Juan Facundo Ouiroga nació en San Juan de las Manos, Provincia de La Rioja en 1788. Su padre fue el estanciero José Prudencio Quiroga, a quién Facundo ayudó a conducir sus propiedades a partir de los 16 años. Tras un breve paso como voluntario por el Regimiento de granaderos a caballo, en Buenos Aires, regresó en 1816 a La Rioja, donde colaboró activamente con el ejército del norte que luchaba contra los realistas, proveyéndolo de ganado y tropas. El Padre de la Patria, capitán general don José de San Martín, en una de las tantas correspondencias que mantuvo con Facundo, le mandó decir que éste era "un buen patriota y un hombre de coraje". En 1818 recibió de Pueyrredón el título de "benemérito de la Patria" y a fines de ese año intervino destacadamente para sofocar un motín de prisioneros españoles en San Luis.
A partir de 1820, con el cargo de jefe de las milicias de Los llanos, se inició en La Rioja la preponderancia de Quiroga. Además asumió la gobernación de la provincia, aunque sólo fue por tres meses, pero en los hechos continuó siendo la suprema autoridad riojana.
Quiroga brindó su apoyo entusiasta al Congreso de 1824 reunido en Buenos Aires, pero pronto se produjo su ruptura con los unitarios porteños. Junto a los otros gobernadores que resistían la política centralista de Rivadavia que culminó con la sanción de la Constitución unitaria, se levantó en armas contra el presidente, enarbolando su famoso lema de "Religión o Muerte". Su lucha contra los unitarios había comenzado, en realidad, en 1825, cuando Quiroga derrotó a Lamadrid - usurpador del gobierno de Tucumán - en El Tala y Rincón de Valladares.
Caído Rivadavia, Quiroga apoyó la efímera gestión de Dorrego, cuyo fusilamiento volvió a encender la chispa de la guerra civil. Facundo se convirtió entonces en figura descollante del movimiento federal y, en el interior, enfrentó a las fuerzas unitarias del General Paz. El Tigre de Los Llanos, como lo llamaban amigos y adversarios, cayó derrotado en La Tablada y en Oncativo.
En Buenos Aires, con la ayuda de Rosas, formó una nueva fuerza, llamada División Auxiliar de Los Andes. Al frente de ella ocupó San Luis y Mendoza, en Córdoba persiguió a Lamadrid - el jefe de las fuerzas unitarias después de la captura de Paz - y, ya en tierra tucumana, lo derrotó completamente en La Ciudadela. En esos momentos su poder y su prestigio alcanzaban el punto más alto. Después de participar en la etapa preparatoria de la campaña del desierto realizada por Rosas (1833), permaneció con su familia en Buenos Aires durante un tiempo. Aquí Quiroga dedicó el resto de su vida a intentos (solo o con otros federales) de convocar un congreso constituyente para formar la estructura orgánica de una república federal.
Rosas se opuso enérgicamente a tal designio, arguyendo que una organización formal de esa naturaleza era prematura e insensata hasta tanto las provincias no hubieran creado sus estructuras políticas individuales y una saludable vida institucional, citando el ejemplo de los Estados Unidos, que no admitía que un territorio tomase plena participación en la vida política nacional hasta haber formado su propio gobierno.
En 1834 el gobernador provisional de Buenos Aires, Manuel Vicente Maza, decidió mediar en el conflicto que mantenían el gobernador salteño, Pablo de la Torre, con el de Tucumán, Alejandro Heredia. Este último quería colocar a su hermano en el gobierno de Salta, aún recurriendo a la fuerza. Jujuy aprovechó para separarse de Salta a la que estaba subordinada aún.
Maza solicitó a Quiroga, que se encontraba en Buenos Aires, que mediara en representación de la provincia. El riojano partió con instrucciones escritas y en la estancia de Figueroa, en San Antonio de Areco, se despidió de Rosas, quien le prometió una carta para los gobernadores en donde explicaría su posición ante la organización del país. Esta carta la portaba Quiroga el día de su muerte, fechada el 20 de diciembre de 1834. Se conservan todavía hoy sus manchas de sangre impregnadas en tan valioso documento.
Otra de las apreciaciones que el Restaurador de las Leyes le hizo saber al Tigre de los Llanos antes de que se dictara una Constitución Nacional, decía lo siguiente: "Una república federal, es una quimera y un desastre si los estados confederados no están bien organizados, lo que no ocurre en este momento en que las provincias no tienen todavía instituciones locales, en que los pueblos están minados por los unitarios anarquistas y por los agentes secretos de otras naciones y de las grandes logias revolucionarias que tienen en conmoción a toda Europa. No es posible la organización de la nación, sin antes arreglar la de las provincias. La constitución nacional y el gobierno federal son el coronamiento final de la obra y no el comienzo. (...) Es menester primero, que las provincias se constituyan orgánicamente en su interior y se vinculen entre sí. (...) Nuestra tarea actual debe ser destruir en los pueblos los elementos de discordia encarnados en los unitarios, aspirantes y enemigos del orden, promover y fomentar en cada gobierno provincial es espíritu de paz, y cuando esto se haga visible en todas partes, entonces tendremos los cimientos por medio de los cuales, sin bullas ni alborotos, colocaremos las cosas en tal estado de madurez que cuando se reúna un Congreso Constituyente, encuentre casi todo hecho... (...)".
