lunes, 18 de abril de 2011

MANUEL ANTONIO FRESCO, EL GOBERNADOR QUE OLVIDAMOS

Una imágen histórica. De izquierda a derecha, los hombres que aparecen de frente al público son: Roberto Noble (fundador del diario "Clarín"), el gobernador Manuel Fresco y, de bigotes espesos, Carlos Saavedra Lamas (bisnieto del brigadier general Cornelio de Saavedra y Premio Nobel de la Paz argentino).

“La masonería internacional, después de una lucha sorda entre los dirigentes ingleses y norteamericanos, ha resuelto definitivamente, con el propósito de amparar y defender el colosal poderío del capitalismo judío, que sea Norteamérica la verdadera heredera de Inglaterra, no solamente en lo que se refiere al manejo de la política internacional, sino muy especialmente en el dominio del mercado sudamericano y centroamericano, como así también la heredera de sus colonias y de sus enormes capitales colocados en las Américas, para lo cual presta Norteamérica importante ayuda proveyendo de material bélico al Imperio Británico, y víveres mientras no entre en la guerra actual, lo que parece poco probable (…)


También ha sido obra de la masonería, la revolución comunista de Rusia, es decir, la implantación del comunismo en la Rusia de los Zares, pues es un secreto a voces, que los revolucionarios comunistas, contaron con la fuerza de la Gran Estrella de Oriente, que mandó su directiva desde París y fueron cumplidas estrictamente en Moscú…”.


Esta sentencia pertenece a un folleto que se titulaba “Los Misterios de la Masonería”, de Carlos M. Silveyra, Editorial Patria, Buenos Aires (circa 1939/40). Silveyra fue un estrecho colaborador del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires don Manuel Antonio Fresco, conservador católico que ejerció ese mandato de 1936 a 1940.


Fresco era un ferviente nacionalista de elite que durante los últimos años de su gobernación fundó un movimiento político llamado Unión Nacional Argentina (UNA-Patria), ineludible organización por la que pasaron muchos de los que luego nutrieron, masivamente, a la Alianza Libertadora Nacionalista de Juan Queraltó (de tendencia nacional-peronista), entidad que venía funcionando desde 1935/36.


El gobernador Manuel Fresco fue un progresista en el mejor sentido de ese léxico. Un benefactor nacido en un pueblo de raigambre federal: Navarro, donde yace el camposanto del coronel Manuel Críspulo Dorrego, espacio físico que dio comienzo a la larga y sangrienta guerra civil entre federales y unitarios.


Esclarecido, Fresco fue uno de los pocos que se animó a cerrar instituciones hebreas de la provincia de Buenos Aires, y quizás el único dirigente que tuvo en su despacho un retrato de Benito Mussolini y otro de Adolfo Hitler, ambos dedicados a su persona.


La mención de Manuel Fresco, que aparece en boca de los que rondan ya las ocho o más décadas, posee un aura de respeto. Era un conservador que solía darse con el pueblo, el cual nunca mancilló su hoy injustamente olvidado nombre, a pesar de haber sido funcionario en plena “Década Infame”.

Una obra con toques "fresquistas": la entrada del cementerio de Azul, provincia de Buenos Aires. Este monumento pertenece a Francisco Salamone, arquitecto que tomó elementos del art-decó y el monumentalismo italiano típido de la Italia fascista. Soberbia obra para los tiempos.


Tan progresista fue su rol al frente de la provincia bonaerense que, en pueblos como Tapalqué o Azul, se habla en pleno siglo XXI de lo que fue la “arquitectura Fresquista”, rama de la arquitectura que, valga la redundancia, fue impulsada por el gobernador Manuel Fresco para el embellecimiento de esos antiguos fortines de frontera, ahora convertidos en prósperos mojones de civilización. ¿En qué consistió la llamada “arquitectura Fresquista”? Fue la puesta en escena de enormes monumentos que daban una maciza impresión (y figuración) del rol protector-paternalista que tenía el Estado para con la población. Seguramente, fue el génesis de una concepción que desde Inglaterra materializó John Maynard Keynes: el Estado de Bienestar, lo que aquí tuvo su cenit con la administración peronista de mediados de los años cuarenta y comienzos de la siguiente, salvando, claro está, las diferencias entre la teorización matriz y la puesta en práctica de Perón.


¿Hubo arquitectos “fresquistas”? Sí, el mayor de ellos fue el siciliano Francisco Salamone, apodado por los criollos como “el Arquitecto de las Pampas”. La huella de este peninsular personaje, cuya escuela vanguardista causa admiración por la osadía de sus estupendos trabajos, puede verse en Saldungaray, Tapalqué, Azul, Guaminí, Laprida, etc., etc.


Manuel Fresco lo llamó a Salamone para que haga obras y de toques distintivos y exóticos a los paisajes camperos de esos pueblos mansos. Hizo decenas de obras, entre plazas, edificios municipales, portales de cementerios, bancos, luminarias y demás construcciones públicas.


Otro constructor definidamente “fresquista” era Bustillo, el hacedor de varias de las obras más importantes de Mar del Plata, como el Casino que bordea sus playas, ícono de la “Perla del Plata”.


Caída en desgracia la administración de Fresco en 1940, también vino el ocaso del arquitecto italiano Francisco Salamone: su nombre fue desdeñado, su obra jamás restaurada y su espacio en la historia reducido a la nada. Hasta la irrupción de Juan Perón, el nombre del ex gobernador también quedó relegado de las habladurías y las crónicas.


Una última nota de color: fue ministro de Gobierno de la administración de Manuel Fresco, el señor Roberto Julio Noble, fundador, en 1945, del actual diario “Clarín”. En los archivos, si se sabe buscar, hay editoriales del creador del periódico en los que habla bien del Fascismo italiano.


En 1946 sobrevino el Movimiento Nacional Justicialista en la escena política nacional, a cuyos principios doctrinarios se alió Manuel Antonio Fresco a través de una postura conservadora independiente. No ejerció ningún cargo público en el peronismo, pues dio una apoyatura periférica.


Farola o luminaria de Salamone, en la plaza central de Azul. Nótese el efecto óptico de las baldosas del lugar, que asemejan estar onduladas. Aquí hay reminiscencias del gobernador bonearense Fresco, impulsor de las obras de Salamone en la pampa argentina.


Al paso de los años, Fresco los enfrentó ejerciendo su profesión de médico. Murió olvidado el 17 de noviembre de 1971 en la provincia de Buenos Aires, como no podía ser de otro modo.

Por Tigre Capiango

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente recuerdo a un gran patriota y gobernante que la sinarquia ha difamado hasta las nauseas.

Anónimo dijo...

Excelente post. Muchas gracias.

Anónimo dijo...

El Dr. Fresco fue uno de los mas grandes gobernadores que tuvo la Republica Argentina.