son los siguientes:
(...)
"Vengo personalmente a cumplir el sagrado mandato encomendado por el pueblo argentino, de hacer entrega de reliquias que aspiramos sellen para siempre una inquebrantable hermandad entre los pueblos y entre nuestros países.
"No podría cumplir cabalmente ese mandato sin hacer presente en esta circunstancia nuestro júbilo y nuestro agradecimiento a la Providencia, que nos permite llegar a esta tierra de soñadores y de patriotas para ofrecerle lo más sagrado que tenemos en nuestra Patria: nuestra amistad y nuestro corazón.
(...)
"Representamos a un pueblo que se llama a sí mismo justicialista. En nombre de esa Nueva Argentina, con la que soñamos y para la que forjamos todos los días nuestro destino. En nombre de esa Nueva Argentina que ha reivindicado la justicia para sí, queremos reivindicarla también para todos los hombres de la tierra, alentados por el sentido cristiano de nuestro pueblo y de nuestro pais. Y agradezco a Dios, fuente de toda razón y de toda justicia, que me ha permitido en este día, invocándolo desde lo más profundo de mi alma, llegar hasta aquí no como portador sino como un hombre que viene a rendir homenaje al Paraguay, homenaje que en estas circunstancias tengo el insigne honor de rendir en el nombre sagrado del mariscal Francisco Solano López.
"Cumple al honor, a la justicia y a la grandeza de los pueblos y de los hombres rendir homenaje a los héroes que han sabido sacrificarse por la felicidad y por la grandeza de su patria...".
Y más adelante se referirá al reloj de oro que perteneció al entonces presidente Solano López y que le fuera quitado por las tropas brasileñas en Cerro Corá el 1º de Marzo de 1870, una vez que lo ultiman. El ejército del Imperio del Brasil se lo ofreció como "premio" a la Argentina por haber invadido el Paraguay federal e industrial. Juan Domingo Perón dijo lo que sigue:
"He querido, también, traer una prenda de uso personal del mariscal para entregarla yo mismo en forma que patentice nuestra admiración por él: es su reloj de oro, que pongo en manos del Excelentísimo señor presidente, rogando a Dios que él marque horas felices al pueblo paraguayo y dé grandeza a la nación hermana".
Los brasileños nunca devolvieron el espadín de oro que también le sustrajeron al héroe guaraní en 1870.
La obra "El Paraguay de Francia el Supremo a la Guerra de la Triple Alianza" de Vivian Trías, refiere, en fantástica síntesis, cómo fue la abnegación del último séquito que siguió a Francisco Solano López hasta el holocausto:
"En estos últimos días de López el nacionalismo deja de ser un concepto político para transmutarse en una pasión íntima. López ha cortado, a hachazos, esenciales atributos de la vida: el amor filial, la amistad, la piedad, la comprensión. Todo lo ha sacrificado a un fiero e insobornable patriotismo. ¡Cuánto ha sufrido! ¡Pero qué herencia ha legado a su pueblo y a toda la América estremecida!
"Sólo le queda un ejército de ancianos y niños, y cañones fundidos con el bronce de las iglesias. Marcha hacia el norte. La patria es ahora esa caravana patética; está, reside donde pisan los paraguayos fieles, y dispuestos a combatir. Es "la residenta", que libra una batalla desesperada en Peribebuy, con cañones cargados con piedras, vidrios y arena. En otro combate, Acosta Ñú, los niños se disfrazan con barbas postizas para que el enemigo pelee...".
En Cerro Corá morirán todos, los últimos guerreros defensores de la soberanía paraguaya. El ungido Coronel Francisco "panchito" Solano López, con sólo 14 años de edad e hijo del presidente Solano López, dicen que dijo, al verse desguarnecido por adultos soldados del Brasil que le pedían rendición, "¡Un coronel paraguayo no se rinde!". Allí lo ultiman. El vicepresidente anciano del Paraguay recibe un balazo que lo desploma a pocos metros de allí. El Mariscal Francisco Solano López alcanza a gritar "¡Muero con mi Patria!". Era el fin de la última empresa federal de Hispanoamérica.
3 comentarios:
Soy de Chile, muy buen articulo, que demuestra la valentia del pueblo paraguayo, junto con esto la nobleza de la argentina, de ser el unico pais que manifestara una señal fraternal con el paraguay su ex enemigo, a diferencia de brasil y uruguay, los cuales no tubieron igual señal de amistad.
Excelente artículo. Es lamentable ante esta muestra de desunión entre los pueblos de América, con la eterna sombra de los imperios detrás,que luego de tantos años no lleguen aún las disculpas de dos de los involucrados. Quien otro sino el General Perón y su gobierno podían llevar a cabo tan noble acción de reconocer los errores del pasado.
A dias de memorar aquel trágico acontecimiento...donde heroes de mi patria dan su vida. Debo resaltar mi grata sorpresa en encontrar este artículo, sin mucho que acotar agradezco al autor por dichas lineas...toda la razón para el Sr. Perón, sus palabras y un agradecimiento a todo aquel que mas allá de su nacionalidad brinde el debido respeto...
desde ya un abrazo fraterno.
Abel Arce
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