Cuando llegó a Santiago del Estero se enteró del asesinato del gobernador salteño y conjuntamente con Ibarra, Heredia y el representante de Salta acordaron la paz e impedir toda anexión de Jujuy a Bolivia.
Quiroga desoyó un aviso que le advertía no pasar por Córdoba, donde gobernaba José Vicente Reinafé figura no grata para Quiroga, por un posible atentado contra su vida. El 16 de febrero de 1835, en Barranca Yaco, la galera que lo trasladaba fue atacada por unos hombres al mando de Santos Pérez, él y casi todos sus acompañantes fueron asesinados.
Su genio no reconocía limitaciones, como si una fuerza de la naturaleza lo empujara siempre. Apasionado, tormentoso, contradictorio, perfilado en un drástico juego de luces y sombras, idolatrado y aborrecido, estaba hecho de la sustancia de los grandes conductores, con su intuición incomparable, el conocimiento de sus paisanos que le había dado un intenso comercio con los hombres, su fe corajuda en el propio destino, su arbitrariedad, su valentía inigualada y ese magnetismo que le infundía calidades de jefe nato.
Cuando lo mataron, el mito de Facundo era mucho más importante que la persona del general Quiroga. Por eso el mito siguió viviendo muchos años en la imaginación ferviente de sus paisanos. De todos modos, hizo cuanto pudo para ver constituida su Patria a la manera que él concebía. Y cuando debió luchar, peleó con alma y vida, como un demonio. Ciertamente el Tigre de los Llanos fue un hombre excepcional y su vida también lo fue.
Su recuerdo sigue aún vigente en los llanos de La Rioja, donde perduran las leyendas que en su tiempo contribuyeron a conformar el mito: el general no dormía nunca., el general leía el pensamiento, al general no se lo podía engañar, el general no estaba muerto sino escondido “en los reinos de arriba”.
“…Ved girones de ponchos y lanzas
en duro entrevero bajo el quebrachal,
y la voz de Quiroga, un trueno,
acallado por ser federal...”
BRIGADIER GENERAL DON JUAN FACUNDO QUIROGA...
¡ASESINADO COBARDE Y VILMENTE POR ARGENTINO, PATRIOTA, FEDERAL, GAUCHO Y HOMBRE DE TIERRA ADENTRO!
¡ULTIMADO POR SU BRAVO Y CORAJUDO ESPIRITU, JUGÁNDOSE Y PONIENDO EL PECHO CUANDO LOS DESTINOS DE LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA PELIGRABAN POR LOS SALVAJES UNITARIOS MASONES Y ANARQUISTAS DE ENTONCES!
¡A 172 AÑOS DE SU DESAPARICIÓN FÍSICA A MANOS DE LOS TRAIDORES A DIOS Y LA PATRIA, QUE CON SU CRIMEN CEGARON, QUIZAS PARA SIEMPRE, JUNTO A OTROS ACONTECIMIENTOS DE LESA PATRIA, LA GRANDEZA Y LIBERACIÓN DE LA PATRIA!
¡NI OLVIDO, NI PERDÓN! ¡RELIGIÓN O MUERTE!
4 comentarios:
VIVA FACUNDO QUIROGA!
VIVA LA PATRIA!
RELIGION O MUERTE!
¡¡¡Viva Quiroga ,Tigre de los LLanos!!!
La patria criolla,hispanica,catolica y federal no olvida a este heroe de la identidad popular argentina
Jinete maravilloso al grito de religion o muerte ,peleo por nuestra identidad nacional
Viva el tigre de los Llanos!!!
Ni olvido ni perdón a los salvajes unitarios.
Frente a las herejías Rivadavianas los Quiroguistas tenemos un grito de guerra: RELIGIÓN o MUERTE!!!
La verdad son unos salames a cuerda hermano...
cuentennos sobre los grandes aportes del cristianismo a la humanidad ...
ideologias asesinas como la suya nos rebanaron parte de nuestro pueblo, muchos de ellos grandes intelectuales como los torturados durante la noche de los bastones largos
aclaro que no soy marxista para nada, pero nada me da mas asco que una bola de ignorantes reivindicando la muerte por algo tan discutible como la "patria"
por que no encuentro una mesa de su agrupacion en sociales, a ver??
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